𝟙𝟚

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𝘐𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭𝘢𝘣𝘭𝘦

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𝘐𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘰𝘭𝘢𝘣𝘭𝘦


𝐍𝐈𝐍𝐀'𝐒 𝐏𝐎𝐕

Alejandro me recogió en su coche para ir juntos a la gala, y aunque intenté mantener la calma, cada segundo que pasaba a su lado parecía despertar una mezcla de nervios y emoción que no lograba controlar. Él iba impecable, con un traje negro que resaltaba cada línea de su cuerpo, ajustado de manera precisa, como si hubiera sido diseñado exclusivamente para él. Su camisa blanca contrastaba con la sobriedad del traje, y llevaba una corbata oscura que realzaba su porte elegante. El brillo tenue de los faroles en la carretera resaltaba sus facciones, afiladas y serias, y sus ojos parecían más intensos bajo la luz que se colaba a través de las ventanas del coche.

Además, su perfume, una fragancia intensa y sofisticada, llenaba el auto. Era un aroma amaderado, profundo, con notas de especias que me envolvía y me hacía sentir mareada, pero en el mejor de los sentidos. Me perdía en ese olor, en la cercanía de su presencia tan imponente, y aunque intentaba distraerme mirando por la ventana, cada vez que giraba el volante y sus manos fuertes lo rodeaban con destreza, mi pulso se aceleraba.

Él, consciente de mi incomodidad, me miró de reojo, dedicándome una sonrisa suave que me hizo sentir expuesta y algo torpe.

—Estás preciosa —dijo, con un tono bajo pero directo, que hizo que mi piel se erizara.

—Gracias —respondí, casi en un susurro, intentando que mi voz no reflejara el torbellino interno que estaba sintiendo.

El resto del trayecto transcurrió en silencio, pero no un silencio incómodo. Era como si ambos estuviéramos inmersos en pensamientos propios, como si el aire estuviera cargado de cosas que ninguno se atrevía a decir. Finalmente, al llegar a la alfombra roja, el coche se detuvo, y Alejandro se inclinó para abrirme la puerta, extendiéndome la mano. Al tocarla, sentí un ligero cosquilleo en los dedos, pero no me atreví a mirarlo directamente a los ojos.

Apenas habíamos bajado del coche, los flashes se dispararon de inmediato, iluminando todo a nuestro alrededor. El sonido de las cámaras y las voces de los periodistas gritándonos desde la distancia era ensordecedor. Alejandro se acercó a mí, colocándose a mi lado de una forma protectora, como si intentara cubrirme de toda esa locura, aunque en mi interior no estaba segura de si intentaba protegerme o simplemente evitar que nos vieran demasiado juntos.

—Vamos, quédate cerca —murmuró, su voz apenas audible entre el bullicio, mientras me rodeaba con el brazo. Sentí su mano firme en mi cintura, y el calor de su piel atravesó la tela del vestido.

Me dejé guiar, intentando concentrarme en el hecho de que me estaba cuidando, pero había algo en su actitud que me hacía sentirme un poco descolocada. Era difícil no preguntarme si quería protegerme o si simplemente estaba cuidando su propia imagen, asegurándose de que nadie pensara que había algo más entre nosotros. Aun así, me mantenía a su lado, caminando con pasos cortos y rápidos, mientras los fotógrafos no dejaban de disparar sus cámaras y gritar nuestros nombres.

STARBOY [Alejandro Balde]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora