Había sido la forma perfecta despertar. Me sentía vivo. Tras esa sesión, habíamos vuelto a repetirlo en la ducha conmigo participando en esta ocasión. Seokmin y Joshua me observaban con sonrisas tan amplias que me sentía un héroe. Si solo un rato había logrado que me mirasen así, que haría más tiempo. Bajamos poco tiempo después buscando el desayuno. Seungkwan se había marchado con Geraldine que cada vez avanzaba más hacia su recuperación, por lo que el desayuno debía correr de nuestra cuenta. Antes de que pudiésemos sugerir ayudar, Seokmin nos mandó sentarnos en la mesa mientras él nos enseñaba lo que sabía hacer. Incluso llegó a instarnos a que leyésemos un rato y no pude resistirme:
— ¿Y podrás decirme qué va a pasar en el libro nuevo?
— ¿Qué? — Preguntó Joshua que por estar dormido no se había enterado de nada.
— Aquí nuestro cachorro es Choi Leehuk —Fingí susurrarle ante la mirada atentanta de Seokmin que hacía algo gourmet en una sartén con huevos—. ¿Qué te parece, chico? Estamos ante una eminencia y no nos quiere decir que va a hacer en su siguiente libro.
Joshua abrió los ojos como platos, sorprendido. Desde que le había enseñado al autor, estaba más metido en la lectura. Estaba acabando el primer libro y ya quería que le dejase el siguiente. Ahora que lo pensaba, cando se enterase Seungcheol, podríamos tener el mayor interrogatorio del mundo.
— No habrá adelanto —Nos dijo señalándonos con la espátula—. Tendréis que esperaros a que salga. No habrá trato de favor —Luego nos dio la espalda riendo—. Por favor, no se lo digáis a nadie. Quiero seguir siendo anónimo y cuanto más se sepa... —Eso me dio las respuestas que necesitaba sobre lo que había pensado antes.
— Será nuestro secreto —Asintió Joshua muy serio—. Aunque mi hermano se morirá de envidia.
— Nadie sabrá nada —Confirmé pasando un brazo por los hombros del contable—. Por cierto, ¿Queréis hacer algún plan concreto?
Seokmin me miró y me guiñó el ojo antes de ponerse un dedo en los labios. Así que el cachorro tenía en mente una idea, pero no quería decírnoslo a ninguno. Era una caja de sorpresas. Estuvimos hablando un poco de temas como lo que buscaban conseguir en el futuro y que habían estado haciendo los días anteriores. Mientras tanto, Seokmin terminaba todo el desayuno y lo colocaba en recipientes que luego nos llevamos. Caminamos hasta un lugar apartado de nuestras tierras, lejos de quienes trabajaban y los animales para tener toda la privacidad que era posible en aquel lugar. Por suerte confiaba en que no hubiese quedado nadie en la casa cuando ellos habían disfrutado su mañana.
El cocinero extrajo una manta que no sabía que llevaba y la extendió para que nos colocáramos sobre ella. Además cogió otra con la que taparnos del frío que hacía. Después colocó la comida y disfrutamos de un agradable desayuno, bromeando, riendo y contando partes de nuestras vidas lejos de las preocupaciones que acechaban mi mente. Por primera vez en mucho tiempo, me sentía ligero. Al terminar, nos acurrucamos. Joshua, al seguir castigado, leía conmigo y Seokmin escribía en su ordenador. Más de una vez intentamos descubrir que era, pero no había forma. En cuanto nos descubría, cambiaba la pantalla y nos miraba mal. Sin duda, era la cita perfecta. Allí mismo me prometí que haría todo lo posible por disfrutar con ellos y hacerles felices.
Regresamos a la hora de comer, pero no llegué a cruzar el umbral. El sonido de mi teléfono me distrajo. Al abrir los mensajes me encontré con una de sus amenazas. "¿Crees que puedes rehacer tu vida? Esos dos no van a darte lo mismo que yo, daddy". Me quedé paralizado. No podía respirar. Me faltaba el aliento. ¿Cómo sabía aquello? ¿Me estaba vigilando? ¿Cómo era posible que los hubiese puesto en peligro? Quería mirar a mi alrededor por si encontraba alguna señal de su presencia, pero al mismo tiempo tenía miedo. El móvil cayó con estrépito al suelo, me temblaba las manos y seguía sin encontrar mi respiración. Me ahogaba.Noté como un eco lejano las voces que me llamaban. Sin embargo, no podía reaccionar. No podía hacer nada más allá de luchar contra mi propio terror.
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Los hombres del Valle 3 - El psicólogo y sus sub [+18 ] (SEVENTEEN)
Lãng mạnJoshua había luchado durante mucho tiempo por su hermano y su legado, pero había fracasado. No importaba lo que le dijesen, él seguía viendo que no había hecho suficiente. Chan huía de su pasado, se escondía del dolor y de un hombre que le había arr...