ALMA QUEBRANTADA

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Entonces Darío tuvo que decidir, los tenían acorralados.
Si él entregaba a Karina, lo dejarían irse a casa. Pero si se negaba, tendría que arriesgar su vida.

—Te estoy esperando chico. —dijo Samir con tono autoritario.

El muchacho agachó su cabeza y dio su respuesta.

—Perdóname Karina...

Samir sonrió al escuchar eso, el chico estaba siendo razonable con ellos.

A pesar de eso, Darío la seguía cargando.
Él caminó hacia Esteban, este cazador estaba bloqueando una de las salidas.

—Podrías ayudarme a cargarla? —dijo Darío

Tanto él cómo los demás sintieron que algo andaba mal... De los 4 cazadores Esteban era el más nervioso.
Cuando Darío se encontró parado frente a Esteban, el cazador dudó en hacerle caso al chico.
Alan entonces intervino.

—No es necesario que se la des, solo déjala en el piso. —dijo Alan

Karina seguía aferrándose a Darío, ella tuvo su cabeza apoyada en el hombro del chico todo el tiempo.
De repente, Darío comenzó a sonreír. Esteban se dio cuenta de los extraños gestos que el muchacho estaba haciendo, parecía como si Darío tratara de contenerse la risa... Pero risa de qué exactamente?

—Oye, estás bien?... —preguntó Esteban.

—S-sí!...

En realidad no era risa lo que sentía, algo dentro de su ropa estaba haciéndole cosquillas.
Por la parte de abajo de su pantalón, una lengua comenzó a salir. Nadie lo notó hasta que los pies de Esteban fueron envueltos por esta.
El cazador inmediatamente cayó al suelo. La lengua de Karina recorrió por el cuerpo de Darío hasta regresar a su boca.
Fue entonces que rápidamente Darío empezó a correr por la salida que había hecho.

—Maldita sea, Esteban! —gritó Lucio

Alan y Lucio corrieron tras él. Esteban se puso de pie, estaba avergonzado de su descuido, él los siguió también.
El único que se quedó ahí sin moverse fue Samir...

Darío salió corriendo hacia una avenida. Allí siguió sin detenerse, sabía que tenía a los cazadores atrás suyo. Karina se aferró a él, ahora dependía del chico. Él corrió hasta pasar por debajo de un puente. Se metió por un pasaje estrecho para perderlos de vista, estaba poco alumbrado y habían varios rincones a oscuras.

Detrás de ellos iba Alan, seguido de Lucio y Esteban.

—Se metieron por aquí! —avisó Alan

Increíblemente Darío se alejaba cada vez más de ellos, su agilidad estaba mejorando.
Por donde corrió hubieron varios almacenes cerrados. Darío observó en todos lados un sitio donde esconderse. volteó su cabeza para ver si los cazadores lo tenían a la vista...
Volteó y no estaban, entonces sin pensarlo se metió en un edificio abandonado. Subió por las escaleras, cuando llegó hasta el tercer piso se escondió junto con Karina en una esquina, esto parecía ser una habitación.

El edificio estaba completamente abandonado, habían paredes que daban forma a las habitaciones pero solo eso, no habían puertas, los ventanales eran solo huecos rectangulares en las paredes, las escaleras no tenían barandales, sin mencionar que habían grafitis en todos lados. Lo que importaba al final es que era un buen escondite...

—Aquí estaremos bien Karina... Nadie nos vio cuando entré. —susurró Darío

Estaban sentados en una esquina. Darío se apegó a ella.

Él la vio de cerca...
Pobre chica, estaba muy lastimada de su pelea contra Nidia, todo su cuerpo estaba repleto de heridas. Estaba tan adolorida que apenas podía moverse.
Ver esto le rompía el alma al chico. Se sentía en parte culpable.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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(VORE) La Mujer que Devora HumanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora