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Curando las Heridas

Después del abrazo, el aire entre Felix y Hyunjin comenzó a calmarse, pero el ambiente seguía cargado de emociones no resueltas. Felix, al sentir que su lobo interior se había calmado, recuperó su color de ojos natural, el marrón cálido que siempre lo había caracterizado. Sin embargo, los ojos de Hyunjin seguían brillando con un resplandor verde esmeralda, un recordatorio de la lucha interna que había vivido, de su instinto alfa que aún no había cedido completamente.

Sin decir palabra alguna, Felix caminó hacia las escaleras, seguido de cerca por Hyunjin. Aunque el silencio reinaba entre ellos, ambos sabían que algo aún no se había solucionado. Felix quería hablar, quería entender qué había pasado entre ellos, pero no lo hizo. El ambiente parecía demasiado tenso para una conversación.

Al llegar a la habitación de Hyunjin, Felix se detuvo por un momento en el umbral de la puerta, observando cómo el alfa se dirigía rápidamente al baño, seguramente en busca de algo para curarse. El lobo de Felix quería acercarse, deseaba ayudar, pero la distancia emocional que sentía lo frenaba. Sin embargo, no podía dejar a Hyunjin herido, no podía simplemente ignorarlo.

Felix se acercó rápidamente a un cajón y comenzó a buscar el botiquín. En cuanto lo encontró, se dirigió hacia Hyunjin con firmeza. El alfa ya estaba sentado en la cama, mirando al frente, mientras su mejilla aún mostraba signos de la bofetada que había recibido.

—Déjame ayudarte —dijo Felix, con un tono que, aunque calmado, aún llevaba consigo algo de tensión. Sin esperar respuesta, comenzó a preparar todo lo necesario para limpiar la herida de Hyunjin.

Hyunjin, observando el gesto de Felix, no pudo evitar sentir un pequeño alivio. El omega lo estaba cuidando, incluso después de todo lo que había sucedido entre ellos. Algo en su interior comenzó a calmarse, y la calidez de Felix hizo que se relajara un poco más. A medida que el omega limpiaba la herida, los ojos de Hyunjin, que antes brillaban en su tono esmeralda, comenzaron a tomar su color natural, un marrón oscuro que reflejaba la tranquilidad que sentía bajo el cuidado de Felix.

Felix, con manos suaves y cuidadosas, comenzó a limpiar la herida de Hyunjin, retirando la sangre que aún quedaba en su mejilla. El silencio se hizo más profundo entre ellos, pero en lugar de sentirse distante, Felix sentía una cercanía reconfortante.

—Lo siento... —murmuró Hyunjin, su voz llena de arrepentimiento mientras observaba a Felix. Aunque sus ojos ya no brillaban como antes, su tono mostraba vulnerabilidad.

Felix no respondió de inmediato. Se concentraba en cuidar la herida, como si eso fuera lo único importante en ese momento. Después de unos minutos, levantó la vista hacia los ojos de Hyunjin y, con una leve sonrisa, dijo:

—No te lo voy a dejar pasar tan fácilmente, Hwang... —su tono era firme, pero la sonrisa suavizaba sus palabras—. Pero no quiero seguir enojado contigo.

Hyunjin, al escuchar eso, suspiró aliviado. La tensión que había sentido todo el día finalmente empezó a desvanecerse. No sabía cómo habían llegado hasta ahí, pero lo que sí sabía era que, aunque aún quedaran muchas cosas por resolver, estaban dispuestos a seguir adelante.

—Te prometo que nunca más haré algo que te lastime... —respondió Hyunjin, su voz sincera, llena de arrepentimiento y amor.

Felix asintió y, en lugar de decir algo más, se recostó junto a él, dejando que el silencio hablara por ambos. Había muchas cosas que no se decían, pero por primera vez en mucho tiempo, ambos sabían que lo que importaba era estar juntos, sin más peleas, sin más barreras.

POR CULPA DEL ENOJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora