Capítulo Cinco

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El sonido del móvil sacó a Fluke de las oscuras profundidades del sueño en el que había caído finalmente tras pasarse media noche dando vueltas sin poder dormir.

Estiró el brazo hasta la mesilla de noche para agarrar el aparato y se lo llevó a la oreja por debajo del edredón.

—Ciao.

—Soy Ohm —dijo él con su habitual impaciencia—. Tengo que ir a Hampshire y tú te vienes conmigo.

Fluke se incorporó de un salto y abrió mucho los adormilados ojos.

—¿Hampshire? —repitió—. ¿qué... Qué hay en Hampshire?

—Trabajo —fue la irónica respuesta—. Uno en el que hay que socializar.

Fluke se apartó los mechones de pelo de la cara mientras trataba de sacudirse el sueño.

—Pero es sábado —le recordó—. Se supone que tengo que ir a ver a...

—No recuerdo haberte dicho que tendrías los fines de semana libres cuando viniste a trabajar conmigo —lo interrumpió Ohm—. Así que cancela lo que tuvieras programado. Tengo que salir durante unas horas pero cuando regrese quiero que estés listo. Necesitarás un traje. Algo formal.

—Formal —repitió Fluke, asombrado por el modo en que él había descartado sus planes—. ¿Cómo de formal?

—Formal como Bastian en la alfombra roja —afirmó él con sequedad refiriéndose a su bellísimo y sofisticado hermanastro—. ¿Tienes algo que ponerte?

Fluke se acercó al extremo de la cama y se puso de pie.

—Creo que sí —murmuró pensando en la ropa que había en el armario de la otra habitación—. Pero Ohm, no se me da muy bien ese tipo de eventos sociales — reconoció nervioso—. No creo que...

—Esto es idea de Oscar, no mía —lo informó con la frialdad con la que un asesino le clavaría un cuchillo en el pecho—. Quiere que estés allí para representar a la familia Natouch porque nadie más puede asistir. ¿Quieres llamarlo y decirle que no puedes asumir semejante responsabilidad?

—No —Fluke se rindió al instante—. Iré.

—Bien —aprobó Ohm—. Prepara una bolsa de viaje porque vamos a quedarnos a pasar la noche. Te veré a la una.

Colgó antes de que él encontrara las neuronas necesarias para hacer alguna pregunta. Se dejó caer sobre la cama y su aturdido cerebro hizo una lista: Hampshire, un traje elegante de noche, una bolsa de viaje. Preparado a la una en punto...

Entonces sucumbió al pánico y llamó por teléfono a su hermanastro New.

—¿Qué va a pasar esta noche en Hampshire? —preguntó agobiado.

—¿En hampshire? —repitió New Natouch—. Oh, dios mío...

—¿Qué significa eso? —inquirió Fluke, que ya sentía un escalofrío de alarma en la espina dorsal.

—¿Va a llevarte Ohm?

—Si.

—Entonces ármate de valor antes de ir, cariño —lo aconsejó su hermanastro—. Si pensabas que asistir al baile benéfico de Natouch era duro, entonces vas a sufrir un infarto, porque lo de Hampshire es mil veces peor.

—Peor —susurró Fluke tratando de comprender el significado de la palabra—. Tendrás que explicarme qué significa eso —suplicó.

—¿Has oído hablar de los hermanos D'lassio?

Escándalo MillonarioWhere stories live. Discover now