Kenton:
Estoy escondido, y resulta totalmente patético cuando se trata de un hombre como yo: fuerte, con poder, con ganas de dar la cara por su doncella (no es mía realmente, pero para mí, sí que es mía). Resulta patético, ridículo, humillante. Nunca me he sentido tan inútil en toda mi vida, y, mi padre se ha encargado siempre personalmente de que me sienta cateto. Estoy encerrado, con una manta por encima para que no me vean, un cubo de agua, y tres espadas. Cualquiera diría que quien hay ahí escondido es un hombre y, para el colmo, estoy siendo protegido por una mujer (que por mí no hay problema, se de primera mano que la gente que piensa que las mujeres no pueden hacer algo, es porque no han tratado con ESA mujer. Para mi padre, ESA mujer fue mi madre, para mí, ESA mujer es la chica que hay fuera luchando por mi).
Pienso en ella, en su cuerpo, en su barriguita que tanto me gusta, es perfectamente imperfecta. Y eso me encanta.
De golpe, la veo charlando con un chico de la tripulación, pero parece que le está dando un consejo, ya que el chico asiente con la mirada perdida Me acerco para escuchar lo que dice.
-Mira, es normal que dé miedo, yo me he criado en las calles, estoy familiarizada con toda esta mierda. Claro que tengo miedo, pero he aprendido que sentir miedo es como sentir adrenalina. El miedo es la sensación más pura que tenemos, porque no se puede fingir. Y, yo también tengo miedo muchas veces, pero, ¿de qué sirve tener miedo si luego no tendremos nada para contar? ¿No crees que es mejor no vivir para contar que vivir para no contar? El miedo te ayudará a mantenerte vivo, pero, tienes que combatir a tus miedos porque, ¿qué quieres hacer? ¿Luchar y quedar como un rey, o no luchar y quedar vivo con traumas? Ahí es donde empiezas a pensar las cosas. Cuando alguien te abre la vista, ves las cosas de un color distinto. Así que, caballero, si tienes miedo, haz las cosas con miedo. Pero no dejes de hacer cosas porque te tiemblen las piernas y, si no quieres matar y te tiembla la mano, avísame, que para eso estamos el resto de equipo, ¿si?
-Si señora.
-Señorita- le corrige- soy toda una dama jovencita
- ¿Una dama? ¿Usted está soltera? ¿Es decir, no tiene marido?
Eso tampoco lo sabía yo. De hecho, no pensaba que sería soltera. Y entonces me pregunto a mí mismo de donde carajos saca las armas. Ni idea. Pero me da igual. Mientras pueda ser mía, como si quiere amenazarme de muerte quince veces más. Y yo sé que me va a dar igual. Con tal de que ella me preste un poco de su atención haría lo que fuera, y puede sonar obsesionado o hasta tóxico, pero me gusta tanto, que, solo su mirada es suficiente para mí. Y no debería ser así. Soy el futuro emperador. Y ella una doncella que, aunque no se su edad, parece que ya se ha pasado su edad de emparejamiento, por lo tanto, dicho vulgarmente, está "caducada". No puede ser bueno para mí. Soy un emperador. Merezco una buena doncella. Pero yo la quiero a ella. Y, de todas las mujeres que están dispuestas a lamerme la suela del zapato, me tiene que gustar la que es capaz de matarme. Si es que soy raro de cojones. Mira que había mujeres, pues me gusta la que ni siquiera me considera un superior. Yendo bien, no sabe que soy emperador. Y eso me mola. No voy a mentir.
Janelle:
No puedo más. He matado como mínimo a quince sirenas. Y, en lo único que se fijan los dos pedazos de lerdos de en frente mía, es en que estoy soltera. ¡Serán gilipollas!
He dado el mejor discurso de mi vida, con ánimos, puntos débiles míos, y lo único que les llama la atención es la corrección de "dama". No sé qué esperaba, son hombres.
Me voy ofendida hacia mi oficina de "capitana". Que bien me sienta el título. Como todo.
Dirijo una mano al cierre de mi balcón privado, ato un puñal a una cuerda. Tiro la cuerda agarrándola por la parte donde no está el puñal y sonrío cuando veo que el puñal se ha enganchado a unas rocas al lado de una caseta en el bosque. Cojo alimentos, pergaminos, brújula, ropa, y todo lo necesario y, salto por el balcón agarrada a la cuerda. Escucho gritos de la tripulación y del maníaco que me ha obligado a dormir en su casa, pero solo quito una mano y les enseño el dedo corazón. Me siento como Tarzán cuando llego a tierra. Y empiezo a andar hacia los adentros del bosque de nuevo.
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El ansia de poder
FantasíaJanelle es una chica la cual ha tenido que vivir en las calles durante mucho tiempo. Desde que sus padres murieron tuvo que apañarselas sola y aprender a no dejarse manipular. Kenton ha nacido con sus padres, pero no con su amor, él ha aprendido des...