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Durante el receso, Felix y Hyunjin se encontraron en el pasillo, lejos de la multitud de estudiantes que iban y venían entre las aulas. Felix lo miraba con ojos serios, todavía preocupado por la herida en el labio de Hyunjin, mientras el alfa intentaba restarle importancia con una sonrisa despreocupada.

—Hyunjin, de verdad, ¿qué fue lo que pasó? —preguntó Felix, insistiendo. Sabía que su alfa intentaba no preocuparlo, pero él necesitaba saber la verdad.

Hyunjin suspiró, mirándolo con ternura antes de responder.

—Está bien, te lo diré… —dijo, rascándose la nuca—. Un tipo empezó a decir cosas… sobre nosotros. Cosas que no iba a permitir. Así que… bueno, simplemente le dejé claro que tiene que respetarnos.

Felix lo miró, y aunque una parte de él estaba agradecida por la protección, otra estaba preocupada. Sabía que Hyunjin siempre actuaría en defensa de los suyos, pero tampoco quería que él estuviera constantemente en peleas por su causa.

—No tienes que pelear por lo que digan los demás, Hyunjin. —Felix le tomó la mano con cariño—. No me importa lo que piensen. Estoy contigo porque así lo quiero, no necesito que nadie lo apruebe.

Hyunjin lo observó en silencio, conmovido por sus palabras, y apretó su mano con suavidad.

—Lo sé, Lix… Pero no puedo evitarlo. Quiero que estés bien, y no puedo permitir que nadie te falte al respeto —contestó en voz baja, con sinceridad.

Felix suspiró y asintió, comprendiendo que esa era una parte fundamental de su personalidad. Era un alfa protector y dedicado, y Felix valoraba eso. Sin embargo, no quería que esa protección se convirtiera en una carga para él.

—Bueno, entonces, prométeme que la próxima vez intentarás resolverlo sin golpes, ¿sí? —le dijo con una sonrisa traviesa, tratando de aliviar el momento.

Hyunjin sonrió, asintiendo.

—Está bien, lo prometo. Aunque… no puedo garantizar que me aguante siempre —dijo con una risita, provocando que ambos soltaran una pequeña carcajada.

De repente, se acercaron Jisung y Minho, quienes los habían estado buscando durante el receso. Al ver el labio partido de Hyunjin, Jisung alzó una ceja con curiosidad.

—¿Qué te pasó, Hyunjin? ¿Estabas entrenando con los de boxeo? —preguntó, bromeando para quitarle hierro al asunto.

Hyunjin soltó una carcajada y se encogió de hombros.

—Digamos que tuve una pequeña charla… con alguien que necesitaba un par de consejos —respondió, guiñándole un ojo a Jisung.

Minho soltó una risa, aunque luego miró a Felix, más serio.

—Felix, sabes que puedes contar con nosotros también, ¿verdad? No tienes que pasar por esto solo —le dijo, poniendo una mano en su hombro.

Felix sonrió, mirando a sus amigos, agradecido por el apoyo.

—Lo sé, Minho. Y gracias. —Felix miró a Hyunjin, sonriendo—. Sé que con ustedes a mi lado, todo va a estar bien.

El sonido de la campana anunció el fin del receso, y los cuatro regresaron a clase, cada uno sintiéndose un poco más fuerte gracias a la amistad y al vínculo que los unía.

Después de varios minutos en clase, Felix comenzó a notar algunas miradas incómodas dirigidas hacia él. Varios omegas lo miraban con desprecio y susurraban entre ellos, soltando miradas de desdén. Felix intentaba ignorarlo, pero la incomodidad crecía cada vez más; sabía que esos rumores probablemente eran parte de la crueldad que algunos podían mostrar cuando alguien se destacaba o era diferente.

En el receso, mientras estaba con Hyunjin, se encontró de repente cara a cara con Yeji, una omega que se detuvo frente a ellos con una expresión altiva y burlona.

—Miren quién tenemos aquí —dijo, observándolo con una sonrisa sarcástica—. Aquí está el omega que le abrió las piernas a Jisoo.

El comentario cayó como un balde de agua fría, y las palabras de Yeji resonaron en los oídos de Felix, que sintió cómo se le helaba la sangre. El corazón le latía con fuerza, y apenas podía procesar lo que acababa de escuchar.

Hyunjin, que hasta ese momento había estado tranquilo, frunció el ceño de inmediato. La seriedad en su mirada reflejaba la sorpresa y la incredulidad que lo invadían al escuchar semejante acusación. Se giró hacia Felix, observándolo con una mezcla de preocupación y confusión.

—Felix… —dijo en voz baja, intentando controlar su tono—. ¿Es eso verdad?

Felix, aún en shock, miró a Hyunjin directamente a los ojos, sintiendo una mezcla de tristeza y decepción al ver la duda momentánea en su alfa. Respiró hondo, sintiendo cómo las palabras le quemaban en la garganta, y negó con firmeza, sus ojos llenos de sinceridad.

—No, Hyunjin. Eso es mentira. Yo jamás haría algo así —dijo con voz temblorosa, pero firme. Sabía que Hyunjin le creería, y que la confianza entre ellos era más fuerte que cualquier rumor.

Hyunjin sostuvo su mirada, observando cada detalle de su expresión, buscando la verdad en sus ojos. Al ver la sinceridad en el rostro de Felix, su semblante cambió, y sus facciones se suavizaron. Se giró entonces hacia Yeji, con la mandíbula apretada y la mirada fría.

—Yeji, te voy a decir esto una sola vez —dijo Hyunjin en un tono bajo, pero cargado de autoridad—. No vuelvas a hablar así de Felix. No tienes idea de lo que estás diciendo, y no permitiré que lo insultes de esa manera.

Yeji se encogió de hombros, fingiendo desinterés, aunque sus ojos reflejaban el disgusto que sentía.

—Solo digo lo que todos piensan —replicó ella, antes de alejarse con una risa burlona.

Felix observó cómo se alejaba, sintiéndose más tranquilo al saber que Hyunjin lo había defendido. Sin embargo, la tristeza y el malestar por el rumor seguían presentes en su corazón. Hyunjin se volvió hacia él, colocando una mano reconfortante sobre su hombro.

—No le prestes atención, Felix. Solo están celosos y buscando hacer daño. Yo confío en ti, ¿de acuerdo? —le dijo, mirándolo con cariño.

Felix asintió, agradecido por el apoyo de Hyunjin, aunque en el fondo no podía evitar sentir el dolor de haber sido señalado injustamente. Sabía que no sería fácil enfrentar los comentarios de los demás, pero la presencia de Hyunjin a su lado lo ayudaba a sentirse un poco más fuerte.

POR CULPA DEL ENOJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora