Capítulo 23

558 36 9
                                        


Tierra estaba tranquilo junto a Luna, ambos contemplando las estrellas. Sin embargo, la mente de Tierra estaba en otra parte, recordando aquel momento con Marte. Sus besos y su sonrisa seguían presentes en su memoria, y antes de notarlo, un leve sonrojo cubrió sus mejillas.

Luna, siempre atento, lo observó y preguntó con ternura:
—¿Te encuentras bien, Tierra?

Tierra reaccionó rápidamente, tratando de ocultar su nerviosismo:
—¡Sí, claro! No pasa nada, solo... las estrellas brillan mucho hoy, ¿no?

Luna lo miró con sospecha, pero antes de que pudiera insistir, una figura se acercó lentamente. Era Venus, con su postura siempre altiva y su expresión de pocas ganas. Frunciendo el ceño, dijo en tono seco.

—Tierra, estoy aburrido. Juguemos a las cartas.

Tierra parpadeó, algo sorprendido por la forma en que Venus prácticamente daba órdenes, pero pensó que un juego sería una buena distracción.

—Hmm, está bien, Venus. Vamos.

Luna, que esperaba tener un momento más íntimo con Tierra, sintió que las palabras se le quedaban atrapadas en la garganta. Observó cómo Tierra se alejaba junto a Venus, quien caminaba con su característica seriedad, dejando tras de sí una ligera tensión. Luna suspiró y volvió su atención al cielo, sintiendo un pequeño vacío que no podía ignorar.

Neptuno hablaba tranquilamente con su pareja Urano, compartiendo risas y algunas anécdotas mientras flotaban cerca uno del otro en su inmensidad azul

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Neptuno hablaba tranquilamente con su pareja Urano, compartiendo risas y algunas anécdotas mientras flotaban cerca uno del otro en su inmensidad azul. En un momento de pausa, Neptuno, con su voz siempre calmada pero cargada de ilusión, preguntó:
—¿Crees que podamos llamar a Tierra para que venga a jugar con nosotros?

Urano lo miró con cierta duda, ladeando un poco la cabeza. Aunque entendía el entusiasmo de Neptuno, sabía que Tierra a menudo estaba ocupado con su Luna o con algún planeta cercano. Así que, con tono amable, le respondió:
—No creo que ahora sea un buen momento. Seguramente está ocupado.

El rostro de Neptuno se ensombreció un poco, y desvió la mirada hacia las estrellas, sin poder evitar un leve atisbo de tristeza en sus ojos. Urano lo notó al instante, y con una sonrisa cálida le dio un ligero empujón juguetón.

—Oye, no te pongas así. Seguro más tarde podemos ir juntos a preguntarle. A Tierra siempre le gusta pasar tiempo con nosotros, ¿no?

Neptuno levantó la mirada, y una pequeña sonrisa volvió a aparecer en su rostro.

—¿De verdad lo crees? —preguntó, aferrándose a esa idea.

Urano asintió con convicción, dejando escapar una risa ligera.

—Claro que sí. Además, dudo que pueda resistirse a nosotros.

Con esas palabras, Neptuno volvió a sentirse animado. Ambos continuaron su charla, ahora planeando qué juego podrían invitar a Tierra para disfrutar juntos, mientras las estrellas seguían brillando sobre ellos.

Pretty Planet - SolarballsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora