El coche es elegante, de la marca Mercedes, negro como el que nos recogió en mi casa. Mía y yo nos sentamos en la parte trasera, y Pablo se sienta delante con el señor que identifico como Pedro. Durante todo el trayecto Pablo, Mía y Pedro no dejan de hablar, mientras que yo me dedico a contemplar la ciudad a través de la ventana.
Llegamos a una cabina de vigilancia donde, después de comprobar las matriculas, nos abren la barrera para que podamos entrar. Recorremos un camino ajardinado hasta llegar a la puerta, donde Pedro y Pablo se bajan del coche para abrirnos la puerta a Mía y a mí. El lugar es impresionante. Entramos al restaurante, si por fuera es impresionante, por dentro mucho más. Todo acristalado, con elegantes cortinas, camareros uniformados, vajillas de porcelana y copas de cristal de bohemia.
Sergio le informa al señor de la entrada que tiene una reserva. El camarero nos acompaña hasta una mesa apartada. Sergio retira la silla de Mora para que se siente. Pablo hace lo mismo con la de Mía, cuando viene a retirar la mía para que me siente, ni tan siquiera le miro. Estoy enojada con él y quiero que lo sepa.
Después de ordenar los platos y el vino, Sergio se dirige a mí.
- Marizza, somos miembros de este club. He pedido que te inscriban a ti también para que puedas venir cuando quieras. Hay campo de golf, piscina, spa, cancha de tenis, pádel, baloncesto, gimnasio, biblioteca. También se puede venir a jugar al póquer o a otros juegos.
- Que bien.- respondo a pesar de que nada de este club me interesa.
- Estoy seguro de que a Mariza no le interesa nada de este club.- dice Pablo mientras juega con un tenedor
- Pablo, no seas grosero.- le reprocha Mora
- No es grosería, simplemente no creo que en el barrio del puerto se juegue al pádel o al golf.
- Tienes razón.- le respondo.- Pero sí que tenemos canchas de baloncesto y de futbol. Y también tenemos biblioteca.
- No quiero ni imaginarme qué clase de libros tendréis en esa biblioteca.- me responde retándome con la mirada
- Cervantes, Dickens, Dostoyevski, Wilde, y ya si quieres algo más moderno Dan Brown, George RR Martin, JK Rowling o Stephen King, entre otros.
- Aquí seguro que también están.- Interrumpe Sergio nuestro duelo.- Por cierto, quiero avisaros que mañana salgo de viaje. Estaré fuera una semana.
- ¿Dónde vas?- pregunta Mora
- Y a ti que te importa.- responde Sergio de mala forma.- Tú de lo único que te tienes que preocupar es de que las cosas en la casa funciones bien. Esto va para todos. No quiero escándalos ni tonterías en mi ausencia, ¿entendido?- mira a Pablo
- Entendido.- responde este último.
- Marizza y Pablo quiero que os dejéis ver, que os saquen alguna foto. Hacer las cosas normales que una pareja hace.
Un par de camareros se acercan a la mesa para servir la cena. Mientras nosotros nos quedamos callados para que no puedan escuchar nuestra conversación. Observo el resto de mesas, y en una puedo ver a una chica rubia que no deja de mirar a Pablo. Al dirigir mi mirada a él, puedo ver cómo le dedica una sonrisa cómplice. Se conocen.
Cuando los camareros se van, la tensión que se había creado antes se ha reducido un poco. Sergio es un hombre autoritario que maneja a todos a su antojo. Siento que todos en esa mesa somos sus marionetas esperando sus órdenes para cumplir con sus deseos.
- Marizza, estas muy guapa.- dice Mora sacándome de mis pensamientos sobre Sergio
- Gracias. Mía me ha ayudado.
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¿Tenemos un trato?
Teen FictionMarizza es una chica humilde que vive en la zona pobre de la ciudad. Jamás se imaginó que el decidir remplazar a su madre en un catering de una fiesta de la familia Bustamante, la llevaría a terminar haciendo un trato que le cambiaría la vida para s...