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Enfrentando el Silencio

El día había pasado tranquilamente después de la intensa conversación y la curación de la herida de Hyunjin. Ambos habían permanecido en la habitación, recostados uno junto al otro, sin hablar demasiado, pero con una paz silenciosa que los rodeaba. El sonido suave de la respiración de Felix y el cálido abrazo de Hyunjin parecían ser la única compañía que necesitaban, como si el mundo exterior no existiera. Sin embargo, esa calma no duró mucho.

Felix, recostado sobre el pecho de Hyunjin, estaba absorto en sus pensamientos. No podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido, en cómo se había sentido al ver a Hyunjin tan distante, tan diferente a la persona que conoció. Había tantas preguntas sin respuesta, y aunque se sentía más tranquilo, la incomodidad seguía latente en su interior.

Hyunjin, por su parte, no podía dejar de notar el silencio tenso que los rodeaba. Estaba consciente de la reacción de Felix, del enojo que aún no se había disipado por completo. A pesar de que su lobo interior también se sentía aliviado por la cercanía de su omega, algo en su corazón seguía pesado. Sabía que no podía dejar las cosas así, que debía hablar, pero al mismo tiempo, temía que sus palabras solo empeoraran las cosas.

De repente, el silencio se rompió cuando Felix, incapaz de mantenerse en calma por más tiempo, se apartó un poco de Hyunjin. Se sentó en la cama, mirando al frente, con la vista fija en la pared.

—¿Sabes qué? —dijo Felix, su voz cargada de frustración—. No me gusta cuando te comportas de esa manera, Hyunjin. No me gusta que me ignores ni que me hagas sentir como si no importara.

Hyunjin, sorprendido por las palabras de Felix, se incorporó ligeramente en la cama, mirando al omega con un brillo de confusión en sus ojos.

—Felix, yo... —empezó a decir, pero fue interrumpido.

—No, espera —dijo Felix, levantando una mano—. No quiero que sigas diciéndome que todo está bien, que las cosas se solucionan solas, porque no es así. Yo también soy una persona, y no siempre puedo dejar que me hagas sentir como si lo que hago no importa.

La tensión en el aire aumentó, y Hyunjin sintió cómo su corazón se aceleraba. No sabía cómo manejar esta conversación, no sabía cómo calmar a Felix. Sabía que había cometido errores, pero al mismo tiempo, sentía que estaba siendo atacado sin quererlo. A pesar de todo, algo en él quería escuchar lo que Felix tenía que decir, quería entender.

Felix, sin mirarlo, continuó, su voz más baja, pero aún cargada de molestia:

—Y es que, ¿por qué me haces esto, Hyunjin? ¿Por qué haces que todo sea tan complicado cuando podría ser fácil? Yo no quiero pelear, pero tampoco puedo quedarme callado cuando tú haces cosas que me lastiman.

Hyunjin lo miró fijamente, sabiendo que esto era algo que debía escuchar. Sabía que no podía seguir esquivando los problemas entre ellos. Se acercó lentamente a Felix, su expresión seria pero con un toque de tristeza.

—Felix... no quiero que me veas de esa manera. No fue mi intención... —sus palabras eran sinceras, pero algo en su voz mostraba inseguridad.

Felix giró la cabeza, mirando a Hyunjin por un momento, antes de responder, con un suspiro pesado.

—No quiero que me hables así, ni que me trates como si fuera alguien que siempre estará ahí sin importar lo que pase. Yo también tengo mis límites, y me duelen las cosas que haces, aunque no lo muestre.

Hyunjin sintió un nudo en el estómago. Nunca quiso hacerle daño a Felix, pero sabía que a veces sus impulsos y su naturaleza alfa no lo dejaban ver cómo sus acciones afectaban a su omega.

—Lo siento, Felix —dijo, con sinceridad—. No quiero que me veas como una persona que te va a hacer sufrir. Yo... realmente te aprecio, y no sé qué haría sin ti.

Felix lo miró en silencio durante un momento. Sus ojos brillaban con algo entre la frustración y el dolor, pero también con algo que solo él podría entender: una necesidad de ser comprendido.

Finalmente, Felix suspiró profundamente. Se levantó de la cama y caminó hacia la ventana, donde se quedó mirando el cielo estrellado.

—Lo que quiero es que no me ignores más, Hyunjin. Que no me hagas sentir que no te importo. —Se giró hacia él, sus ojos ya no mostrando solo enojo, sino una tristeza palpable—. Porque aunque estés enojado o molesto, no quiero que me dejes de lado.

Hyunjin lo observó desde la cama, con una expresión de sorpresa. Sus ojos esmeralda se suavizaron mientras entendía el dolor que Felix estaba expresando. El corazón de Hyunjin latió con fuerza en su pecho, y una punzada de culpa lo atravesó.

—Lo siento —respondió, esta vez sin la barrera de su orgullo, solo con vulnerabilidad—. Prometo que no volveré a hacerte sentir así. Nunca quise que me sintieras tan lejano.

Felix, mirando a Hyunjin, parecía más calmado. Sus palabras aún flotaban en el aire, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que había dado el primer paso para sanar las heridas entre ellos. Su tono se suavizó un poco cuando miró a Hyunjin de nuevo.

—Me molesta cuando me haces sentir invisible —dijo, sus palabras bajas, casi como un susurro.

Hyunjin se levantó de la cama y caminó hacia él, con un gesto de arrepentimiento. Sin pensarlo dos veces, se acercó a Felix y, con una mano en su mejilla, lo miró a los ojos.

—Nunca quise hacerte sentir invisible, Felix. Te prometo que nunca más lo haré —dijo suavemente.

Felix, al sentir el toque de Hyunjin, cerró los ojos por un momento, dejando que la calma regresara. Pero entonces, con una sonrisa ligera en sus labios, y una chispa de picardía en sus ojos, dijo:

—No me importa si estamos enojados... quiero que me hagas tuyo.

Las palabras, aunque sorprendentes, rompieron la tensión del momento. Ambos se miraron, y a pesar de todo lo que había pasado, un pequeño destello de diversión brilló en los ojos de Felix.

Hyunjin sonrió, sintiendo cómo su corazón se aligeraba al escuchar las palabras de su omega. La discusión, aunque intensa, los había acercado más de lo que imaginaban.

Felix, sin embargo, aún tenía algo más que decir. Volvió a acercarse a Hyunjin, con una expresión más seria, y sus ojos brillando de manera decidida.

—Pero eso no significa que todo esté resuelto, ¿eh? Todavía tengo mis dudas.

Hyunjin sonrió, sabiendo que el camino hacia la reconciliación era largo, pero al menos en ese momento, ambos habían dado el primer paso.

POR CULPA DEL ENOJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora