Reina Del Crimen

Capitulo 13

Ecos del Pasado

La ciudad estaba envuelta en una extraña calma, el tipo de calma que antecede a una tormenta. Alessia estaba en su oficina, frente a una pila de documentos que detallaban los movimientos de Ricci. Pero su mente estaba en otro lugar. La conversación con Alexander la había dejado inquieta. Había algo en él que no encajaba del todo, una mezcla peligrosa de sinceridad y secretos.

Carla irrumpió en la oficina sin anunciarse, su rostro más serio de lo habitual.
—Tenemos un problema.

Alessia dejó los papeles a un lado.
—¿Qué sucede?

—Recibimos un mensaje de nuestros informantes. Hay actividad sospechosa cerca del viejo almacén en los muelles. Parece que Ricci está moviendo algo grande esta noche. Podría ser nuestra oportunidad de descubrir qué está tramando.

Alessia asintió.
—Prepara a los hombres. Iremos esta noche.

La noche era fría y húmeda. El equipo de Alessia llegó al lugar en silencio, mezclándose con las sombras. Desde su posición, podía ver luces encendidas dentro del almacén y el sonido lejano de voces.

Carla le entregó un par de binoculares.
—Mira eso.

A través de las lentes, Alessia vio algo que la hizo fruncir el ceño. Un grupo de hombres estaba descargando cajas de un camión. Pero no eran solo las cajas lo que llamaba su atención. Había un hombre de pie, dando órdenes, con una postura y movimientos que le resultaban demasiado familiares.

—No puede ser...— murmuró Alessia, bajando los binoculares.

Carla la miró con preocupación.
—¿Qué pasa?

—Ese hombre... es Giovanni.

La respiración de Alessia se aceleró. Su hermano, al que había enterrado hacía meses, estaba vivo. Pero antes de que pudiera procesarlo, Carla la sacó de su asombro.

—¿Estás segura de que es él? Podría ser alguien parecido.

Alessia negó con la cabeza.
—Es él. Lo sé. Pero ¿qué diablos está haciendo aquí?

Decidió acercarse más, dejando a Carla con instrucciones de cubrirla. Mientras se deslizaba entre las sombras, escuchó fragmentos de la conversación que Giovanni tenía con los hombres de Ricci.

—Asegúrense de que todo esté listo para la entrega. Ricci no tolerará errores esta vez, decía con autoridad.

Alessia sintió una mezcla de rabia y confusión. Giovanni no solo estaba vivo, sino que parecía estar trabajando para su enemigo.

Alessia no pudo contenerse más. Salió de las sombras, su pistola apuntando directamente a Giovanni.
—¿Qué clase de juego es este?

Giovanni se giró de golpe, y su expresión pasó de sorpresa a algo que Alessia no pudo descifrar. Levantó las manos lentamente.
—Alessia... no es lo que parece.

—¿No es lo que parece? ¡Estás trabajando para Ricci! Tú deberías estar muerto. Yo misma vi tu cuerpo.

Giovanni dio un paso hacia ella, pero Alessia no bajó el arma.
—Por favor, déjame explicarte. No es lo que piensas. Estoy aquí por una razón.

Antes de que pudiera decir más, las luces del almacén se apagaron de golpe. Un disparo resonó en la oscuridad, seguido por gritos y el ruido de pies corriendo. Alessia sintió cómo alguien la empujaba hacia el suelo, y un instante después, estaba siendo arrastrada fuera del almacén por Carla.

Carla y Alessia lograron escapar junto al resto de su equipo, pero el caos en el almacén había desbaratado cualquier intento de obtener respuestas. Una vez a salvo, Carla la enfrentó.
—¿Qué fue eso, Alessia? Si no hubieras salido tan impulsivamente, podríamos haber aprendido algo importante.

—¿Y qué querías que hiciera? Ese era mi hermano, Carla. Él está vivo.

Carla cruzó los brazos, su expresión dura.
—O al menos eso es lo que quiere que creas. Sea lo que sea, esto no cambia nada. Necesitamos un plan.

Alessia no respondió. Su mente estaba atrapada entre la confusión y la traición. Si Giovanni estaba vivo, significaba que todo lo que creía saber era una mentira. Pero ¿quién estaba detrás de todo esto? ¿Ricci? ¿O alguien más?

Esa noche, mientras Alessia intentaba procesar lo ocurrido, recibió un mensaje anónimo en su teléfono. Solo contenía tres palabras:

"Confía en él."

Con los dedos temblorosos, Alessia leyó el mensaje una y otra vez. ¿De quién venía? ¿Se refería a Giovanni? Y si era así, ¿podía realmente permitirse confiar en alguien en un mundo donde la traición era la moneda corriente?

Con más preguntas que respuestas, Alessia se dio cuenta de algo: el juego acababa de cambiar, y ahora todas las piezas estaban en movimiento.