Estaba exactamente una semana antes del baile de graduación. Y como yo no quería ir, no tenía ni idea de que se necesita para ello.
Y como el mundo está en mi contra, Zachary me invito. Y digo invito por no decir obligó.
-Deberías ir, Libba Gutiérrez- dijo mientras caminábamos hacia una heladería.
-No quiero.- respondí.
-Pero es el momento que tiene toda mujer y espera para deslumbrar.
-¿Eso no son los 15 años? -pregunté sin tomarle importancia a todo lo que decía Zac.- Cosa que tampoco tuve.
-Dios, qué aburrida. -dijo revolviéndose el cabello. - Debes ir, será tu día. Si quieres yo voy contigo.
-¿Estás seguro de que no eres gay? -pregunté cuando llegamos a la heladería. - Aunque ni un gay es tan buena gente para ir conmigo.
-Que yo sepa no soy gay. -dijo sentándose en la mesa- No tengo ningún problema en ir contigo, Libba Gutiérrez.
-Deberías tenerlo. -dije pensando en un helado.
-Libba Gutiérrez. - llamó, aunque estaba frente a él.
-¿Sí? -respondí sin dejar de pensar en mi helado.
-Quiero llevarte a tu fiesta de graduación, Libba Gutiérrez.
Y como lo mío no es lo romántico, ni nada que se le paresca.
-No. -respondí lo más borde que pudo salirme. - Yo no bailo. No me gustan las fiestas. Casi no tengo amigos.
-Prometo regresarte a las 10 pm. - dijo y cruzó su meñique con el mío. -Por el meñique.
Yo me reí, negando.
-Vas a ir conmigo, quieras o no.- aseguró.- Pero como tienes ojos seguro que quieres.
Estuvimos así un buen rato. Al terminar los helados le dije que sí. No porque me obligó, de verdad quería ir con él. Pero en ese entonces no lo tenía claro.
Después de eso le dije a mi mamá que iba a ir al baile de graduación. Ella al comienzo pensó que bromeaba, pero como yo era yo; supó que hablaba en serio. Se limitó a sonreir y cogerme de la mano dirigiéndome a su cuarto. Se sentó en la cama y supé que ella me iba a dar una charla maternal.
-Libba, falta una semana- sentenció. - Vas algo atrasada, hija. - dijo y se acerco al armario buscando algo, movía muchas prendas mientras hablaba.- ¿Sabes que es ell cumpleaños de tu hermana, no?
-Sí- respondí.
- Bueno, la verdad, no importa. Es tu fiesta, tienes que disfrutarlo.- dijo y saco una funda. Lo pusó sobre la cama.- Como tú comprenderás.- Abrió la funda lentamente tratando de no dañar lo que había dentro.- No hay tiempo para casi nada.- saco un hermoso vestido.- Pero como tienes una madre que piensa en literalmente todo, ya conseguí un vestido.- Me lo entregó.- Espero que te guste.
Me paré con el vestido y me puse frente a un espejo que siempre usa mamá para ver como le queda la ropa a Scarlett, pero esta vez no es ella, soy yo. Era un vestido hermoso, en si no me gustan los vestidos; pero existen excepciones. En si era un vestido muy bonito y simple. Era azul, sin mangas, me llegaba hasta un poco más alto de la rodilla. No, no era entubado, era suelto como si fuera un vestido de campo.
-Gracias, mamá.- musité. Pensaba en que ya estaba todo listo, así lo sentía.- Supongo que no necesito nada más.
-¿Como?- dijo mi madre.- Falta más.- yo voltié y alzé una ceja.- Peinado, maquillaje, calzado, accesorios... Falta mucho por hacer. Es una semana, no tenemos tiempo.
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10 ventajas de ser callada.
Teen FictionLibba sabe que con sus problemas no puede hacer nada. Y que mortificarse por eso sería en vano. Decide ver el lado positivo y escribe 10 ventajas de ser callada. Pero, ¿Qué pasaría si alguien las lee? Más específicos. ¿Qué pasaría si él las lee?