La brisa fresca de primavera soplaba suavemente en el campus de patinaje, donde los chicos se reunían en la pista al aire libre para practicar y compartir trucos. Era el primer día de campamento, y los patinadores de distintos lugares empezaban a formar grupos y conocerse. En una esquina, luciendo un semblante serio y observador, estaba Gabriel, un chico alto y de apariencia reservada que no se interesaba demasiado en socializar. Para él, el campamento era una oportunidad para mejorar sus habilidades, no para hacer amigos.
Gabriel llevaba sus patines de línea bien ajustados, con un casco negro que combinaba con su vestimenta oscura. Observaba en silencio los giros y saltos de los demás, evaluando las técnicas. Su altura le daba una ventaja en velocidad y control, pero también sabía que el patinaje era cuestión de precisión, y necesitaba mejorar cada aspecto de su estilo.
No muy lejos de Gabriel, otro chico, bajito y de cabello castaño despeinado, estaba ajustando sus rodilleras mientras charlaba alegremente con un grupo de chicos que acababa de conocer. Su nombre era Dani, y su entusiasmo era contagioso. Dani tenía una sonrisa constante y una energía imparable, saludando y conversando con quien estuviera a su alrededor. Los patines eran para él una extensión de su personalidad: rápidos, divertidos y llenos de vida.
Gabriel, que no era de los que se fijaba en los demás, no pudo evitar notar a Dani. A diferencia de todos, él parecía no preocuparse demasiado por la técnica o por las apariencias; estaba allí para disfrutar. Gabriel rodó los ojos y se distrajo, centrando su atención en sus ejercicios. Pero Dani, con su habilidad para notar a todos en su entorno, también se percató de él.
Decidido a no quedarse con la curiosidad, Dani se acercó a Gabriel, girando a su alrededor para llamar su atención.
—¡Hola! —exclamó con una sonrisa amplia—. Soy Dani. Es tu primer día en el campamento, ¿verdad?
Gabriel levantó una ceja, sorprendido por la entrada enérgica del chico bajito que ahora lo miraba con ojos brillantes. Por un instante, no supo qué responder; no estaba acostumbrado a que le hablaran sin motivo aparente. Aún así, con un tono seco, contestó:
—Sí, primer día. —Evitó el contacto visual, esperando que su respuesta disuadiera a Dani.
Sin embargo, eso no desanimó a Dani, quien se limitó a reír con una alegría que desarmaba cualquier silencio incómodo.
—¡Genial! Entonces somos compañeros. ¿Ya te has apuntado a las competiciones? Yo quiero intentar el salto de alto nivel... aunque probablemente me caiga diez veces —bromeó, sin quitar su sonrisa del rostro.
Gabriel se cruzó de brazos, sorprendido por la actitud relajada del chico. No pudo evitar admirar un poco esa despreocupación.
—No vine aquí para competir —respondió al fin, intentando sonar firme. Sin embargo, Dani no parecía escuchar su tono distante.
—¿En serio? Entonces, ¿para qué viniste? —preguntó curioso, mientras daba vueltas alrededor de él en sus patines.
Gabriel dudó. A él le gustaba entrenar en solitario, mejorar cada pequeño detalle de sus movimientos. Le parecía extraño que alguien viera el patinaje de otra forma. Suspiró, pero al ver la mirada de Dani, decidió responderle.
—Quiero mejorar mi técnica. No soy muy de hacer amigos —dijo sin rodeos.
Dani, lejos de sentirse intimidado, hizo una pequeña pirueta y se detuvo frente a él, riendo.
—Bueno, pues a lo mejor te convendría tener uno, ¿no crees? Yo podría ayudarte. Además, soy pequeño pero veloz —presumió, alzando una ceja divertida.
Gabriel no pudo evitar esbozar una sonrisa fugaz, la primera en mucho tiempo. Aunque no estaba seguro de querer abrirse a un chico tan diferente a él, había algo en Dani que resultaba refrescante.
—¿Pequeño pero veloz, eh? Vamos a ver si es cierto —dijo Gabriel, lanzando el desafío.
Los dos se colocaron en la línea de salida improvisada que había trazado Dani en el suelo con un par de piedritas. Gabriel se preparó, bajando el torso para ganar velocidad, y Dani hizo lo mismo, aunque su postura era más relajada. Cuando Dani gritó "¡Ya!", ambos salieron disparados.
Gabriel dominaba la pista con largas zancadas que lo impulsaban hacia adelante. Miró de reojo y notó que Dani, aunque mucho más bajo, mantenía una velocidad sorprendente. Saltaba y se deslizaba, aprovechando cada curva y esquina, mientras reía de manera despreocupada.
Cuando finalmente alcanzaron la meta, Gabriel llegó primero, pero Dani estaba justo detrás, jadeando y riendo al mismo tiempo.
—Nada mal, grandullón —dijo, dándole una palmada amistosa en el hombro—. Aunque aún te falta estilo.
Gabriel alzó las cejas, un tanto indignado. —¿Estilo? —preguntó incrédulo.
Dani asintió, cruzando los brazos. —Sí, estilo. No se trata solo de ganar, sino de cómo lo haces. Vamos, te enseñaré algunos trucos.
Con un aire decidido, Dani empezó a mostrarle a Gabriel cómo ejecutar saltos más fluidos y cómo usar la velocidad a su favor para añadirle gracia a sus movimientos. Gabriel se dejó llevar, algo que rara vez hacía, y comenzó a copiar a Dani, quien lo animaba y reía cada vez que cometía un error.
La tarde transcurrió entre risas, bromas y fallos compartidos. Gabriel comenzó a soltarse, a disfrutar de la compañía del chico bajito y risueño que parecía tener siempre una chispa de alegría en sus ojos.
Finalmente, al caer el sol, ambos se sentaron en un banco, exhaustos pero felices. Dani miró a Gabriel con una sonrisa.
—¿Sabes? Eres más divertido de lo que pareces —dijo.
Gabriel sonrió levemente, sorprendiéndose a sí mismo. Dani tenía razón. A su lado, Gabriel sentía una comodidad desconocida, una sensación de frescura que lo hacía querer dejar de lado sus preocupaciones.
—Tú también eres... diferente —admitió Gabriel en voz baja—. Y, bueno, tal vez me vendría bien alguien que me enseñe a "tener estilo".
Ambos rieron, y sin saberlo, algo especial había comenzado entre ellos en aquel primer día.
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Sobre ruedas
Kurzgeschichtenhistoria de romance adolescente que nace en un campamento de verano de patinaje. Dani, un chico alegre y adorable, y Gabriel, alto, serio y reservado, no podrían ser más diferentes, pero el destino los une cuando se convierten en compañeros de pista...