Capítulo 31: Fuerza

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Seungkwan caminó con pasos firmes hacia el bosque, intentando alejarse del bullicio y de la frustración que había acumulado. Sus pensamientos giraban en círculos, enfocados en su enojo con el Avatar y, en parte, consigo mismo. Internamente sabía que no había manejado bien la situación, pero no quería admitirlo. Cuando llegó al fondo del bosque, se detuvo de golpe. Allí, acostado en el pasto y mirando al cielo, estaba Vernon.

La escena inesperada despertó su curiosidad, aunque trató de disimularlo al acercarse.

"¿Qué haces aquí tirado?" preguntó Seungkwan con un tono algo brusco, cruzándose de brazos.

Vernon, sin apartar la vista del cielo, respondió con tranquilidad. "Nada."

"¿Nada? ¿Por qué estás tirado en el pasto?" insistió el maestro tierra, frunciendo el ceño.

"Porque me gusta estar así." Vernon lo miró de reojo, percibiendo el malhumor en el otro. "Deberías intentarlo. Tal vez te ayude a tranquilizarte."

Seungkwan resopló, pero después de unos segundos de vacilación, se recostó al lado del maestro aire, mirando el cielo. Permanecieron en silencio, hasta que Kwan rompió la calma.

"El Avatar es un niño caprichoso."

Vernon soltó una pequeña risa antes de contestar. "Jamás lo habría descrito como alguien caprichoso. Si acaso, es demasiado considerado."

Seungkwan giró la cabeza hacia él con una mezcla de sorpresa y desconcierto. "¿Entonces soy yo el que lo hace actuar así?"

Vernon reflexionó por un momento, entrecerrando los ojos mientras observaba las nubes. "Tal vez. O tal vez son el perfecto opuesto del otro."

Ese comentario dejó a Seungkwan pensativo. No estaba seguro de si era un insulto o una observación profunda. Optó por cambiar de tema. "¿Cómo te enseñaron aire control?"

Vernon no respondió de inmediato, así que Seungkwan continuó. "Desde que tenía tres años, mis padres me indujeron a usar mi control de la tierra. Es lo único que recuerdo de mi infancia: entrenar y entrenar porque era lo que debía hacer." Sus palabras comenzaron a adquirir un tono sombrío. "Cuando cumplí cuatro años, me llevaron lejos de mi familia para que aprendiera con los mejores maestros. Soy uno de los pocos descendientes de Toph Beifong, ¿sabes? Se suponía que mi tierra control sería poderoso, digno de mi linaje. Así que nunca hubo un 'jugar' en mi niñez. Solo... responsabilidad."

Vernon giró ligeramente la cabeza para mirarlo, sorprendido por la confesión, pero no dijo nada. Seungkwan continuó.

"Por eso me ofrecí a enseñar al Avatar. Nadie más quería hacerlo, pero yo sentí que era mi deber." Su tono era amargo, casi como si la palabra deber lo pesara en los labios.

"¿Por qué nadie quiso?" preguntó Vernon, frunciendo el ceño.

"El Avatar no es tan bien visto en el Reino Tierra. Mucha gente lo culpa por los cambios en el mundo, especialmente en nuestra nación." Seungkwan suspiró. "Pero el príncipe intercedió por mí y mi deseo de enseñarle, y bueno, aquí estoy."

Vernon se quedó callado por unos momentos, procesando lo que acababa de escuchar. Luego, con una voz calmada, dijo: "Deberías decirle todo esto a Dino. Tal vez si lo supiera, entendería de dónde viene tu frustración."

Seungkwan soltó un resoplido, como si la idea de abrirse al Avatar fuera tan absurda como mirar el cielo. Pero luego se quedó pensativo.

El silencio volvió a instalarse entre ellos, solo interrumpido por el suave murmullo del viento y los cantos lejanos de los pájaros. Después de un rato, Seungkwan sonrió levemente. "Debo admitir que esto de recostarse y mirar el cielo no está tan mal."

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⏰ Última actualización: 11 hours ago ⏰

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