Capítulo 26

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                                (𝙋𝙖𝙨𝙖𝙙𝙤)

En un rincón del sistema solar, Proto y Theia giraban juntos, brillando con su juventud y energía. Aunque Proto era un pequeño mundo ardiente cubierto de lava, y Theia una esfera brillante y ágil, ambos compartían un vínculo tan cálido como el fuego que crepitaba en su interior.

Los dos jugaban con asteroides como si fueran canicas, lanzándolos y atrapándolos en un baile divertido. A veces, Proto hacía que uno de los asteroides se derretiera en su superficie, formando ríos incandescentes de magma que Theia observaba fascinada.

Mientras jugaban, Theia, siempre soñadora, decidió compartir sus pensamientos.
—¿Sabes, Proto? A veces pienso en los gigantes gaseosos. Júpiter, Saturno, X, Urano, Neptuno... Ellos son tan grandes, tan poderosos. ¡Son como los guardianes del sistema solar!—dijo, girando alrededor de su hermano.

Proto se rió, su voz retumbando como un pequeño volcán en erupción.
—¡Claro que sí, Theia! Pero son tan serios. Siempre con esa actitud de "somos importantes" y "debemos proteger el orden". ¿No crees que se pierden de lo divertido?

Theia asintió, pero no podía ocultar su admiración.
—Sí, pero son tan... ¡cool! Yo quiero ser así algún día, fuerte y poderosa. Quiero proteger algo grande, como ellos.

Proto la miró, su superficie burbujeando de emoción.
—¡Tú ya eres genial, Theia! ¿No ves cómo brillas? Si quieres ser tan fuerte como Júpiter o tan elegante como Saturno, puedes serlo. ¡Puedes ser lo que quieras!

Theia giró de felicidad, enviando un pequeño asteroide volando al espacio con un movimiento rápido.
—¿De verdad lo crees?

Proto asintió con entusiasmo.
—¡Por supuesto! Pero no tienes que ser como ellos. Tú eres única, Theia. Ellos no juegan con asteroides, no tienen historias tan buenas como las tuyas, y definitivamente no tienen tu sonrisa.

Theia rió suavemente y se acercó a Proto, tocándolo con su suave resplandor.
—Eres el mejor, hermano.

Mientras tanto, en la distancia, los gigantes gaseosos observaban la escena con sus expresiones solemnes. Aunque serios, una pequeña chispa de ternura se encendió en Saturno al ver a los dos pequeños cuerpos jugar y soñar, ajenos al destino que los aguardaba.

 Aunque serios, una pequeña chispa de ternura se encendió en Saturno al ver a los dos pequeños cuerpos jugar y soñar, ajenos al destino que los aguardaba

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Venus y Marte flotaban juntos en el vasto espacio, disfrutando de la tranquila armonía de su compañía. Venus, con su atmósfera dorada y llena de vida, irradiaba una calidez especial que siempre lograba atraer a Marte. Él, más introspectivo y sereno, lo escuchaba con una sonrisa en sus laderas rojizas.

—¿Sabes, Marte?—dijo Venus con su voz suave pero llena de energía—. Hoy mis cielos se llenaron de un brillo tan hermoso que por un momento pensé que hasta los gigantes gaseosos estarían celosos.

Marte rió suavemente, sus montañas reflejando la tenue luz del Sol.
—Siempre encuentras algo impresionante en ti mismo, Venus. Pero no puedo negar que tienes una belleza única. Aunque, para mí, tus historias son lo mejor.

Pretty Planet - SolarballsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora