𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 9

553 52 66
                                    

𝑈𝑛𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑚𝑒𝑠𝑎 𝑦 𝑢𝑛𝑎 𝑝𝑒𝑠𝑎𝑑𝑖𝑙𝑙𝑎

La luna, una creciente esfera de plata, comenzaba a elevarse lentamente en el cielo nocturno, proyectando una suave iluminación sobre el entorno. Los grillos cantaban su melodía serena, mientras el río, a poca distancia, chocaban sus aguas contra las rocas, creando un murmullo constante. El aire estaba impregnado de la fragancia de las flores silvestres y el suave olor a humedad.

En un claro rodeado de árboles altos, Itadori se encontraba agachado, de rodillas contra el suelo, su corazón palpitaba con fuerza y sus mejillas ardían de rubor. Mai, con una delicadeza inesperada, sostenía su rostro entre sus manos, con su mirada fija en los ojos de Yuji.

La proximidad de la Zen'in hacía que el calor de su cuerpo se sintiera intensamente, y la suavidad de sus dedos sobre su piel hacía que Yuji se sintiera vulnerable y emocionado.

La luz de la luna, ahora más intensa, bañaba la escena, destacando los detalles de sus rostros y cuerpos. El silencio era casi palpable, interrumpido solo por el canto de los grillos y el suave susurro del viento.

Mai se acercaba lentamente, con sus labios casi tocando los de Yuji. Sus ojos se cerraban, esperando el instante perfecto, mientras su respiración se hacía más lenta y profunda…

Pero rápidamente, Yuji tomó el rostro de Mai y la alejó, evitando un beso inminente. Se inclinó hacia atrás, separando sus cabezas lo más posible, estando ahora frente a frente con la tensión más relajada.

—¿Mai? —dijo al soltar su rostro.

—¿Si? —su voz temblaba, mientras sus ojos se desviaban nerviosamente.

Itadori esperó una respuesta, pero el silencio de Mai le dijo que ella no se la daría.

Suspiró y continúo:
—La tienda de acampar. Debo armarla, ya se hizo de noche.

—Lo siento, no sé qué me pasa —murmuró, sin mirar a Yuji— Iré a comer algo —dijo al levantarse— ¿Trajiste otra cosa que no sean malvaviscos en tu mochila?

Itadori ladeó la cabeza al mirarla desde abajo, confundido. El giro repentino de la conversación lo desconcertó.
—Si, busca que debe haber hamburguesas —respondió.

Mai sonrió débilmente, aliviada por la distracción. Se dió la vuelta, y comenzó a caminar hacia la mochila, ubicada a unos diez metros de distancia. Su cabello corto ondeaba al viento mientras se alejaba.

Yuji la miró, confundido, sin entender qué había pasado. La tensión se disipaba, mientras era reemplazada por un silencio incómodo. Mai se detuvo frente a su mochila, sin mirar hacia atrás, y comenzó a buscar dentro.

Su figura se desvaneció en la oscuridad, dejando a Yuji solo, con el corazón palpitando. El río susurraba suavemente, y los grillos cantaban su melodía serena, pero Itadori no escuchaba nada más que el silencio incómodo que Mai había dejado atrás.

Yuji suspiró y se preguntó que fue todo eso. Pero trataría de no pensarlo tanto para comenzar a armar la tienda…

La confusión y el desconcierto de Yuji se disipaban con cada movimiento preciso al armar la tienda.

La lona crujía suavemente al tensarse, y los palos se ajustaban con un clic satisfactorio, como una sinfonía de seguridad. La noche fresca y serena lo envolvía, cargada del aroma de la naturaleza. El susurro de la brisa nocturna acariciaba su piel, calmándolo.

Después de unos minutos, la tienda se erguía, era un refugio acogedor. Yuji se sintió satisfecho con su trabajo, y su cansancio del día se apoderó de él. Entró en la tienda, y el suave abrazo de la tela lo envolvió. Se acostó en el suelo, sintiendo comodidad y seguridad.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 09, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Sukuna... ¿es bueno?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora