Calisto corría desesperada, sus pasos resonando en el vacío sistema solar. Theia la seguía, implacable, con un brillo furioso en los ojos que parecía rivalizar con las estrellas mismas. El aliento de Calisto era irregular, pero no se detenía. Sabía que si lo hacía, su destino sería el mismo que el de Io.
En su huida, se encontró con Mimas, quien, al verla tan alterada, le preguntó con preocupación.
- ¿Qué ocurre, Calisto?
- Io... Io esta muerto — jadeó, con lágrimas mezcladas con sudor. Miró a Mimas con desesperación
— Theia lo mató, y ahora viene por mí.
El rostro de Mimas se tensó al escuchar esas palabras.
- Esto es grave... Pero no puedo dejarte sola. Vamos, te ayudaré.
Juntos intentaron escapar, pero no llegaron lejos. Una presencia helada les detuvo en seco. Theia apareció frente a ellos, con el fuego de la venganza ardiendo en sus ojos. Calisto sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo mientras retrocedía instintivamente.
- No hay escape — dijo Theia con una voz gélida y aterradora.
- ¡Corre! — gritó Mimas, poniéndose frente a Calisto para protegerla.
Calisto obedeció, incapaz de mirar atrás. Mientras corría, escuchó los ecos de un grito desgarrador. Supo entonces que Mimas había caído. Apretó los dientes, su corazón latiendo desbocado.
"No puedo detenerme", pensó. "No puedo mirar atrás".
Theia seguía cerca, pero Calisto no dejó de correr. Las lágrimas caían libremente por su rostro. Había perdido a Io. Ahora a Mimas. ¿Sería ella la siguiente?
A pesar de su miedo, juró en silencio que haría todo por sobrevivir. Aunque el sistema estuviera en su contra, Calisto correría hasta el fin del universo.
"Mimas a caído"
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Tierra envolvía a Mercurio en un abrazo, sus movimientos suaves y protectores como un escudo ante la vastedad del universo. Mercurio, pequeño y brillante, parecía relajado, disfrutando del calor que solo Tierra podía ofrecer. Todo parecía tranquilo, hasta que un destello irrumpió en la quietud del espacio.
- ¿Viste eso? — preguntó Tierra, con la mirada fija en la dirección del brillo.
Mercurio levantó la vista, intrigado. A lo lejos, un resplandor pulsaba con una intensidad extraña, como si llamara a quien lo mirara.
- ¿Qué será? — dijo Mercurio, sus ojos comenzando a perderse en el brillo. Era hipnótico, irresistible. Sin pensarlo, empezó a moverse hacia él.
- ¡Espera! — exclamó Tierra, sujetándolo con fuerza.
Mercurio se detuvo en seco, pero su cuerpo aún parecía intentar avanzar.
- Déjame ir, Tierra. Siento que debo ir... algo me necesita allí — dijo con una voz casi vacía, como si no fuera del todo suya.
Tierra lo apretó con más fuerza, sus brazos temblando. Observó el brillo con atención, sus instintos gritando peligro.
- No, Mercurio. Esto no es lo que parece. Es una trampa.
La voz de Tierra era firme, pero cargada de una preocupación que Mercurio no entendía del todo. Después de un forcejeo breve, Mercurio finalmente dejó de resistirse. Sus ojos recuperaron su enfoque, y parpadeó, confundido.
- ¿Qué... qué estaba haciendo? — preguntó, mirando a todos lados, desorientado.
Tierra lo soltó lentamente, pero no respondió. Su mirada seguía fija en el brillo lejano, como si intentara descifrar qué era aquello. Su mente estaba inundada de preguntas, pero algo en su interior sabía que no quería conocer las respuestas.
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Pretty Planet - Solarballs
FanfictionTierra es el planeta más callado del sistema solar, no le gusta hablar mucho con los demás solamente habla con su luna porque el dice que es innecesario hablar con los demás, aunque su luna siempre intenta de convencerlo para que conozca a los demás...
