Hay muchos libros que cuentan historias personales,con diferentes matices y diferentes puntos de vista, historias muy innovadoras y que marcan.
Si fuese tan fácil la vida éste libro sería muy corto,pero por mucho que pinten la vida de rosas,mi vida no ha sido nada fácil.
No es un libro de comedia,ni mucho menos uno de felicidad, está es mi historia, y a mí me tocó vivirla de ésta manera.
La vida tiene una manera peculiar de moldearnos, de llevarnos al límite y, a veces, de dejarnos al borde del abismo solo para demostrarnos nuestra propia fortaleza. Mi vida no ha sido sencilla; ha sido un viaje lleno de desafíos, marcado por el dolor, la incertidumbre y un sinfín de pruebas que han puesto a prueba mi resistencia física, mental y emocional. Desde el momento en que tengo memoria, la adversidad se convirtió en mi sombra constante.
He enfrentado más operaciones de las que puedo contar, cada una de ellas una batalla en un cuerpo que parecía dispuesto a rendirse, pero que, de alguna manera, encontraba la forma de seguir adelante. La enfermedad se convirtió en una compañera indeseada, invadiendo no solo mi cuerpo, sino también mi espíritu. Cada diagnóstico traía consigo un nuevo miedo, pero también un reto más que vencer. Los hospitales se convirtieron en mi segundo hogar, las cicatrices en el mapa de mi lucha, y el dolor, aunque desgarrador, en un recordatorio de que aún estaba viva.
Pero mi salud no fue la única montaña que tuve que escalar. Los problemas en mis estudios fueron otra carga pesada. Tal vez para otros, los libros y los exámenes son obstáculos menores, pero para mí, cada clase, cada evaluación, era una pelea contra mis propias limitaciones. Hubo días en los que el cansancio era tan profundo que el esfuerzo por aprender parecía imposible. Sin embargo, en medio de todo, había una pequeña chispa que se negaba a apagarse.
Ha sido una vida trágica, sí, pero también llena de lecciones que no se aprenden en los buenos tiempos. A través del sufrimiento, descubrí una voluntad de acero que ni siquiera sabía que poseía. Aprendí a celebrar las pequeñas victorias, a encontrar belleza en los momentos más oscuros y a creer en mi capacidad de resurgir, una y otra vez.
Hoy, cuando miro hacia atrás, no veo solo el dolor y las dificultades; veo a alguien que ha sobrevivido a lo que muchos no podrían. Veo a alguien que, a pesar de todo, sigue aquí, más viva que nunca, lista para contar una historia que no es solo de tragedia, sino también de coraje, de superación y, sobre todo, de esperanza.
A lo largo de mi vida, he aprendido que la adversidad no solo tiene el poder de quebrarnos, sino también de reconstruirnos en formas que jamás imaginamos. Cada operación, cada noche en vela, cada lágrima derramada por la frustración de no avanzar como otros lo hacían en sus estudios, ha sido una página de una historia que aún estoy escribiendo. No fue fácil aceptar que mis pasos eran más lentos, que mi cuerpo luchaba contra mí y que mi mente, agotada por las circunstancias, a veces quería rendirse.
Sin embargo, fue en esos momentos de mayor oscuridad donde encontré destellos de luz. Esa luz provenía de pequeñas victorias que otros considerarían insignificantes: una recuperación más rápida de lo esperado, un examen aprobado después de innumerables intentos, o simplemente el hecho de despertar un día más con la determinación de seguir adelante. Esa luz también venía de las personas que me tendieron la mano, quienes no siempre entendieron mi lucha, pero me acompañaron en el camino con su amor y apoyo incondicional.
Entendí, poco a poco, que no soy la suma de mis cicatrices, ni de mis fallas, ni de los días oscuros. Soy alguien que ha sido forjada en el fuego del sufrimiento y ha salido de él con un espíritu que se niega a romperse. Por cada caída, he encontrado la fuerza para levantarme. Por cada puerta cerrada, he descubierto una ventana abierta. Y aunque el mundo no siempre ha sido amable conmigo, me he propuesto ser amable conmigo misma.
Hoy, con cada palabra que escribo, intento no solo relatar mi historia, sino también honrar a la persona que fui, la que luchó con uñas y dientes para llegar hasta aquí. Este no es solo un prólogo, es un homenaje a la vida, en toda su crudeza y belleza. Porque, aunque he estado al borde de la muerte, sigo aquí, más viva que nunca, con la esperanza de que mi historia inspire a otros a encontrar su propia fuerza en medio de las tormentas.
ESTÁS LEYENDO
A un Paso de la Muerte, Más Viva que Nunca: La Historia de Mi Resiliencia"
AcakUna historia que parece irreal,pero forma parte de mi vida...