Capítulo 17: El Estado Avatar

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A pesar de los valientes esfuerzos de Dino, DK demostró ser un oponente formidable. Con su mayor tamaño y fuerza, logró someter a Dino en un rápido movimiento, el Avatar luchó por liberarse, pero ante la superioridad de DK, no tuvo más remedio que rendirse. Woozi anunció el resultado, declarando que el Avatar había perdido y ordenando 200 burpees como castigo por la derrota. Aunque desanimado por su segunda derrota, Dino sabía que aún quedaban desafíos por delante, y estaba decidido a aprender de sus errores y seguir adelante.

Mientras Dino realizaba su castigo, Jeonghan se acercó a los maestros del chico.

"Honnie, Hoshi ¿No creen que Dino esta muy cansado?" Mencionó el monje. "Así perderá con facilidad contra Jun."

"Jeonghanie, esto es parte de que Dino crezca, lo estamos empujando a sus límites" respondió el maestro aire.

"Tiene razón Hoshi, se que no te gusta Hannie, pero Dino tiene que probar sus límites, aprende rápido y entrena bien, pero no se debe quedar en una situación de comodidad." Dijo el más bajo.

En la sala de entrenamiento, el silencio se cortaba con la tensión mientras Dino se preparaba para su enfrentamiento final con Jun. El ambiente estaba cargado de expectativa y el aire vibraba con la energía acumulada de las batallas anteriores. El cansancio pesaba sobre los hombros del joven Avatar, pero su determinación seguía ardiente como una llama en la oscuridad.

Desde el otro lado de la sala, Jun observaba a su oponente con una mirada desafiante, sus ojos destellaban con la determinación de probar su supremacía como maestro aire. Con movimientos fluidos y ágiles, Jun desplegaba su control sobre el aire, creando ráfagas cortantes que cortaban el espacio entre él y Dino.

Cada golpe de Jun era como un torbellino, azotando el cuerpo de Dino y poniendo a prueba su resistencia. El joven Avatar luchaba por mantenerse en pie, su cuerpo agotado pero su espíritu inquebrantable. Los espectadores observaban con respiración contenida, sintiendo la intensidad de la batalla que se libraba ante sus ojos.

Jeonghan, observaba con el corazón en un puño, su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y determinación. A su lado, Woozi y Hoshi permanecían en silencio, sus mentes trabajando en sintonía mientras evaluaban cada movimiento de Dino y Jun.

Los chicos presenciaban una lucha de voluntades, una danza caótica de poder y resistencia. Dino se esforzaba por mantenerse en pie, cada fibra de su ser clamando por descanso, pero su espíritu se negaba a ceder ante el desafío que tenía delante.

El sudor empapaba su frente, sus músculos gritaban de fatiga, pero aún así Dino seguía adelante, su determinación alimentada por el deseo de demostrar su valía como Avatar. Los golpes de Jun seguían lloviendo sobre él, cada uno llevando consigo el peso de su fuerza y habilidad.

En un momento de cercanía, los dos combatientes se encontraron cara a cara, el aire vibrando con la energía de su enfrentamiento. Dino luchaba por mantener su defensa, su mente buscando una oportunidad para contraatacar. Pero Jun era implacable, sus movimientos eran como ráfagas de viento cortante, buscando abrir una grieta en la armadura de su oponente.

Entonces, un golpe de Jun lo alcanzó de lleno, haciendo que Dino retrocediera con un gemido de dolor. Sus fuerzas parecían abandonarlo, su visión nublada por la fatiga. El mundo parecía girar a su alrededor mientras luchaba por mantenerse en pie. El dolor se extendió por su cuerpo, pero en lugar de abrumarlo, despertó algo dentro de él. Un resplandor brillante comenzó a emanar de los tatuajes de maestro aire en su piel, iluminando la sala de entrenamiento con una luz intensa y cegadora.

Los ojos de Dino brillaron con una luz deslumbrante, su mente se conectó con la energía elemental que fluía a su alrededor. En un instante, sintió una conexión profunda con el mundo a su alrededor, como si fuera uno con los elementos mismos. El aire zumbaba a su alrededor, el agua danzaba en armonía con su voluntad, y la tierra temblaba bajo sus pies.

Sus tatuajes de maestro aire resplandecían con un brillo etéreo, marcando su conexión con el flujo de la energía espiritual que lo rodeaba. En ese momento de trascendencia, Dino dejó de ser simplemente un joven maestro en entrenamiento y se convirtió en el Avatar, el puente entre el mundo físico y el espiritual.

Con un grito primal, Dino liberó todo el poder que había estado acumulando dentro de él. Un aro de energía elemental se desató a su alrededor, formado por agua, tierra, fuego y aire. Los chicos observaron con asombro mientras el joven Avatar se transformaba, sus rasgos iluminados por una determinación feroz y una conexión innegable con el mundo espiritual.

"¡Es el Estado Avatar!" Gritó Minghao tratando de cubrirse por el poder que emanaba el menor. "Tienen que detenerlo".

Mientras Dino se sumergía más y más en el estado Avatar, Hoshi, Woozi y Jun se lanzaron desesperadamente para detenerlo. Intentaron contenerlo, pero el poder desatado del Avatar los empujó hacia atrás con fuerza sobrenatural. A pesar de sus esfuerzos combinados, Dino estaba fuera de sí, consumido por la energía elemental que lo rodeaba.

Hoshi y Woozi intercambiaron miradas de preocupación mientras luchaban por mantenerse en pie contra la fuerza imparable de Dino. Cada intento de contenerlo era en vano, ya que el joven Avatar parecía estar en otro plano de existencia, ajeno al mundo que lo rodeaba.

Incluso Jun, con toda su habilidad como maestro aire, fue repelido por la ferocidad de Dino en su estado Avatar. Sus movimientos eran rápidos y poderosos, como si estuviera canalizando la fuerza misma de los elementos.

En medio del caos, Jeonghan intervino. Con valentía, se acercó a Dino mientras los demás observaban con asombro. Sin vacilar, el monje abrazó al joven Avatar con ternura y comenzó a entonar una antigua canción de cuna de los monjes del Templo del Aire.

La melodía resonó en la sala de entrenamiento, envolviendo a Dino en una atmósfera de paz y serenidad. A medida que la canción continuaba, el resplandor de los tatuajes de Dino se calmaba lentamente, y su cuerpo dejaba de vibrar con la energía descontrolada.

Por un momento, todo quedó en silencio, excepto por la suave melodía que fluía de la voz de Jeonghan. Los jóvenes contuvieron el aliento, observando con asombro cómo el estado Avatar de Dino se disipaba lentamente, reemplazado por la calma y la tranquilidad.

Finalmente, Dino se relajó en los brazos de Jeonghan, su respiración se calmó y sus ojos recuperaron su brillo habitual para desvanecerse sobre el mayor. Había regresado del abismo del estado Avatar. "Sigue siendo el mismo que cuando era un bebé, es la misma canción que le cantaban cuando lloraba en el Templo del Aire del Sur".

Seventeen: Avatar The AirbenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora