Capítulo 23

1 0 0
                                    

El Eco de la Traición

La ciudad parecía más silenciosa de lo habitual, como si incluso las calles supieran que algo oscuro se gestaba en las sombras. Alessia regresó a su oficina, donde Carla la esperaba con una taza de café caliente y nuevos informes. El cansancio pesaba en sus hombros, pero la adrenalina seguía manteniéndola alerta.

—Lorenzo no estaba mintiendo. —Carla inició, dejando los papeles en el escritorio de Alessia—. Mis fuentes confirmaron movimientos en los alrededores de nuestra base principal. Ricci está consolidando fuerzas.

Alessia tomó un sorbo del café mientras escaneaba los documentos.

—¿Cuánto tiempo tenemos antes de que ataquen?

—Difícil de decir. Podría ser cuestión de días, o incluso horas. Pero hay algo más... —Carla vaciló, lo que hizo que Alessia levantara la vista, frunciendo el ceño.

—¿Qué?

—Nuestros aliados en el este están empezando a cuestionar nuestra fortaleza. Si Ricci logra este golpe, podríamos perderlos.

Alessia apretó los dientes. La estabilidad de su imperio dependía no solo de la fuerza, sino de la percepción de invulnerabilidad. Cualquier señal de debilidad podía ser fatal.

—Necesitamos adelantarnos. Refuercen la seguridad en todas las instalaciones clave y organicen a nuestros hombres para una defensa activa. Si Ricci quiere jugar sucio, le daremos una pelea que no olvidará.

Carla asintió y salió para transmitir las órdenes, dejando a Alessia sola con sus pensamientos.

Más tarde, en el Pent-house de Alexander...

Alessia había aceptado encontrarse con Alexander. No era una visita planificada, pero sentía la necesidad de hablar con él, de buscar claridad en medio del caos. Cuando llegó, la encontró sentado en un sillón con un vaso de vino en la mano.

—No esperaba verte tan pronto. —Alexander sonrió, pero su tono era serio.

—Necesitamos hablar.

Él se levantó y se acercó, dejando el vaso sobre una mesa cercana.

—Por supuesto. ¿Qué ocurre?

Alessia dudó por un momento. Confiar en alguien nunca había sido su fortaleza, pero Alexander era diferente. Había algo en él que la hacía bajar la guardia, aunque solo fuera por unos momentos.

—Lorenzo confirmó que Giovanni está trabajando directamente con Ricci. Y no solo eso, están planeando un ataque directo a mi base principal.

Alexander asintió, su expresión endureciéndose.

—¿Sabes cuándo?

—No exactamente, pero sé que no tenemos mucho tiempo. Necesito moverme rápido, pero esto no es solo sobre Ricci. Giovanni... él conoce nuestras debilidades. Las mías.

Alexander la miró fijamente, luego tomó sus manos en un gesto inesperadamente cálido.

—Giovanni hizo su elección, Alessia. No te culpes por lo que está por venir. Si él se ha convertido en una amenaza, tienes que enfrentarlo como enfrentarías a cualquier enemigo.

Alessia apartó la mirada, luchando contra la mezcla de emociones que la invadían.

—Es más fácil decirlo que hacerlo.

—Lo sé. Pero no estás sola en esto. Déjame ayudarte.

La intensidad en su voz hizo que Alessia lo mirara de nuevo. Por un momento, el peso que cargaba pareció aligerarse. Sin decir nada más, se inclinó hacia él, y sus labios se encontraron en un beso cargado de pasión y urgencia.

Alexander correspondió, sus manos envolviéndola mientras la atraía más cerca. Por unos instantes, el mundo exterior dejó de existir. No había traiciones, ni enemigos, solo ellos dos en una burbuja de deseo.

Cuando finalmente se separaron, ambos respiraban con dificultad.

—Si esto sale mal, Alexander... —murmuró Alessia.

—No lo hará. —Él acarició su mejilla—. Estamos juntos en esto. Pase lo que pase.

De regreso en la base principal...

Alessia llegó a la base para supervisar los preparativos. Los hombres estaban en sus posiciones, las armas listas y las cámaras vigilaban cada esquina. Pero a pesar de todo, había una sensación de incertidumbre en el aire.

—Todo está listo. —informó Carla, acercándose a ella—. Pero Ricci no es tonto. Esto será una batalla complicada.

Alessia asintió, su mirada fija en las pantallas que mostraban las imágenes de las cámaras de seguridad.

—Que lo sea. No pienso retroceder.

Mientras observaba, su teléfono vibró. Era un mensaje anónimo que contenía solo una frase:

"El enemigo no siempre viene de afuera."

El corazón de Alessia se aceleró. ¿Un nuevo traidor? ¿Una advertencia? La posibilidad de que alguien dentro de su círculo estuviera trabajando para Ricci era algo que no podía ignorar.

Se giró hacia Carla.

—Quiero que investigues a todos. Desde los guardias hasta los socios más cercanos. Nadie está exento.

Carla asintió, pero Alessia notó un destello de incomodidad en su mirada. ¿Era paranoia? ¿O Carla también estaba ocultando algo?

La noche se cernía sobre la ciudad cuando un disparo rompió el silencio en los alrededores de la base. Las alarmas comenzaron a sonar, y Alessia supo que el ataque había comenzado.

La guerra que tanto había temido estaba aquí, y esta vez, las piezas del tablero podían derrumbarse más rápido de lo que esperaba. 

Reina Del CrimenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora