Capítulo Tres

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Ambos dieron un respingo y se giraron para mirar a Ohm Thitiwat, que estaba en el umbral de su despacho.

No había forma de saber si les había oído hablando de él, pero por primera vez desde que había empezado a trabajar allí, Fluke vio dos círculos rosados en los inmaculados pómulos de Fiona y supo que ésta también se había sonrojado.

«bien», pensó Ohm controlando su ira por segunda vez aquella mañana mientras cruzaba la estancia para tomar la bandeja de manos de su sonrojada secretaria. Luego regresó a su despacho sin decir una sola palabra.

«búscate un hombre». Los labios de Ohm formaron una línea tirante cuando dejó la bandeja. ¿por qué no se le había ocurrido a él ofrecerle a su asistente personal el mismo consejo?

La respuesta a aquella pregunta no era demasiado agradable, pero tal y como su secretaria le había dicho a Fluke, él tampoco lo era.

Ohm se dejó caer sobre la silla y la giró para mirar hacia la ventana. Así que no respetaba a las personas... Un destello de irritación cruzó su rostro. Las respetaba, en caso contrario no se limitaría a estar con el tipo de personas a las que les gustaba jugar el mismo juego que él practicaba. No estaba buscando amor. No quería casarse, así que se mantenía alejado de las personas interesadas en cualquiera de las dos cosas. Y eso significaba respetarlos, decidió. Le habría gustado que Fiona lo viera así también.

Frunció el ceño, vagamente sorprendido al sentir una dosis de dolor en su interior. Era correcto con sus empleados, justo y generoso, como Fiona había señalado. Creía que contaba con su respeto. Su secretaria lo había sorprendido con la visión que tenía de él, y le molestaba que hubiera considerado necesario advertir a Fluke.

Ohm entornó los ojos ante el repentino malestar que le provocaba la idea de que Fluke se interesara por otro hombre. ¿y si le daba por seguir el consejo de Fiona?

—Maldición —murmuró.

No le gustaba lo que estaba sucediendo a toda prisa en su interior. ¿dónde estaba el tipo que se concentraba únicamente en el trabajo, el hombre que no se fijaba apenas en las personas a menos que estuvieran desnudas en su cama?

Tal vez se trataba de eso. Necesitaba una persona, sexo. Una larga noche de

pasión con alguien que apreciara lo que podía ofrecerle sin esperar nada más. Él no era posesivo, ni siquiera era tan efusivo como Fluke se había atrevido a sugerir. Si lo había tocado como él decía, habría sido con respeto y por educación. Fluke había malinterpretado las señales.

***

Al principio John Lassiter sintió asombro ante la decisión de Ohm Thitiwat de cortar las negociaciones y luego se fue enfadando ante la incapacidad de Fluke de ofrecer respuestas, como por ejemplo, por qué les estaban rechazando. Unos minutos más tarde, cuando por fin Fluke logró colgar el teléfono y poner fin a aquella incómoda conversación, sonó el teléfono de Fiona.

Anton Brunel exigía hablar con Ohm.

Fiona intercambió una mirada con Fluke y le pasó la llamada a su jefe.

Diez minutos más tarde, Ohm salió del despacho con su hermoso rostro cubierto por una máscara de frío desprecio. No dijo nada al cruzar la oficina, no les dirigió ni una mirada.

Al final Fluke no pudo seguir soportándolo y salió a la cafetería que había doblando la esquina para comer algo. Se sentó en una de las mesitas para tratar de comer un sándwich, pero tenía la garganta cerrada y no pudo probar bocado. Un hombre del departamento de contabilidad entró en la cafetería. Al verlo sentado solo pidió un sándwich y se reunió con él en la mesa.

Escándalo MillonarioWhere stories live. Discover now