Las expectativas del padre de Neuvillette siempre fueron que su único hijo siguiera sus pasos y terminara trabajando a su lado en el mismo buffet jurídico conocido por contar con muchos años de experiencia. Sin embargo, pasaron varios años y se tuvo que resignar. Aunque su sueño era claro e hizo lo que pudo para alcanzarlo, la realidad siempre fue que la vida de Neuvillette no le pertenecía a nadie más que al mismo... y él también tenía un sueño.
—Me alegra que por fin tengamos algo de tiempo para conversar. Intenta ignorar el desorden sobre mi escritorio, sé que no estoy dando un buen ejemplo.
—¿De qué querías hablar?
—Hace unas semanas recibí algunas... quejas.
Estar ante aquel hombre era como ver una versión de Neuvillette más madura y seria, un poco más alta, con el cabello corto y sin ningún rastro de azul en él. Para cualquiera sería evidente que ambos eran de la misma familia. Sentados uno frente a otro, el mayor trataba de recordar si así se veía cuando era más joven y a la vez Neuvillette se preguntaba en sus pensamientos si así llegaría a lucir en el futuro.
—Si quieres preguntar algo, sólo hazlo, padre.
—¿Te importaría contarme qué sucedió en tu librería que, según habías dicho, siempre sería un lugar tranquilo?
—Tus palabras me hacen deducir que Dainsleif habló contigo —haciendo caso omiso al obvio ataque hacia su librería, pronunció su respuesta antes de alcanzar un vaso con agua que estaba sobre la mesa que lo separaba del mayor y beber un poco.
—Toda su familia habló conmigo. Y ahora considero que lo correcto es buscar la misma historia, pero desde tu punto de vista... ¿Sabes? Ya se me había olvidado cómo se ve Dainsleif sin su máscara, aunque no creo haber apreciado su verdadero rostro, pues éste estaba muy lastimado —hizo una breve pausa—. Sé que no lo hiciste tú, Neuvillette —agregó con total seguridad—. Yo nunca te enseñé a actuar como un animal salvaje.
Cuando el padre de Neuvillette estaba enojado, era casi imposible notarlo porque lo escondía muy bien detrás de una expresión facial seria. No obstante, para su hijo ya era algo fácil de percibir, era incluso evidente.
—Me gustaría que retiraras lo dicho. Sugieres que la persona que sólo quería defenderme se comportó como un animal salvaje y eso no me parece bien.
—¿Defenderte? —Miró a su hijo con curiosidad—. Entonces, sí hay algo diferente en tu versión de la historia. Imaginé que sería así.
Neuvillette tenía claro que, al menos en una situación como la que tenían encima, la amistad entre su padre y los padres de Dainsleif no haría más que hacer que creer la verdad fuera complicado, pero no tenía otra opción además de compartir lo que había ocurrido. Y así lo hizo, esperando que eso bastara.
Su padre lo escuchó sin interrumpir, pero tras haber pensado bien de Dainsleif y de su familia por tantos años, la impresión fue tan grande que no le permitió aceptar la realidad de inmediato.
—Tu rostro lo dice todo, padre. Comprendo cómo te sientes después de haberte enterado de esto. No me sorprende que no puedas creer lo que te digo, incluso me da igual si decides seguir afirmando que Dainsleif es un chico maravilloso y que lo ideal sería que él y yo estemos juntos, pero no tengo ni la más mínima intención de volver a interactuar con él y supongo que mi motivo queda claro.
—Bueno... Lo que me preocupa ahora más que nada es tu seguridad. Dijiste que estás saliendo con Wriothesley, el chico que golpeó a Dainsleif. Dime, Neuvillette, si un día él se enoja contigo, ¿qué crees que será lo primero que hará?
—Cuando lleguemos a tener una discusión, te lo haré saber —respondió con una calma que sólo podía indicar que estaba seguro de que su novio no actuaría de manera violenta contra él.
El padre de Neuvillette soltó una risa corta. Había entendido el mensaje que su hijo quiso transmitir y al instante supo que se podía quedar más tranquilo, aunque esperaba conocer a Wriothesley pronto.
—Entonces, ese tema queda cerrado. Bien —dejó salir un suspiro—. Pero... ¿Cómo procederemos con el asunto de Dainsleif? ¿Crees que sea necesaria una orden de restricción?
Neuvillette se sorprendió bastante al percibir que su padre estaba hablando completamente en serio, dispuesto a darle el apoyo que tiempo atrás no le dio cuando el chico rubio le puso fin a su relación.
—Me crees —casi susurró.
—Sí —sonrió débilmente—. Necesito que ahora respondas mi pregunta, ¿la orden será necesaria?
—Yo... lo consideraré en caso de que Dainsleif me vuelva a buscar, por ahora dejaré todo tal y como está —dirigió su mirada hacia la ventana—. Sólo quiero sentir que estoy en paz.
Wriothesley quiso sorprender a Neuvillette cuando llegó el dieciocho de diciembre. Convenciéndolo de que estaba muy ocupado y no podría hacer más que salir a dar un corto paseo con él por la noche, al final reveló que quería invitarlo a cenar y había reservado una mesa para ellos en un restaurante no tan alejado de la zona céntrica de la ciudad.
Una vez que salieron de ahí, el pelinegro le dio un regalo más. En el bolsillo interior de su abrigo había ocultado una bolsa de papel blanco y delgado hasta ese momento; se puso nervioso con sólo imaginar la reacción de Neuvillette, pero tampoco se podía quedar con el obsequio.
—Lamento que el papel ni siquiera esté decorado... Tuve poco tiempo y... Bueno, el regalo es lo que está en el interior, así que... espero que te guste.
—Oh, Wrio. No era necesario.
—¡T-te tengo que advertir que no es la gran cosa! Primero pensé en buscar algo de las melusinas, pero Winne me contó que tu colección es enorme y yo realmente no soy fan de la serie, así que ni siquiera sabría qué te falta y qué no, por eso lo pensé mejor y al final se me ocurrió esto sólo porque sé que te encanta el océano.
Neuvillette abrió la bolsa y de su interior sacó un carillón de viento que tenía una plataforma de suspensión azul en forma de ballena y de la cual colgaban decoraciones como estrellas de mar, conchas, un pez e incluso una mantarraya. ¡Todas pintadas a mano! Entre las líneas de soporte también era posible apreciar decoraciones metálicas un poco más pequeñas que parecían perlas.
—¡Es precioso! Nunca había visto un carillón de viento así.
—No podrías haberlo hecho —rio suavemente el pelinegro—, existe sólo uno en el mundo.
—¿Perdón?
—Te explico cómo lo hice. Primero conseguí latón para hacer las perlas, quise usar un metal blando porque esos crean tonos más suaves y así no se escuchará tan hueco como los carillones hechos con vidrio. Para lo demás hice el modelado digital en 3D de cada figura, después le pedí a un viejo amigo llamado Faissolle que me dejara trabajar en su casa porque él tiene una impresora 3D, lijé todas y cada una de las figuras, luego las pinté, las colgué y...
Wriothesley no pudo seguir hablando. Neuvillette había atrapado sus labios en un cálido beso cargado de amor.
—Muchas gracias, Wrio —le sonrió al apartarse—. Es el regalo más hermoso que he recibido desde que tengo memoria.
—Neuvi... —El menor estaba sonrojado—. ¿En verdad te gusta?
—Me encanta —asintió con la cabeza—. De hecho, me encantó desde el primer segundo en el que lo vi, pero tan pronto como entendí que tú lo hiciste, se volvió mucho más valioso.
El de cabello platinado guardó el obsequio con mucho cuidado y le ofreció a Wriothesley su mano para seguir caminando juntos. Entrelazaron sus dedos y disfrutaron de la tranquilidad en el entorno.
Continuará.
⛓️🌧️
Antes de que lo digan ustedes, lo diré yo...
Wriothesley hadita artesana 🧚🏻♂️✨ (e ingeniera, claro).¡Muchas gracias por leer!

ESTÁS LEYENDO
Cerca de ti | Wriolette
Hayran KurguCreció convencido de que nadie podría amarlo... hasta que conoció a Neuvillette y le permitió entrar a su vida. ⛓️ AU : Entorno moderno.