VIII

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Sam y Tucker conversaban animadamente en el patio de la escuela cuando Danny se unió a ellos.

Tucker sonrió al máximo nada más verle. Le puso el brazo sobre los hombros y se giró a mirar a Sam.

-Díselo chica darks.

Sam entornó la mirada con fastidio por el apodo, pero enseguida recuperó su buen ánimo.

-Le decía a Tucker que mis padres saldrán de viaje de negocios este fin de semana. Así que pienso organizar una pequeña fiesta...nada ostentoso- se apresuró a agregar-. Solo invitarlos a ustedes. Esta la piscina, el cuarto de cine. Elijan una película y tendré listos los aperitivos.

Lentamente la sonrisa fue disminuyendo de los labios de Danny.

-Oh, el fin de semana...acabo de recordar que debo ayudar a Jazz con algunas cosas.

-¿Hablas en serio, Danny?- se sorprendió Tucker-. Llevas varios fines de semana evadiendonos. ¿Qué es más importante que una fiesta con tus mejores amigos?

Danny se mordió el labio con nerviosismo.

-¿Ah...estudiar?

-A ti no te gusta estudiar- exclamó Sam incrédula-. Además habías dicho que ya aceptaron tu trámite en la preparatoria. Si es por tus padres, me ofrezco a hablar con ellos. Tu mamá es mucho más comprensiva y nunca se niega a darte permiso cuando se trata de algún "proyecto escolar".

-No lo sé, chicos. Es solo que...tengo varios pendientes- siguió excusándose Danny, más y más nervioso por la mirada de escrutinio de sus amigos.

-¿Nos estas ocultando algo, Danny?- quiso saber Sam.

Por fortuna para Danny el timbre anunció el término del descanso.

Ni bien finalizaron las clases Daniel se fue directo a casa. No quería arriesgarse a ser interceptado nuevamente por sus amigos para sonsacarle verdades. No era tan buen mentiroso cuando se trataba de asuntos serios.

Y lo de Vlad era serio.

¿O no?

Camino a casa Danny pensó que no sabía como catalogar su relación con el apuesto magnate. Ya no eran enemigos, pero estaban aun algo lejos de ser amigos.

¿Colegas?

¿Camaradas?

¿Compañeros?

Vlad lo estaba ayudando a mejorar sus habilidades, pero tampoco se sentía bien etiquetandolo como su mentor.

Lo cierto era que Danny empezaba a sentirse demasiado cómodo en compañía de Vlad. Lo suficiente para no querer renunciar a sus reuniones de los fines de semana.

Sus amigos se escandalizarían si se enteraban que iba en secreto a su casa. Y ni qué decir tiene de su familia.

Danny se estiró en el vano de la puerta antes de deshacerse de su pesada mochila. Pretendía tomar una siesta ahora que no había tenido que vérselas con ningún fantasma.

Pero ya fuera para bien o para mal, se dio cuenta de la presencia del inesperado invitado tan pronto oyó voces en el comedor.

-Hola, Danny. Un gusto verte de nuevo.

Vlad Masters estaba sentado al lado de su padre. Había dos tazas de té humeante sobre la mesa, y Danny apenas resistió el impulso de correr a verificar que no hubiera nada extraño con la bebida de su padre.

-Anda, Danny. No seas grosero y saluda al buen Vlad- apremió Jack.

-Eh...si, lo que digas- caminó hasta situarse frente al magnate y le tendió la mano-. ¿Qué lo trae de vuelta, si se puede saber?

Danny intentó no sonar demasiado ofensivo o intrusivo, pero lo cierto era que lo asaltaban las dudas de cuando en cuando.

-Vine a hacer las paces con Jack. No quiero que hayan resentimientos entre nosotros- Vlad hizo una pausa para mirar detenidamente a Danny-. Mi consciencia no estaba tranquila y no quería que Jack pensara que le guardo malos sentimientos por lo que ocurrió en el pasado.

-Un desafortunado evento- repuso Jack, bebiendo tranquilamente de su té.

Danny arqueó una ceja con incomodidad pero sonrió satisfecho y más tranquilo cuando Vlad y su padre reanudaron la conversación y lo hicieron de lado.

Al final Vlad había cumplido su promesa, y era más de lo que Danny hubiera esperado de quien antaño fuera su jurado archienemigo.

Danny no salió de su habitación hasta que escuchó el ruido de la puerta de entrada al cerrarse. Entonces bajó y fue al comedor con la excusa de querer jugo de manzana de la nevera. Su padre aún estaba sentado a la mesa, pensativo.

-Es genial que hayan arreglado las cosas- comentó Danny, haciéndose con un vaso de la alacena. Extrañamente Jack Fenton no sonreía, sino que tenía el entrecejo fruncido, parecía enojado-. Ah, ¿Pasa algo papá?

-Eso parece- caviló Jack, precipitandose a la ventana-. Eso fue demasiado sospechoso.

-¿Sospechoso en qué sentido?- parpadeó Danny, dejando el vaso sobre la mesa. De pronto no le apetecía nada, de pronto tenía el estómago lleno de una sensación opresiva.

-Vlad nunca se ha disculpado de nada...¿Para qué tomarse la molestia de venir aquí a "limar asperezas" cuando supuestamente jamás ha tenido ningún disgusto conmigo?

Poniendo las manos sobre la mesa, Danny inspiró hondo.

-¿Quizá estaba siendo honesto por primera vez, papá? Solo piénsalo, tuvo que terminar la universidad tomando cursos desde su hogar por aquel tema del ectoacné. Tampoco pudo graduarse junto a ti y mamá. Debió sentirse terrible y seguro te culpaba indirectamente.

>>Lo que hizo al venir aquí fue sincerarse para poder olvidarse de una vez del asunto.

Jack hizo un aspaviento con la mano, como si descartara todo lo dicho.

-Estoy seguro que pretende algo. Mi sexto sentido me lo dice. Habrá que estar alertas. Desde ahora les prohíbo a Jazz y a ti abrirle la puerta cuando tu madre y yo no estemos presentes. Ya buscaré la forma de informarme sobre lo que planea.

Boquiabierto, Daniel lo vio abandonar la cocina en busca de su equipo fantasma. Se frotó el oscuro cabello con las manos, sucumbiendo al desespero.

¿Qué acababa de pasar?

Solo quería que estuvieran en buenos términos, pero ahora había sembrado sospechas en su padre.

Tendría que alertar a Vlad. Y conociéndolo, probablemente volvería a mostrarse hostil con su padre.

La rivalidad entre ellos no había terminado, sino que recién comenzaba.

"¿Por qué a mí?"

Experimento fantasma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora