Capitulo 24

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Después de un largo y profundo sueño, Tierra comenzó a abrir lentamente los ojos. Al percibir el frío alrededor, notó que aún estaba recostado sobre el pecho de Neptuno, quien lo observaba con una sonrisa tranquila.

—¿Qué hora es? —preguntó Tierra mientras se incorporaba ligeramente, frotándose los ojos.

Neptuno miró hacia el vacío del espacio, como si estuviera calculando en su mente, y respondió:
—Deben ser como las 3 de la madrugada.

Tierra se sobresaltó al escuchar esto.

—¡¿Las 3AM?! —exclamó, poniéndose rápidamente de pie— ¡Luna debe estar muy preocupado!

Neptuno, Urano y Saturno lo miraron divertidos mientras se despedía apresuradamente de ellos.

—Gracias por el juego, chicos. ¡Nos vemos luego!

Sin perder más tiempo, Tierra se apresuró hacia su órbita, sintiéndose un poco culpable por haber estado tanto tiempo fuera. Sin embargo, al llegar, lo que encontró lo dejó perplejo y algo divertido: Luna corría frenéticamente detrás de Mercurio, quien intentaba escapar mientras soltaba risitas nerviosas.

—¡Luna, basta ya! —le gritó Mercurio, pero Luna parecía decidido a atraparlo.

Tierra no pudo evitar reírse ante aquella escena tan caótica.
—¡Luna! —llamó con fuerza, intentando contener su risa.

Al escucharlo, Luna se detuvo en seco. Su expresión de enfado desapareció al instante, y con rapidez corrió hacia él. Sin decir una palabra, lo abrazó con fuerza, como si no quisiera soltarlo nunca más.

—¡Pensé que te había pasado algo! —dijo Luna con un tono que mezclaba reproche y alivio.

Tierra, conmovido, lo abrazó de vuelta con cariño, pasándole la mano suavemente por la espalda para calmarlo.

—Lo siento, Luna. No quise preocuparte. Solo me quedé dormido un rato... pero ya estoy aquí contigo.

Mientras hacía estos gestos tiernos, Luna comenzó a relajarse poco a poco. Su enojo y preocupación desaparecieron, reemplazados por una sensación de tranquilidad mientras cerraba los ojos y se dejaba arrullar por los mimos de Tierra.

Mercurio, desde una distancia prudente, los observaba con una mezcla de alivio y burla.

—Bueno, supongo que ya no soy el centro de la atención. ¡Me voy antes de que vuelvas a perseguirme, Luna! —gritó mientras se alejaba a toda velocidad.

Tierra y Luna no le prestaron atención; estaban demasiado cómodos disfrutando de su momento, bajo las estrellas, en la calma de su órbita.

Tierra y Luna no le prestaron atención; estaban demasiado cómodos disfrutando de su momento, bajo las estrellas, en la calma de su órbita

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Al amanecer, Luna fue el primero en despertar. La luz que reflejaba el Sol iluminaba suavemente su superficie, y ahí, aún abrazado a Tierra, decidió quedarse unos segundos contemplándolo. Su planeta dormía profundamente, con una expresión tan serena que hizo que Luna se sintiera lleno de ternura.

Pretty Planet - SolarballsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora