Capítulo 7: Caos en la Pista

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El sol comenzaba a descender en el horizonte, proyectando una cálida luz anaranjada sobre la pista de patinaje del campamento. Era el final de una larga tarde de entrenamiento, y Gabriel y Dani habían estado practicando sin descanso durante horas. Su relación había seguido creciendo en esos días; cada vez era más natural que estuvieran juntos, ya sea entrenando, comiendo o simplemente compartiendo momentos en la habitación. Dani, aunque intentaba disimularlo, no podía dejar de sonreír cada vez que Gabriel estaba cerca. La complicidad entre ambos se hacía más profunda, y aunque aún no habían hablado directamente de lo que sentían, era evidente que algo especial crecía entre ellos.

Pero el idilio de su relación incipiente tenía un obstáculo incómodo: Julia. Desde que había llegado al campamento, Julia no había dejado de coquetear abiertamente con Gabriel, insistiendo en estar cerca de él a cualquier costo. Aunque Gabriel intentaba mantenerse amable y distanciado, Julia encontraba siempre la forma de acercarse, buscando atención y monopolizando momentos que Gabriel preferiría compartir con Dani. A pesar de los esfuerzos de Gabriel por aclarar sus límites, Julia no parecía estar dispuesta a dar marcha atrás en sus intentos por llamar su atención.

Esa tarde, mientras practicaban giros en la pista, Julia volvió a aparecer en escena. Vestida con una chaqueta de color vivo que resaltaba en la pista, se acercó a Gabriel con una sonrisa confiada, casi retadora. Dani, que se encontraba a unos metros practicando sus propios trucos, intentó no prestar atención, pero su curiosidad pudo más.

-Gabriel, necesito tu ayuda con este giro -dijo Julia, fingiendo inseguridad y lanzándole una mirada que no dejaba lugar a dudas sobre sus intenciones.

Gabriel suspiró discretamente, pero se acercó a ella para ayudarla. Julia sonrió satisfecha y, para "mejorar" el truco, tomó la mano de Gabriel. Este gesto hizo que Dani sintiera una punzada en el estómago. Sabía que no tenía por qué preocuparse, pero la situación no dejaba de incomodarlo.

Julia, sin perder la oportunidad, decidió que era el momento perfecto para acercarse aún más a Gabriel. Sin previo aviso, cuando él le estaba explicando una técnica, Julia giró sobre sus patines, sujetó a Gabriel del cuello y, en un movimiento rápido y calculado, se estiró y le plantó un beso en los labios. La acción fue tan rápida e inesperada que Gabriel apenas tuvo tiempo de reaccionar, quedando momentáneamente congelado.

Desde su posición en la pista, Dani lo vio todo. Su corazón se hundió en el acto, y una ola de celos y dolor lo invadió. No podía creer lo que acababa de ver. La escena fue tan impactante que, sin darse cuenta, perdió el equilibrio al intentar hacer un giro. Intentó detenerse, pero ya era demasiado tarde; sus patines se deslizaron descontroladamente por la pista, y en un segundo, Dani cayó de espaldas con un fuerte golpe que resonó en toda la pista.

El dolor fue inmediato y profundo. Dani sintió cómo una punzada recorrió su pierna, y cuando intentó moverse, una sensación de ardor le hizo detenerse al instante.

-¡Dani! -gritó Gabriel al ver la caída de su amigo. Se apartó de Julia bruscamente y corrió hacia él, sus ojos llenos de preocupación. Julia, aunque un poco molesta por la interrupción de su intento de beso, se quedó en su lugar, observando la situación con una expresión incómoda.

Gabriel se arrodilló junto a Dani, que apretaba los dientes para contener el dolor.

-Dani, ¿estás bien? -preguntó Gabriel, su voz llena de preocupación mientras colocaba una mano en el hombro de su amigo.

Dani intentó sonreír para no preocuparlo, pero el dolor era demasiado fuerte. Trató de levantarse, pero una punzada intensa en el tobillo lo hizo gemir de dolor.

-No... creo que no puedo moverme -murmuró, su voz temblando. Su tobillo empezaba a hincharse rápidamente, y Gabriel lo notó al instante.

Sin pensarlo dos veces, Gabriel lo levantó con cuidado, sosteniéndolo por debajo de los brazos. Dani se apoyó en él, sintiendo el calor y la fuerza de su amigo mientras lo ayudaba a salir de la pista. Julia se acercó, intentando actuar preocupada, pero Gabriel la ignoró por completo, concentrado únicamente en el bienestar de Dani.

Gabriel lo llevó a una de las bancas cercanas y lo acomodó con suavidad. Luego, se arrodilló para revisar el tobillo de Dani, que se veía enrojecido e inflamado.

-Creo que necesitas ver a un médico -dijo Gabriel, con el ceño fruncido-. No me arriesgaría a moverlo más sin saber si está fracturado.

Dani, que seguía en estado de shock tanto por el dolor como por lo que acababa de presenciar entre Gabriel y Julia, asintió en silencio. Sentía una mezcla de emociones: la incomodidad del beso robado que había presenciado, el dolor físico en su tobillo y, al mismo tiempo, una extraña sensación de calma al tener a Gabriel tan cerca, cuidándolo.

Sin perder tiempo, Gabriel lo ayudó a incorporarse nuevamente y lo llevó, casi en brazos, hasta la enfermería del campamento. Durante todo el trayecto, Gabriel lo miraba de reojo, preocupado, y le hablaba con suavidad, intentando distraerlo del dolor.

-Oye, tranquilo, va a estar bien. Soy pésimo en medicina, pero si tengo que hacerme pasar por doctor por ti, lo haré sin dudar -dijo Gabriel, tratando de hacer que Dani sonriera.

Dani no pudo evitar soltar una pequeña risa, aunque el dolor lo interrumpió de inmediato. Agradecía que Gabriel estuviera allí para él, y en ese momento decidió que no dejaría que algo tan trivial como el beso de Julia interfiriera en lo que tenían.

Cuando llegaron a la enfermería, el médico de turno revisó el tobillo de Dani y confirmó que, efectivamente, se trataba de una fractura leve. Le colocaron una férula temporal y le indicaron que debía mantener reposo durante al menos dos semanas. Gabriel no se apartó de su lado en ningún momento, sosteniéndolo mientras el médico trabajaba y escuchando atentamente todas las indicaciones para cuidar de él.

Cuando el médico terminó, Gabriel ayudó a Dani a regresar a la habitación. En el trayecto, ambos permanecieron en silencio, pero Gabriel no soltó a Dani ni un segundo.

-Lamento lo de Julia -murmuró Gabriel finalmente, rompiendo el silencio cuando estaban ya en su habitación-. No fue... no fue algo que yo quisiera. Ella simplemente... se acercó demasiado, y antes de que pudiera reaccionar...

Dani lo miró, y una sonrisa tranquila apareció en su rostro. A pesar de la incomodidad inicial, ahora entendía que Gabriel no tenía interés en Julia, y eso era lo único que importaba.

-Lo sé -respondió Dani, con una suavidad que hizo que Gabriel lo mirara sorprendido.

Hubo un momento de silencio, y luego, Gabriel extendió su mano y acarició suavemente el cabello de Dani.

-Lo que quiero decir es... que no quiero que pienses que eso significa algo para mí. Tú eres quien me importa -dijo Gabriel en voz baja, casi en un susurro.

Dani, sorprendido por la sinceridad de sus palabras, se sonrojó y asintió.

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