-Si es que eres una tolai, tú. –Dijo Enzo riéndose de mi cara.
Cinco minutos después no aguantaba más. Así que decidí levantarme e ir al baño delantero. Intenté hacer pis como podía, tiré de la minúscula cadena y me lavé las manos en aquel lavamanos para enanos. Al intentar abrir la puerta, no se abría.
No, no podía tener tan mala suerte, me pierdo en el aeropuerto y me quedo encerrada en el baño claustrofóbico de un avión. No por favor, decirme que es una broma.
Decidí hacer fuerza y empujar la puerta hasta que se abriera, estuve un buen rato, hasta que se abrió de golpe, y sentí que le dio a algo, o a alguien.
-¡AUCH! –Gritó una voz, que me era muy familiar.
Salí del baño a ver a quien había dado.
NO
PUEDE
SER.
Aaron.
Mierda.
Me quedé paralizada al verlo, el corazón se me volvió a acelerar, parecía que se me fuera a salir por la garganta, el estómago se me estremeció. Y la preocupación que tenía, era evitar no quedarme roja como un tomate, y no el daño que le habría podido causar.
Cuando le miré y le ví con una mano en la cabeza por el dolor, tuve que hacer algo, obviamente.
-Lo siento. Lo siento Aaron, fue sin querer. –Le dije, disculpándome por segunda vez a la misma persona en menos de 5 horas, olé mi torpeza.
Al oir mi voz, levantó la cabeza dispuesto a mirarme.
-Vaya, la chica torpe que se pierde en el aeropuerto, se choca conmigo y me pega portazos. –Me dijo intentando aguantarse el dolor. –Buena manera de empezar el verano. –Dijo riéndose.
-Buf. No me lo recuerdes. Anda espérate que voy a pedir que te pongan algo.
-Sí, pero si me permites, antes me gustaría ir al baño, a lo que he venido.
-Si, entra, y haz... tus necesidades... Digo, voy a buscar algo... -Dije sonrojándome y muriéndome por la vergüenza.
¿Qué estoy diciendo? ¿QUÉ COÑO ME PASA? SOY ESTUPIDA.
Al salir una azafata le dio un poco de hielo y una pomada para que no se le hinchara. Mientras yo fui a sentarme a mi asiento, pasaba de quedarme allí y hacer más el ridículo.
-Si que has tardado yendo a mear. ¿Te has quedado a gusto? –Me dijo Enzo riendo.
-Ui si, mucho. –Dije irónicamente.
Decidí ponerme los cascos y oír música tranquila, mientras seguía leyendo.
"Have I found you
Flightless bird;
Jelous; weeping or lost you
American mouth
Big pill; looming"
Los ojos se me fueron cerrando poco a poco, a medida que la dulce melodía de la canción iba sonando, estaba dejando de oír la música, poco a poco, como si el volumen fuera bajando, y al cerrar los ojos por completo, cuando mi cerebro estaba dejando de percibir la realidad...
-¡NOA COÑO! Escucha al chico que te esta hablando! –Me dijo Enzo, tan sútil como siempre para despertarme.
-Gilipollas, estaba empezando a dormirme, tio. ¿Qué pasa? –Dije frotándome los ojos.
-El chico que esta a tu lado, tonta.
Me giré hacia la derecha, y ahí estaba Aaron.
-Aa... Aaron... ¿Qué... Qué pasa? –Le dije con dificultad al hablar, la verdad, estaba muy nerviosa.
-Así que Gayle Forman, ¿Eh? –Me dijo refiriéndose a la autora de mi libro, "Si decido quedarme".-Es precioso... –Continuó, señalando el libro, con una pequeña sonrisa en el rostro.
Vaya, le gusta la literatura.
-Sí, lo es...-Dije.
-"No puedo gritar hasta que me duela la garganta, ni dar puñetazos hasta que me sangre la mano..." –Continué recitando ese fragmento del libro.
-"Ni arrancarme el pelo a mechones, hasta que el dolor de mi cuero cabelludo, me haga olvidar el de mi corazón..." –Seguí. Solté una pequeña risa, no sabía que decir.
Hubo un silencio entre los dos.
-Y bueno... ¿Qué... Qué querías? –Le pregunté un poco para romper esa tensión.
-Ah sí. Se te ha caído esto, al salir del baño.-Me dijo dándome la pulsera que me regaló Ari por mi cumpleaños. Nuestras manos se tocaron, eso hizo que mi piel se erizara, y sintiera un escalofrío por todo el cuerpo.
-Gracias Aaron. –Le dije. –Es muy importante para mi.
-De nada....-Dijo esperando a que le dijese mi nombre.
-Noa.
-Noa. –Repitió.
Nos quedamos los dos en silencio, ninguno sabía que decir, mi mirada se clavó en la suya, no podía evitarlo, no sé que me pasaba.
-Se tiene que sentar, el avión va a aterrizar dentro de un rato. –Le dijo una azafata a Aaron.
No pude decirle nada más, él se fue hacia los asientos de atrás, tal y como le guiaba la azafata. En fin, cerré el libro y lo guardé.
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Recuérdame.
RomanceMi nombre es Noa. Hace un tiempo no creía en el destino, tampoco en el amor, lo veía absurdo, nunca lo había sentido. No había sentido nunca esa sensación de necesitar a alguien, la necesidad de tener alguien a tu lado que te dé cariño. Hasta que ap...