𝐸𝑙 𝑒𝑛𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑟𝑜
Un nuevo día amanecía, pero para Naobito Zen'in, la luz del sol no traía consuelo. Otra pesadilla lo había sacudido de su sueño, dejándolo con una sensación de inquietud que persistía. Mientras se incorporaba en la cama, su mirada cayó sobre la nota que descansaba en su mesilla de noche. Una reunión de emergencia, convocada por Ougi, no presagiaba nada bueno.
Naobito se vistió rápidamente, su mente especulaba sobre el motivo de la reunión. Al llegar al salón principal del clan, su corazón se detuvo. Todo el clan Zen'in estaba reunido, una escena inusual que desataba su curiosidad.
Con una sola mirada, Naobito absorbió el ambiente tenso. La luz de las lámparas de papel reflejaba la brillantez de las armas blancas que muchos de los presentes empuñaban, listas para un combate inminente. Su instinto le decía que algo estaba muy mal.
El grupo de élite Zen'in, liderados por Naoya, era al parecer los únicos desarmados en la sala. Sin embargo, Naobito sabía que eso no los hacía menos peligrosos. Su mirada se posó en los rostros familiarizados de los miembros del grupo, cuya habilidad y astucia eran de temer.
Naobito exhaló un suspiro cansino y dirigió su mirada hacia el centro del salón, donde Ougi lo esperaba con una expresión seria. La tensión en la habitación era palpable, y las miradas de los demás miembros del clan parecían clavarse en su piel como dagas. Sin embargo, Naobito no se inmutó, su rostro manteniendo una calma imperturbable.
—Aquí me tienes —dijo, rompiendo el silencio glacial que llenaba el salón— ¿Necesitas algo de mí, Ougi? —su voz sonó tranquila y segura, sin un atisbo de nerviosismo.
Al acercarse a Ougi, Naobito sintió el peso de las miradas sobre él, pero no se dejó intimidar. Su paso fue firme y deliberado, como si desafiará a cualquier persona que se atreviera a cuestionarlo.
—Sí. Queríamos hablar sobre Maki —dijo Ougi, con su voz baja y seria, cargada de una tensión que hacía que el aire pareciera vibrar.
Naobito arqueó el entrecejo, su mente anticipando lo peor. «Mierda, ya sé a dónde va esto...», pensó, con una sensación de molestia creciendo en su interior como una llama lenta.
—¿Le sucede algo a Maki? —preguntó Naobito, fingiendo inocencia y desinterés, sonriendo con un tono ligero y casual. Pero su mirada delataba una alerta interna.
Ougi se inclinó hacia adelante, con su rostro endurecido y sus ojos brillando con una ira contenida.
—¡No es un juego! —gritó, con su voz cortando el aire como un cuchillo, haciendo que los demás Zen'ins se inclinaran hacia adelante, ansiosos por la confrontación— Ella está manchando el nombre de nuestro clan. ¡No entiendo cómo permitiste que se vaya por ahí como si nada!Naobito se encogió de hombros con su expresión aún relajada.
—Tranquilos, tranquilos… —su voz comenzaba a reflejar una chispa de irritación— Ella no llegará muy lejos como hechicera.Ougi se puso de pie.
—Y aunque no lo haga, manchará el prestigio del clan —gruñó, con su mirada cargada de desprecio— Naobito, ¿por qué las defiendes? ¡Son gemelas! Ya fue mucho perdonarles la vida.—¡Cálmate Ougi, recuerda que son tus hij...!
—¡Esas cosas jamás podrán ser mis hijas! —Ougi gritó, su rostro era rojo de ira, y con su voz, hizo que los demás Zen'in se levantaran de sus asientos, uniéndose al coro de desaprobación.
—Ougi…
—¡No! Escucha Naobito, nos cansamos de que las protejas —dijo Ougi con su voz cortante, mientras los demás Zen'in coreaban su apoyo, creando un clamor que llenaba la habitación.
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Sukuna... ¿es bueno?
FanficUn humano puede convertirse en maldición, ¿pero una maldición puede convertirse en humano? Ese tipo de preguntas no le dejan dormir a Kenjaku. Y si es necesario, moldearía el destino para conseguir su respuesta.