Rachel hurd wood como Tamy.
Tenía tantas ganas de llorar, pero no iba a hacerlo, salí de la casa y el señor Webber estaba afuera regando sus plantas, tan pronto me vio me saludó y le devolví el saludo.
-¡Hey muchacho! Tiempo sin verte, ¿No deberías estar en la boda de tu tío?
-Que gusto de verlo, si es que sólo vine a traer algo, ¿No los invitó mi tío?
-Si pero mi esposa esta muy enferma no pudimos ir, ya después me disculpo con él.
-No se preocupe él entenderá.
-Por cierto muchacho, ¿Que pasó con lo de Tamara?
-Creo que finalmente va a descansar en paz...
-¿En serio? ¿Ya no la has visto?
-No, hace tiempo se fue y no volverá, yo haré mi vida y ella va a descansar en paz.
-Que bueno pobre niña Dios la tenga en su santa gloria.
-Si señor Webber ojala así sea, le dije y miré hacía la casa, Me disculpa ya debo irme a la fiesta me alegro mucho verlo ojalá su esposa mejore me la saluda de mi parte si.
-Ah claro muchacho no te quito más tu tiempo yo le digo, un gusto verte que te vaya bien.
-Gracias hasta luego.
Haber saludado al señor Webber me había ayudado a calmarme y no explotar en llanto o furia, pero no me había gustado mentirle, supongo que ahora que Tamy sabía que yo haría mi vida y estaría con Elena sean motivos suficientes para que finalmente se vaya al otro mundo.
Traté de controlar mis emociones en la fiesta, me divertí bailando con la tía Mónica y mis primas, también baile con mamá y con Elena por supuesto quien se veía hermosa con su vestido color pastel, era un vestido muy elegante que le quedaba ajustado y dejaba ver su perfecta y delgada figura, su cabello estaba recogido por un hermoso moño que dejaba sueltos unos mechones de cabello cerca de su oreja, mientras bailaba con ella la miraba y por primera vez en mucho tiempo sentía una chispa, a lo mejor era momento de ser feliz y olvidar a ese ángel y amar a esta hermosa mujer, a ese ser que me ayudaba a seguir a pesar de que yo no daba el 100%.
Ver a mis parientes todos reunidos era increíble, recordé muchos viejos tiempos y también las viejas reuniones familiares cuando todos éramos unos chiquillos, ahora ya todos habíamos crecido y los hijos de mis primos eran ahora quienes jugaban en nuestro lugar.
A lo lejos y en una silla de ruedas estaba la bisabuela Betsy, estaba ya tan anciana que no podía caminar y padecía de demencia senil que es una enfermedad degenerativa del cerebro y causa que los ancianos olviden las cosas y repitan lo que dicen, por eso me parecía triste ver a la bisabuela así quién una vez fue la que nos regañaba y le teníamos miedo. Me acerqué a ella para saludarla.
-Bisabuela Betsy ¿Te diviertes?
-¿Eres tu Charles? Preguntó la bisabuela ajustando sus grandes anteojos.
-Soy Benjamin tu bisnieto.
-No te recuerdo, ¡Ah si! Tú una vez me quebraste un jarrón muy caro traído de Japón.
-Jajaja que mal que recuerdes eso.
-¿Y quien es la hermosa joven que te acompaña?
-¿Ya la viste? Se llama Elena es mi novia, esta allá con mamá.
La bisabuela enfocaba su vista a mi lado y luego miraba a Elena, parecía confundida y esforzaba su vista.
-No muchacho, ella la que esta a la par tuya.