Capítulo 5: Primer Beso Por Accidente

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A medida que pasaban los días en el campamento, la conexión entre Dani y Gabriel se hacía cada vez más intensa. Aunque ambos intentaban disimular sus sentimientos, sus miradas y gestos los delataban a cada momento. Los demás empezaban a notar que los dos chicos siempre estaban juntos, patinaban en sintonía y hasta se apoyaban en las rutinas. Nadie lo decía abiertamente, pero la complicidad entre ellos era innegable.

Esa tarde, los organizadores del campamento planearon una salida nocturna a la pista de patinaje para una competencia amistosa entre los participantes. La idea era que todos los chicos pudieran practicar sus trucos bajo las luces de la pista, y la noche fresca del bosque hacía el ambiente perfecto para una velada llena de risas y emociones. Gabriel y Dani estaban emocionados y pasaron la mayor parte de la tarde practicando juntos.

-Te apuesto una bebida de la máquina a que puedo hacer más giros seguidos que tú -desafió Dani, sonriendo con su habitual picardía mientras giraba rápidamente sobre sus patines.

Gabriel sonrió, aceptando el reto sin pensarlo dos veces.

-Estás apostando contra el mejor en giros del campamento, Dani. Pero tú verás si quieres perder -bromeó, poniéndose en posición para empezar sus giros.

Dani sonrió aún más. Le encantaba cuando Gabriel dejaba salir ese lado competitivo, así que se colocó a su lado, preparado para competir. Ambos comenzaron a girar al mismo tiempo, tratando de mantener el equilibrio mientras aumentaban la velocidad. Después de varios giros, Dani perdió ligeramente el equilibrio y, con una risa, extendió la mano para apoyarse en Gabriel, quien se detuvo para sostenerlo.

-¡Te gané! -exclamó Gabriel, sujetándolo con firmeza mientras Dani recuperaba el aliento, sus risas resonando en el ambiente.

Dani lo miró, entre risas y respiraciones agitadas, y sin soltarlo.

-Solo porque te dejé ganar, Gabi -respondió, y sus palabras salieron en un tono más bajo de lo que esperaba.

Ambos se quedaron mirándose, sin soltar las manos, con una cercanía que ninguno había planeado. La respiración entrecortada de Dani hacía eco en la de Gabriel, y el silencio entre ellos se llenó de una tensión desconocida, algo que ambos sentían pero que no sabían cómo manejar. Sin pensarlo, Dani se dio cuenta de que Gabriel estaba más cerca de lo que pensaba; podía ver cada pequeño detalle en su rostro, los ojos serios y profundos de Gabriel, que en ese momento lo miraban con una intensidad diferente.

Sin darse cuenta, Dani perdió el equilibrio otra vez, pero esta vez Gabriel lo sostuvo con ambas manos, acercándose aún más para evitar que cayera. El movimiento fue tan rápido que ninguno alcanzó a reaccionar; sus rostros estaban a solo unos centímetros de distancia, y fue en ese momento, cuando Dani intentó levantarse y Gabriel se inclinó hacia él, que ocurrió.

Sus labios se rozaron, apenas por un segundo, pero fue un instante que parecía haberse detenido en el tiempo.

Ambos se quedaron inmóviles, sorprendidos por lo que acababa de suceder. Gabriel sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo, y Dani, con los ojos abiertos y el corazón latiendo a mil, no supo qué decir ni cómo reaccionar. Fue un beso accidental, sí, pero en el fondo, ambos sabían que no querían apartarse. Sus miradas seguían fijas, y aunque sus mentes trataban de procesar lo que acababa de ocurrir, sus corazones parecían latir en un mismo ritmo.

Dani fue el primero en romper el silencio.

-Gabi... yo... -murmuró, sin saber exactamente qué decir, su voz un susurro tembloroso.

Gabriel seguía mirándolo, aún sin soltarlo, y aunque su expresión era seria, había algo en sus ojos que transmitía una calidez inesperada.

-Fue... un accidente -respondió él, pero en su voz había algo más, algo que Dani percibió inmediatamente.

Dani asintió, y aunque su rostro estaba enrojecido, dejó escapar una pequeña risa nerviosa.

-Sí... un accidente -repitió, intentando restarle importancia, pero sin poder evitar que su voz temblara.

Ambos seguían cerca, ninguno parecía tener la intención de retroceder. Finalmente, Gabriel tomó aire y se apartó ligeramente, soltando las manos de Dani con cuidado, aunque con una reticencia que ambos sintieron.

-Creo que deberíamos volver a la pista, ¿no crees? -dijo Gabriel, intentando recuperar la compostura.

Dani asintió, y sin decir nada, volvió a ponerse en posición. Ambos patinaron en silencio durante un momento, pero la tensión aún permanecía en el aire. Aunque intentaban actuar como si nada hubiera pasado, sus miradas se cruzaban cada tanto, y cada vez que lo hacían, Dani sentía cómo el estómago le daba un vuelco.

Después de un rato, Dani se detuvo y, con una expresión indecisa, miró a Gabriel.

-Oye, Gabi... sobre lo de antes... -comenzó, buscando las palabras.

Gabriel lo miró, esperando a que continuara, pero Dani parecía nervioso, como si no supiera qué decir.

-No te preocupes, Dani. No tienes que decir nada si no quieres -dijo Gabriel, y aunque intentaba sonar tranquilo, había una sinceridad en sus palabras que hizo que Dani se sintiera aún más confundido.

Pero Dani no quería dejarlo así. Había sentido algo en ese beso accidental, algo que, aunque lo asustaba, también lo hacía sentir increíblemente feliz. Tomando aire, se acercó un poco a Gabriel, quien lo miraba con atención, y trató de encontrar la valentía para expresar lo que sentía.

-No... no fue solo un accidente para mí -confesó, en voz baja, sus mejillas enrojecidas pero sus ojos llenos de determinación-. Creo que... me gustó.

Gabriel se quedó en silencio, sorprendido por la honestidad de Dani. Durante un instante, no supo qué decir, pero luego, sin poder evitarlo, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

-A mí también -respondió, su voz apenas un susurro.

Dani se quedó mirándolo, y ambos se dieron cuenta de que, en ese momento, ya no había dudas entre ellos. Lo que había comenzado como un accidente se había convertido en algo mucho más profundo, algo que ninguno de los dos podía negar.

Sin más palabras, ambos se tomaron de las manos, y en la pista de patinaje, bajo las luces nocturnas y el reflejo del lago, se dieron cuenta de que ese primer beso, accidental o no, había sido el comienzo de algo especial entre ellos.

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