Mira hacia ambos lados, no puede observar a nadie, el centro comercial está vacío. Susana se encuentra frente a la hamburguesería. Esta se le hacía muy llamativa, había algo que le decía que debía entrar, no sabía qué, pero ella siempre sigue a sus instintos.
Cautelosamente se dirigió con paso muy cuidadoso, porque además de atraerle, sentía una mala vibra proveniente de aquel restaurante.
Un paso. Todo seguía sin luz.
Un paso más cerca. Olía delicioso
Otro paso más cerca. Notó un mesón de madera.
Uno más. Detalló una botella destapada de vino en una hielera.
Llegó a mesón. Y divisó a alguien, sentado al otro extremo del salón.
Se sentó en la primera silla que vio, la más cerca de ella.
- ¿Qué quieres? – preguntó bajo, pero el sujeto alcanzó a oírla. - ¿Por qué me llamas? – cuestionó. - ¿De qué te sirvo? – se quejó.
- Nada – dijo el hombre. – No sirves para nada. – la tenue luz sólo alumbraba el mesón.
Perpleja ante la respuesta, trata con algo más.
- ¿Me dirás alguna vez quién en realidad eres? – dice, con cuidado.
- Sabes quién soy.
- No, no lo sé. Sé tu nombre solamente, pero no te conozco.
El hombre se inclina hacia adelante, revelando su traje caro, su barba y su redondo rostro.
- Me temo que morirás con la duda, chiquilla ingenua – usa tono brusco al hablar.
- Dime cómo sabes tú, quien soy yo, entonces.
- Tu amigo me contó sobre ti. Pero parece ser que no sucedió lo mismo en tu caso. – sonríe maliciosamente. Susana sólo quiere respuestas, no que la molesten.
- Tu no conoces a Bruce como yo. No tienes derecho a juzgarlo. – casi escupe las palabras de la rabia que se acumula en su interior.
- ¿Quién juzga a quien en esta conversación, pequeña? Piensa.
- ¡Dime como me conoces, cómo sabes de mí! – le grita. Frustrada por no saber aún nada.
- Ya te dije, niña.
- ¡No es cierto, Bruce no me oculta nada, él no me oculta nada! ¡Si te conociera, me hubiera hablado de ti! – Se levanta, no lo soporta más.
- Al parecer tú eres la que no lo conocía bien. ¡Te mintió y lo sabes! – este le gruñó.
- No, él no me oculta nada, él no me oculta nada. – Desesperada. Todavía no ha avanzado nada en cuanto a respuestas.
- ¡No lo trates como si estuviera vivo! ¡El tipo está más muerto que tu corazón! – le dice este.
- No...
- Sí. Y sabes que todo fue tu culpa.
- ¡NO!
- Y no hay nada para arreglar lo que hiciste, eres una imbécil.
- ¡Cállate!
- Eres una ASESINA.
Susana se levanta tan rápido que su cabeza choca contra la cama de arriba, haciendo un fuerte ruido, despertando a Mariana, quien se despierta sobresaltada.
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Terremoto Emocional...
RomantizmEsta historia está basada en una joven, que se enfrentará a momentos duros y doloros en la Universidad, aunque también entenderá que no todo mundo puede lastimarla. Historia Original, no copiar. Gracias Espero sea de su agrado ;)