La luz de la mañana se filtraba suavemente a través de las cortinas, bañando la habitación en tonos cálidos de naranja y dorado. El suave murmullo del pasillo despertaba lentamente, con los sonidos de la cocina en el piso de abajo y las voces distantes de algunos residentes y sus padres. A pesar de ser temprano, la calma de un día de clases envolvía todo, ofreciendo una pausa momentánea antes de que la rutina de la vida real regresara. El sonido suave de una voz lo alcanzó desde algún rincón de su sueño, como una brisa que acaricia la piel antes de disiparse. Era la voz de su hermana, persistente y llena de preocupación.
—¡Trey, despierta! —dijo ella, moviéndolo con delicadeza—. ¡Se hace tarde! ¡Vamos a la escuela!
Trey gruñó, revolviéndose entre las sábanas y tapándose la cabeza con la almohada. Con los ojos entrecerrados, protestó sin mucha fuerza, aun no se daba cuenta que su hermana quería aprovechar su desorientación al despertar para jugarle una broma.
—¿Escuela? —murmuró, su voz aún apagada por el sueño—. Son vacaciones... No me molestes, a menos que la cocina esté en llamas.
La chica insistió en moverlo y considerar saltar sobre su cama para encontrar la forma en que su hermano se despertara.
—Déjalo descansar, hija —dijo su madre, con una sonrisa amable que se escuchaba en sus palabras.
Trey sintió la presencia de su madre sentándose al borde de su cama. La mano de ella acarició su rostro con ternura.
—No te preocupes, Trey —dijo ella, casi en un susurro—. Duerme lo que necesites.
Reconociendo la voz, Trey abrió un poco los ojos, apenas un destello de luz atravesando sus párpados. Sonrió débilmente al ver a su madre, y, con un esfuerzo, sus labios murmuraron.
—Buenos días, mamá.
Ella le sonrió, feliz de verle despertar, aunque lo hacía a su propio ritmo, un poco lento, pero entendía que su hijo fuera así si siempre estaba tan atento a todo y solo tuviera descansos al momento de tomar las siestas.
—Espero que hayas descansado —dijo. Su tono fue suave y lleno de cariño.
Trey se estiró lentamente, buscando comodidad mientras se colocaba sus lentes. Miró a su alrededor, notando que solo estaban ellas dos en la habitación.
—¿Solo ustedes dos vinieron? —preguntó, su voz aún algo ronca, mientras intentaba reponerse del sueño.
Su hermana se acercó y, con tono casual, respondió: —Sí. Vine acompañando a nuestros padres. Los chicos se quedaron en casa, no les dieron permiso para faltar a clases. Están demasiado ocupados con sus problemas.
Trey soltó una risa baja, moviendo la cabeza. —Qué desgracia. Yo quería que todos vinieran... quería... que conocieran a alguien —añadió con una ligera vergüenza en su rostro.
—Bueno, si quieres, puedes traer a esa persona a cenar un día a casa. Trey, y nos gustaría conocerla mejor. —sugirió la mujer.
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Horneando con Amor y Hongos
FanfictionLa relación de Jade y Trey está por dar el siguiente paso, ¿el obstáculo para Trey? ganarse la aprobación de toda la familia Leech, incluso de la propia abuela.