VI

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Acomodamos los planos en una de las sillas y pedimos dos cafés cortados. La conversación giraba en torno a temas sin trascendencia, sobre los cuales tratábamos de mantener un forzado interés. Luego de que el mozo nos interrumpiera para dejarnos el pedido, no pude evitar comenzar con la charla que nos había llevado hasta allí.

-¿Qué haremos con ésto?-pregunté-No quisiera lastimar a nadie-

-A mí no me lastimas-respondió. Hizo un minuto de silencio y agregó: Alguna vez me preguntaste por qué rompí con mi pareja, y yo te contesté con evasivas ¿recuerdas? Fue porque le confesé mi condición de bisexual. Y nunca me creyó que la quería. Ella proclamaba que una bisexual siempre termina enredándose afectivamente con un hombre.

La miré desconcertada, sin entender muy bien lo que decía.-Pero...entonces tu pareja....-

-Sí.-respondió-Mi ex pareja se llama Freen. Sólo que aquí nadie lo sabe.

-Entiendo...-respondí, mientras me reponía un poco de la novedad.

Pero ahora todo comenzaba a encajar: su soltería, su carácter reservado, sus amores misteriosos...su atracción por mí.

Me sentí un poco aliviada cuando me di cuenta de que acababa de descubrir mi condición de bisexual, y digo aliviada porque siendo así podía explicar la atracción y el amor que todavía sentía por Richie.

Y así como pensé que Becky nunca llegaría a enamorarse de un hombre por amar a las mujeres, estaba convencida de que yo jamás querría a una mujer y que mis relaciones con ellas sólo se limitarían a la búsqueda del placer carnal. Además, yo amaba a mi esposo,no había ninguna duda en eso.

Ella me confió que en un primer momento, cuando comenzó a sentirse atraída por mí, la perturbaba el hecho que fuera su cuñada. Pero luego no vio nada de malo en que pudiéramos jugar un poco por placer, sin compromisos.

Sólo bastaron unos días para que me diera cuenta de toda la verdad.

Aliviada yo, seguimos charlando y riendo esperando que llegue la hora de ir a la reunión. Habíamos decidido pedir la postergación de la entrega aduciendo una imprevista indisposición mía por un viejo problema de riñón, que en realidad de cuando en cuando me atacaba.

Antes de salir, nos dirigimos al toilette para retocarnos el maquillaje. Parada frente al espejo, buscaba en mi bolso el lápiz labial cuando siento que ella echa llave a la puerta y se abalanza hacia mí.

-¡No escaparás, villana!- exclamó en tono cinematográfico mientras se sacaba el top y me abrazaba por la espalda, riendo y refregando su cuerpo contra el mío. Yo podía mirar a través del espejo cómo devoraba mi cuello con exagerados besos y mordiscones mientras metía sus manos por debajo de mi blusa, levantando mi bra y apretando mis pechos. Podía sentir los movimientos de su pubis contra mis nalgas y sus duros botones en el escote de mi espalda.

-¡No, espera!- le advertí riendo y apartándola de mí- ¡Nos esperan en la oficina!-

-Te preocupas demasiado-dijo livianamente-Si sólo nos llevará unos minutos.-

Me tomó por la cintura. Levantando mi falda abrió mis piernas y acomodó mis rodillas cerca de mi cara. Se inclinó divertida y con su cara enfrente de mi coño, me corrió la tanga sosteniéndola con una mano, mientras con sus otros dedos jugaba en mi interior como una adolescente.

Su inquieta lengua me hizo estremecer en un orgasmo silencioso y clandestino como nuestro juego.

No había terminado de disfrutar de mi clímax cuando llamaron a la puerta. Casi me muero de susto. Por unos segundos, había olvidado que estábamos en el baño de un bar. Me incorporé violentamente acomodando mi ropa con urgencia y tratando de disimular mi excitación, mientras Becky me observaba burlona.

-¡Un momento!-gritó ella mientras reía compulsivamente y se ponía otra vez su top blanco-La llave se atoró.-

Salí como un rayo del lugar, y ruborizada y avergonzada me dirigí directamente al estacionamiento. Becky tuvo que ocuparse de levantar los planos y de pagar la cuenta.

Esta vez condujo ella. Esta vez, nos miramos con picardía, como dos criaturas que acaban de mandarse una travesura; y el embarazoso silencio dio lugar a las sonrisas.

Mi Cuñada BeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora