POV LISA
Al despertarme, imágenes y sonidos de mis sueños se arremolinaban en mi cabeza: los ojos de Jennie, sus labios, la curva de sus caderas, los dulces suspiros que emitía conforme yo dejaba una estela de besos sobre su cuerpo. Despertarme excitada era algo habitual en mí, automáticamente bajé la mano y froté con pereza mi erección por encima de los pantalones del pijama. Gemí ligeramente y me aferré con más fuerza. Cuando estaba a punto de dejarla al descubierto para empezar a acariciarme,
oí una tenue risita junto a mí.¡Mierda!
Abrí los ojos súbitamente y el corazón me latió desbocado en el pecho. Recordé que, por primera vez desde que era adulta, no había amanecido sola.
Jennie estaba a mi lado. Jennie, mi alumna, una chica que no había hecho más que irritarme en clase durante los primeros meses del semestre de primavera. Pero todo cambió la noche que nos encontramos en la puerta del bar de mi hermana, cuando me invitó a su apartamento y luego a su cama. Lo que empezó como un polvo esporádico había dejado de serlo para mí. A punto había estado de echarlo todo a perder tras ponerle por error una mala nota a uno de sus trabajos, pero me había perdonado.
Ella había venido a mi casa la noche anterior, desconsolada por la muerte de su abuelo, y yo la había recibido con los brazos abiertos. No sólo la convencería para que me diera otra oportunidad, si no que la conquistaría y le demostraría que nuestra relación podía aspirar a algo más que a mero sexo.
Como es obvio, no había empezado con buen pie.
No puedo creer que me haya atrapado toqueteándome. ¡Menuda romántica soy!
Intenté que mi mano cooperase para despegarse de mi erección, pero me había quedado totalmente paralizada. En mi vida había pasado tanto vergüenza.
Por fin logré apartar la mano de la entrepierna y la pose sobre mi estómago. Las mejillas me ardían y me tapé la cara con la almohada.
Oí a Jennie reír por lo bajo y la miré de soslayo. Estaba a tumbada de lado, con la cabeza apoyada en la mano, sintiéndome con dulzura. Mi pijama a rayas le daba un aire sumamente joven e inocente, que se acentuaba aún más con su pelo suelto y alborotado.
Parece un ángel y yo acabo de comportarme como un pedazo de animal.
- Yo, eh... Lo siento mucho. No lo he hecho a propósito. Estoy acostumbrada a estar sola y
únicamente ha ocurrido porque es... uh, por la mañana, y la verdad es que no puedo evitarlo. Perdón. - dije , y acto seguido volví a taparme la cara.- Lisa - dijo entre risas - Estoy al tanto de las erecciones mañaneras. No tienes por qué avergonzarte. Estaba disfrutando del numerito.
¿Qué?
Alcé la vista hacia ella.
- ¿De verdad?
- Mmm. Verte tocándote me ha puesto de lo más caliente. ¿Quieres que te ayude?
- No hace falta. O sea, no hay por qué hacer nada. Yo... no es ese el motivo por el que te invité a pasar la noche - me apresuré a aclarar.
No deseaba que pensara que esperaba algo de ella a cambio. Pedirle que se quedara a dormir en mi casa había sido la mejor decisión de mi vida. Bueno, en realidad, la mejor había sido ofrecerme a llevar a Jennie a su casa en la puerta del bar de Rosé aquella primera noche, pero esta ocupaba la segunda posición.
- Ya lo sé - dijo en voz baja - Quiero hacerlo.
Me coloqué de costado frente a ella y se acercó a mí.
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Amor Absoluto. jenlisa g!p. (adaptación)
RomanceLa vida de la profesora Lalisa Manobal está perfectamente planificada. Da sus clases los Martes y Viernes, cena con sus padres los fines de semana y cada noche se va a dormir a una hora razonable. Sola. Una única cosa perturba su perfecta existencia...