¨Sombras de lo que eramos¨

Temporada 2 ¨Capitulo II¨ : Caminos Diferentes

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En medio del caos de una calle en Dallas, 1963, Cinco aparece de la nada. A su alrededor, la devastación es absoluta, mientras el cielo estalla en explosiones y los gritos de la batalla resuenan en todas direcciones. Pero lo que más lo sorprende es la visión que tiene frente a él: sus hermanos, todos, luchando ferozmente contra soldados soviéticos.

Primero, sus ojos captan a Klaus, quien, rodeado de una intensa aura azul, ha invocado una horda de soldados muertos. Las figuras espectrales se lanzan contra el enemigo, dejando a sus adversarios tirados en el suelo. Ben, convocado desde el mundo de los muertos, aparece junto a Klaus. Sin dudarlo, despliega sus tentáculos para atacar, lanzándose con una ferocidad que Cinco solo había visto en sus peores batallas.

Más allá, Luther usa su fuerza sobrehumana, arrojando soldados de un solo golpe, sus puños dejando estragos a cada golpe. Allison, con una expresión fría, murmura "Oi el rumor de que te explotaba la cabeza" a un soldado enemigo, y al instante, la cabeza del hombre se convierte en cenizas.

Diego esquiva balas con una agilidad impecable, sus movimientos rápidos y precisos, como un torbellino de cuchillos y sombras. Cinco observa con admiración, pero no tiene tiempo de procesarlo, porque entonces ve a Vanya, quien con un solo movimiento de su mano lanza a varios soldados al aire como si fueran muñecos de trapo.

Y ahí está ella. Isabel. Rodeada del mismo halo azul que Klaus, aparece en la escena, y en un instante, un frío intenso se apodera del aire. Con una gracia mortal, levanta la mano y los soldados frente a ella se congelan al instante, sus cuerpos convertidos en estatuas de hielo que se quiebran con un sonido aterrador.

Diego se da cuenta de la presencia de Cinco y le grita, entre la intensidad de la batalla:

—¡Cinco! ¿Dónde mierda estabas?

Pero Cinco no responde. Sus ojos están fijos en Isabel, su corazón latiendo descontroladamente. Ella está ahí... pero no está viva. Su mente da vueltas, intentando comprender cómo es posible verla allí, en medio de una batalla en la que no debería estar. La mirada de Isabel se cruza con la de él por un segundo, casi como si ella también lo hubiera visto.

En ese momento, antes de que Cinco pueda siquiera moverse, Hazel aparece de la nada junto a él, con el maletín en la mano.

—Es hora de irnos, chico —le dice Hazel, mientras Cinco intenta resistirse, pero Hazel es más rápido.

Con un destello, Cinco siente cómo el maletín lo transporta. Justo antes de desaparecer, una explosión sacude el suelo, una bomba nuclear que arrasa la calle, destruyendo todo a su paso. La visión de sus hermanos siendo consumidos por las llamas es lo último que ve antes de desvanecerse.

Cinco y Hazel llegaron al mismo callejón, pero la ciudad no era como la había visto antes. Estaba completamente intacta, como si el apocalipsis nunca hubiera ocurrido. Las calles estaban limpias, los edificios parecían recién construidos, y la gente pasaba como si todo estuviera en orden. No había rastro del caos ni de la destrucción que Cinco había presenciado antes.

Cinco se quedó mirando alrededor, tratando de procesar lo que veía. "¿Qué... qué está pasando?" murmuró. Su mente seguía atrapada entre la confusión y el asombro. Había viajado en el tiempo, eso lo sabía. Pero retroceder solo diez días era como si nada hubiera pasado.

Hazel se sentó en un banco cercano, tranquilo, como si todo estuviera bajo control. "Es el mismo lugar, 10 días antes," dijo con voz grave, mirando a su alrededor con una calma inquietante. "Lo hicimos con el maletín. Retrocedimos en el tiempo."