Moldes para hornear

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Había sido una semana bastante complicada, con los exámenes finales a la vuelta de la esquina, las pasantías y el hecho de que Trey aún no se recuperaba del todo de su resfriado, lo que lo aliviaba era saber que Miga ya estaba mejor de salud, ya corría y jugaba con los demás erizos con total normalidad y gran energía.

Solo quedaban unas semanas más, no podía creer que pronto se convertiría en un estudiante de cuarto año, que empezaría a desenvolverse más fuera de la escuela. Debía pensar muchas cosas para su vida, entre ellas cuando podría verse con Jade, no quería llevar su relación en completa distancia, pero entendía que el siguiente año haría complicado que pudieran verse y no sabía lo que su novio pensaba al respecto. Jade seguía tranquilo, feliz de poder pasar el fin de semana con Trey, aunque fuera realizando compras; llevando él mismo el carrito por los pasillos del supermercado, con Trey caminando a su lado, pensando que lucían como una pareja de recién casados.


La luz fluorescente brillaba en todo el local, pero nada parecía ser capaz de calmar los nervios que Trey sentía. Mientras pasaban junto a los estantes repletos de productos, él no podía evitar mirar todo con una ligera tensión en su rostro.


—Estoy nervioso, Jade. Conocer a tu abuela... no es cualquier cosa. Espero que todo salga bien. —dijo Trey, mirando los productos con una sonrisa algo forzada.


Jade lo miró con una sonrisa tranquilizadora, bajando la velocidad del carrito para mirarlo a los ojos. —No tienes que preocuparte tanto. —aseguró Jade, con tono calmado.


Trey no parecía del todo convencido, y frunció el ceño mientras seguía mirando alrededor, como si tratara de hallar algo que lo distrajera de su nerviosismo. —Eso espero, pero... ¿cómo me gano su aprobación? ¿Tienes algún consejo?


Jade pensó un momento, deteniéndose brevemente para ver qué producto elegir. Luego, con una sonrisa ligera, volvió a mirar a Trey. —Veamos... mi abuela es un poco como Floyd, ¿sabes? Fue muy cortejada cuando era joven. Así que si piensas en elogiarla, probablemente no sea la mejor idea. Ella ha escuchado todo eso antes.


Trey rió con suavidad, mirando a Jade con una expresión juguetona. —Seguro que de ella sacaste esa belleza que tienes.


Jade se sonrojó de inmediato, aunque sentía que no tenía mucho valor dado que tenía un gemelo, pero que Trey se lo dijera, hacía que su corazón se sintiera agitado.


—¿De verdad crees que soy atractivo? —preguntó, avergonzado, pero también halagado.


Trey se quedó en silencio por un momento, su rostro poniéndose rojo como un tomate. —Sí... sí, creo que sí.


Jade, tratando de mantener la calma, movió el carrito hacia el pasillo de la farmacia, su mente ya pensando en algo, juguetear más con su linda tortuga que últimamente se ponía más nervioso, como cuando solo eran amigos y simplemente se coqueteaban o lanzaban indirectas.


—Bueno, ya que piensas eso... te va a tocar hacerte responsable de lo que pase esta noche. —dijo con un tono juguetón mientras echaba un vistazo a los productos, buscando uno en específico.


Trey la miró con los ojos muy al tanto, sin comprender a qué se refería, hasta que vio lo que Jade había colocado en el carrito: una caja de preservativos, y seguía buscando al parecer algo más, rezaba internamente porque no se tratara de un lubricante o algo semejante a un afrodisiaco, no se sentía preparado aun para aquello.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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