Miré la puerta, a unos cuantos pasos, me dispuse a huir. Sí, huir; porque eso es lo que iba a hacer.
Zachary esta cerca, la -perra- chica con la que estaba también. Me planteé desearles buena suerte en su relación. Me imaginé a Zachary presentándomela. Me imaginé una sonrisa falsa de mi parte. Me imaginé mi corazón roto. Me imaginé llorando comiendo helado viendo una película triste.
-Libba Gutierrez, no te vayas.- dijo Zachary, con voz calmada.
- ¿Qué quieres?- pregunté, seca.
-No tienes porque ser cortante.- dijo algo nervioso.Miró a la chica con la que hablaba y le frunció el ceño.-Solo dime porqué no soy suficiente para ti y te prometo que te dejaré en paz.
-Ser suficiente.- murmuré.- ¿Por qué crees que no eres suficiente para mí?- dije más alto.
Zachary pasó su mano por su cabello.
-Me dejaste. -dijo como si fuera obvio.
Lo malo era que lo era.
-Tal vez.- dije pensando en si terminar la oración.-... deberías pensar si yo soy la que quieres.
Miré a la chica con la que estaba, jugaba con su celular. Le hice un mohín señalándola. Él frunció el ceño y negó con la cabeza.
-No quiero interrumpir.
Esperé un replicación que nunca llegaría.
Esperé que me dijera que estaba equivocada.
Esperé que me diera razones para confiar en él.
Esperé muchas cosas, qué estúpida fui.
Me volteé, haciendo que las suelas de mis zapatillas chillaran frente al piso recién enserado. Me coloqué los audífonos y subí todo el volumen. Bajé mi cabeza previniendo que vieran si lloraba.
Vi a Michael saliendo del auto al verme, corrí alejándome de él. Me subí al primer bus que pasó y llegué a unas cuadras cerca de mi casa. Decidí caminar, para olvidar. Me puse los audífonos, subí todo el volumen y olvidé que era Libba Gutierrez.
Olvidé que era mi culpa que Zachary se fuera con otra chica.
Olvidé que mis dedos sangraban por tanto comerme las uñas.
Olvidé que Zachary me besó.
Olvidé que estaba lloviendo a cántaros.
Olvidé que quería a Zachary.
Olvidé que había dejado mi casa muchas cuadras atrás.
Olvidé que conocía un Zachary.
Olvidé que había dejado mi casa varias cuadras atrás.
Olvidé mi amor por Zachary.
Terminé en la casa de mi tía. Estaba empapada y era la primera vez que me pasaba, ya que solia preferir mirar las gotas por mi ventana, decidí tocar la puerta. Mi primo, Abel, abrió la puerta. Este me vió y abrió los ojos como platos, me habré visto muy mal.
-¿Qué mierd* te pasó?- pregunto, dejándome entrar.
-Me distraje un poco y llegué acá. - respondí sacándome la polera empapada.
Empecé a tiritar y Abel me pasó una manta. Nos sentamos en el sofá y prendí la televisión para ver si había algo interesante.
-¿Un poco? Tu casa esta a unos kilómetros.- Dijo y miró su reloj.- Son las 7 de la noche. Mi mamá no está, ha ido al frente a chismosear.
ESTÁS LEYENDO
10 ventajas de ser callada.
Novela JuvenilLibba sabe que con sus problemas no puede hacer nada. Y que mortificarse por eso sería en vano. Decide ver el lado positivo y escribe 10 ventajas de ser callada. Pero, ¿Qué pasaría si alguien las lee? Más específicos. ¿Qué pasaría si él las lee?