Ekko ajustó sus guantes con calma mientras observaba a los demás prepararse, revisando su equipo y asegurándose de que todo estuviera en orden. Ekko intentaba mantener una expresión seria, pero la sonrisa boba que aparecía en su rostro lo traicionaba. Había escuchado que el amor podía hacerte actuar como un tonto, pero nunca lo había creído hasta ahora. Cada pensamiento lo llevaba a ella, y no podía evitar soltar pequeños suspiros que lo delataban.
—Bueno, si no me equivoco, el evento será a las 2 en punto. Si salimos ahora mismo, los interceptaremos a tiempo, —anunció con firmeza, su voz proyectándose por encima del bullicio mientras revisaba su reloj. Luego, con un toque de humor, agregó—: Si esto sale bien, tendrán ración extra para la cena.
El comentario arrancó algunas risas entre el equipo mientras Ekko ajustaba su máscara, listo para salir al campo.
—Tengo que admitir que no pensé que ayudaría, —dijo Scar, colocándose a su lado y dándole una palmada en la espalda Ekko solo le devolvió una sonrisa confiada.
El mar de carga que conectaba las zonas rurales con Piltover era un espectáculo decadente. El hedor acre que impregnaba el aire era sofocante, una mezcla de aguas residuales y basura acumulada por décadas. Ekko arrugó la nariz, intentando contener las náuseas. Si no fuera por lo crucial de la misión, habría jurado que nadie en su sano juicio pisaría este lugar por voluntad propia. Allí no existía vida alguna más que la de las bacterias y enfermedades que se escondían en cada rincón.
Al divisar el puerto a lo lejos, el equipo se preparó en silencio. Cada miembro se separó siguiendo las rutas asignadas, cubriendo todas las posibles salidas como habían planeado. Ekko miró su reloj, el brillo tenue de las manecillas marcando cada segundo que transcurría. Su corazón retumbaba con la presión, pero su rostro no mostraba nada más que determinación.
A las 2:00 en punto, Ekko levantó la mano, dando la señal. Sin dudar, todos descendieron en picada, moviéndose con precisión ensayada. Scar tomó el techo, mientras Ekko y otros dos se dirigían a las esquinas del almacén. Sus pasos eran rápidos pero cautelosos, preparados para cualquier sorpresa. Sin embargo, al llegar al lugar, encontraron un silencio desconcertante.
El puerto estaba vacío.
Se quedaron inmóviles, sus miradas cruzándose con incertidumbre. Ekko revisó su reloj, convencido de que debía haber cometido un error. Pero no, la hora y la fecha coincidían. Este era el lugar y el momento acordado, y aun así no había rastro alguno de los cargamentos ni de los ayudantes de Silco.
Ni siquiera había objetos abandonados que pudieran darles una pista.
Un ruido seco resonó desde la cabina de control cercana, cortando la quietud. La atención de todos se dirigió hacia el sonido. Ekko hizo un gesto con la mano, y el equipo se movió con cautela hacia el lugar. Dentro de la cabina encontraron a un guardia tirado en el suelo, amarrado de pies a cabeza. Scar fue el primero en acercarse, inclinándose para intentar desatarlo.
Fue entonces cuando la puerta se cerró de golpe, el estruendo reverberando en el pequeño espacio como un trueno.
—¡Es una trampa! —gritó uno de los miembros del equipo.
Ekko golpeó la puerta con todas sus fuerzas, pero era inútil; estaba cerrada herméticamente. Sus ojos recorrieron la escena justo a tiempo para ver, a través de la ventana de la cabina, cómo un matón enorme y una mujer de cabello oscuro con un brazo metálico emergían de las sombras. No dudaron ni un segundo: el matón asestó un golpe brutal a uno de sus compañeros, mientras la mujer levantaba un arma improvisada y disparaba un proyectil que dejó a otro huir tambaleándose.
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El ritmo Cambiante de Jinx
FanfictionTimebomb🕰️💥 Jinx está actuando de forma... diferente. Se escabulle más de lo habitual, sus proyectos quedan a medias y, para sorpresa de todos, parece menos explosiva que de costumbre. Silco, confundido y algo preocupado, intenta entender qué ocur...