©Dieciseis : CAPÍTULO ll

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Lucas se despertó en la oscuridad, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había pasado la noche en un edificio abandonado, tratando de escapar de los zombies que habían invadido la ciudad.

Se levantó y se estiró, sintiendo el dolor en sus músculos después de una noche de sueño irregular. Miró alrededor, tratando de recordar dónde estaba y cómo había llegado allí.

Había sido un médico antes de la invasión, y había estado trabajando en un hospital cuando los zombies habían aparecido. Había logrado escapar, pero había perdido a su familia y a muchos de sus amigos.

Lucas se sintió abrumado por la tristeza y la soledad, pero sabía que no podía permitir que sus emociones lo dominaran. Tenía que seguir adelante, encontrar una manera de sobrevivir en este nuevo mundo.

Se puso en marcha, saliendo del edificio abandonado y entrando en la calle. La ciudad estaba en ruinas, con edificios derrumbados y coches volcados. Pero Lucas no se detuvo, siguió adelante, buscando un lugar seguro donde pueda refugiarse.

Lucas caminó durante horas, tratando de encontrar un lugar seguro donde pueda refugiarse. Su mente estaba llena de pensamientos y recuerdos del pasado, y no podía evitar sentir una profunda tristeza.

Pensó en su familia, en su esposa y su hija, que habían muerto en la invasión. Pensó en sus amigos y colegas del hospital, que habían luchado junto a él para salvar vidas.

- Los extrañó a todo ~

Lucas se detuvo en un cruce de calles, mirando alrededor. La ciudad estaba en silencio, excepto por el sonido de los zombies que vagaban por las calles.

De repente, recordó algo. Un lugar que había visitado antes de la invasión, un lugar que podría ser seguro. Se puso en marcha, dirigiéndose hacia el este, hacia el río que corría por la ciudad.

Lucas había trabajado en un hospital que estaba ubicado cerca del río. Había un pequeño bote que los médicos utilizaban para transportar a los pacientes a la otra orilla del río. Lucas recordó que el bote estaba escondido en un pequeño muelle, y que podría ser un lugar seguro para refugiarse.

Con renovada esperanza, Lucas siguió adelante, dirigiéndose hacia el río y el bote que podría ser su salvación.

Lucas miró su reloj y vio que estaba justo a la hora para cruzar el río. Tenía que darse prisa si quería llegar al otro lado antes de que oscureciera. Pero justo cuando estaba a punto de partir, escuchó un grito detrás de él.

- ¡Espera...! ¡Espera por favor!

Lucas se dio la vuelta y vio a una mujer corriendo hacia él, su cabello rubio flotando detrás de ella. Llevaba una mochila en la espalda y parecía estar exhausta. Lucas sintió una punzada de simpatía y decidió ayudarla.

- Hola, ¿estás bien? - preguntó Lucas, acercándose a ella. - ¿Puedo ayudarte en algo?

La mujer se detuvo frente a él, jadeando y con la cara roja. Miró a Lucas con ojos desesperados y luego se derrumbó en el suelo, exhausta.

- Gracias... - murmuró, sin aliento. - Me llamo Emma. Estoy huyendo de... de ellos.

Lucas se arrodilló a su lado y le ofreció un vaso de agua de su botella.

- ¿De quiénes? - preguntó, mientras Emma bebía el agua.

Emma miró a su alrededor, como si temiera que alguien estuviera escuchando.

- De los zombies - susurró. - Están por todas partes. No sé cómo he logrado sobrevivir hasta ahora.

Lucas asintió con la cabeza, comprendiendo su situación.

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