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Daniel Fenton esquivó agilmente el tercer golpe proyectado hacia su rostro. Ascendió un par de metros y concentró su fuerza en ambas manos para crear dos esferas luminosas de energía. Enseguida voló hacia Vlad para intentar conectar un derechazo que fue fácilmente repelido por el mayor.

-Vamos, Danny. Concéntrate- lo reprendió Vlad, imitando la técnica de las esferas con absurda simpleza.

No entendía qué pasaba. Daniel nunca lo vencía, pero solía esforzarse más en sus contraataques y evasivas. Actualmente Danny apenas si podía seguirle el ritmo.

Decepcionado, Vlad revirtió la técnica de las esferas y descendió al suelo para deshacer la transformación y volver a su forma humana.

-Es todo por hoy- anunció dándole la espalda a Danny.

-¿Qué?...no, recién estaba calentando- se quejó Danny, reacio a revertir su transformación. Voló hasta situarse frente a Vlad-. Me esforzaré más. Aun quiero saber cómo haces la duplicación.

Vlad bufó ante la insistencia.

-Estas distraído...más que de costumbre...¿A qué se debe?

-Si, bueno...- balbuceó Danny, rascándose el brazo. Vio en la mirada añil de su interlocutor que este no pensaba seguir combatiendo, así que decidió volver también a su estado humano-. Mi papá no confía del todo en usted.

Vlad lo miró con la ceja alzada.

-Tuteame. Me enferma tanta cordialidad.

Lo que en realidad quería decir es que estaba harto de que Danny aún mantuviera aquella barrera de cortesía entre ellos.

-Bien- Danny rodó los ojos-. Mi papá no confía en ti- recalcó haciendo comillas con los dedos-. Y es posible que te vigile si acaso vuelves a mi casa.

-Vaya. Al fin Jack está usando sus neuronas, aunque tarde, he de admitir.

-¿No estas preocupado?- se extrañó Danny-. Mi papá tiene un equipo cazafantasmas muy sofisticado. Le gusta usarlo aun cuando no hace falta. Podría darse cuenta de que eres mitad fantasma y entonces...

Para restarle importancia a lo dicho, Vlad reprimió un bostezo contra la palma de su mano.

-Hace falta un milagro para que considere a Jack Fenton una amenaza. Sin ofender, pero tu padre no es muy inteligente- añadió al notar la expresión de enfado del chico-. De todas formas agradezco que me lo dijeras. Seré más precavido en adelante. Igual no pensaba volver a tu casa.

-Pero ahora que mi padre te considera su enemigo, no dejará que nos veamos- se lamentó Danny, con la mirada gacha.

-Hey, llevas ya unos años siendo mitad fantasma y hasta ahora no te han pillado. Tampoco te pillaran viniendo conmigo. Solo debemos desdibujar patrones en tu rutina. No ser reiterativos- meditó rascándose la barbilla-. Podemos intercalar los fines de semana. Tu vienes un fin, yo voy otro y nos reunimos en una de las sedes afiliadas a mis empresas.

-Yo...no lo sé- dudó Danny, alzando la mirada de a poco. Vlad se había inclinado para sostenerlo de los hombros y obligarlo a que lo mirara. Aquellos arrogantes ojos azules lo imantaban. Por momentos Danny no discernía entre el peligro de ser visto con Vlad en público y sus ganas infundadas por mantenerse cerca cuando claramente no debía.

-Te doy hasta el próximo fin para pensarlo.

Ansioso, Danny permaneció un momento a la expectativa cuando el pulgar de Vlad delineó su pómulo derecho con premura, casi con delicadeza. Tenía los sentidos abotagados y sentía un calor anormal subirle por el pecho. Era una locura como le latía el corazón.

Suspiró casi inaudiblemente cuando Vlad por fin se alejó, dándole su espacio. Hasta ese momento Danny se había olvidado hasta de respirar. 
**

El fin de semana había llegado casi inadvertidamente. Danny se había saltado el desayuno para preparar su mochila. Estaba nervioso. Después de meditarlo había llegado a la conclusión de que podía seguirse viendo con Vlad. Si podía llevar una doble vida y no ser descubierto, bien podía llevar una triple vida. Solo tenía que ser cauteloso. Ya encontraría la forma de convencer a su padre respecto a Vlad en un futuro próximo, o quizá su propio padre se cansaría cuando se diera cuenta de que sus temores eran surrealistas.

Ojalá hubiese reaccionado de ese modo en el pasado, cuando Vlad era una auténtica amenaza.

Danny estaba buscando el termo Fenton bajo la cama cuando su mamá lo llamó al pie de las escaleras.

Confundido, cejó en su búsqueda para bajar.

-Tienes visita- anunció una sonriente Maddie, haciéndose a un lado para dejar al descubierto a Sam.

-¿Sam?- preguntó Danny, incrédulo-. ¿Qué haces aquí?

-Hola, Danny- saludó Sam-. ¿Te olvidaste del proyecto de química? Habíamos quedado reunirnos en mi casa- increpó con las manos en jarras.

Danny contuvo un bufido. Había pensado que Sam y Tucker se olvidarían del asunto al no tener su confirmación, pero claramente no era el caso.

-Oh, si claro, el proyecto de química- le siguió la corriente-. Es solo que me olvidé de avisar a mi madre.

-No digas boberías, Danny- arguyó Maddie-. Sabes perfectamente que tienes mi aprobación si se trata de tus estudios.

-No se diga más- sonrió Sam, abrazando a Danny-. Mejor nos damos prisa para ir a la biblioteca.

Pero su destino al salir de la casa no fue la biblioteca sino una radiante limusina conducida por uno de los tantos chóferes de la familia. Danny no dejaba de sorprenderse de los lujos en los que vivía su amiga, aunque ciertamente no se comparaban a los de Vlad.

Oh, no. Vlad.

Con un gesto contradictorio, Danny miró a través de los vidrios polarizados en tanto Sam sacaba una hielera con bebidas debajo del asiento.

-Sírvete, Danny.

-Gracias.

Danny se hizo con una soda. Aún podía reunirse con Vlad al día siguiente. Le explicaría lo ocurrido y quizá podrían quedar de verse otro día para compensar.

Pero...

¿Compensar el qué?

No era obligatorio que lo viera cada fin de semana. Sin embargo esta vez era importante, casi vital, debido a la falta de respuesta sobre sus reuniones.

Bueno, seguro Vlad lo entendería. Tenía que hacerlo.

Experimento fantasma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora