POR CULPA DEL ENOJO

9

Minutos despues

Felix sintió cómo el corazón le latía con fuerza mientras Hyunjin lo miraba intensamente. La vulnerabilidad que ambos habían compartido en la conversación anterior les había llevado a un lugar más profundo, donde las palabras se entrelazaban con el deseo.

Con un movimiento suave, Hyunjin se acercó más a Felix, sus cuerpos casi fusionándose, y la tensión que había estado presente en el aire se transformó en una energía palpable. Hyunjin acarició el rostro de Felix con ternura, su mano se deslizó hacia su cuello, sintiendo la calidez de su piel.

-Felix -murmuró, su voz en un susurro cargado de emoción-. Prometo que estaré aquí, que no te dejaré sentirte solo.

Felix sintió una oleada de calma ante las palabras de Hyunjin. La conexión que tenían iba más allá de los malentendidos y las discusiones. Era una promesa silenciosa de que, a pesar de las dificultades, siempre encontrarían el camino de regreso el uno al otro.

-Lo sé -respondió Felix, su voz temblando ligeramente-. Solo necesito saber que estás dispuesto a luchar por nosotros.

Hyunjin asintió, su mirada fija en los ojos de Felix, como si cada palabra que salía de su boca fuera un pacto. Sin soltar el cuello de Felix, comenzó a mover sus caderas con una lentitud deliberada, sintiendo cómo los gemidos de Felix resonaban en su pecho. Era un sonido que lo llenaba de calidez, un recordatorio de que estaban juntos en esto.

-Siempre lucharé por ti -dijo Hyunjin, aumentando el ritmo, sintiendo cómo la pasión crecía entre ellos. Cada movimiento estaba impregnado de deseo, pero también de un profundo amor y anhelo.

Felix cerró los ojos, dejando que la sensación lo envolviera. La conexión física era intensa, pero la emocional lo era aún más. Se sentía vivo, como si cada latido de su corazón resonara en perfecta armonía con el de Hyunjin.

-Hyunjin... -gimió, su voz un eco de la mezcla de placer y vulnerabilidad que compartían.

Hyunjin, sintiendo la respuesta de Felix, se inclinó hacia él, sus labios capturando los de Felix en un beso profundo y apasionado. Era un beso que hablaba de promesas, de perdón y de la belleza de estar juntos, a pesar de las tormentas que habían enfrentado.

Ambos se perdieron en la intensidad del momento, el mundo exterior se desvaneció, y solo existían el uno para el otro. Con cada movimiento, con cada caricia, reafirmaban su compromiso de no dejar que el silencio y la distancia se interpusieran entre ellos nuevamente.

La noche avanzaba, y con ella, los ecos de sus corazones se entrelazaban en una sinfonía de amor y entendimiento. Ambos sabían que el camino por delante no sería fácil, pero en ese instante, estaban dispuestos a enfrentarlo juntos.