Era de noche y llovía gracias a la amable Juvia que había utilizado sus poderes para que lloviera a cántaros y pudieran ocultarse mejor.
Las tres chicas entraron en el primer piso de las mazmorras.
-¿Sabéis lo que debemos hacer?-les preguntó Lucy para asegurarse.
Las dos peliazules asintieron. Y con mucho sigilo recorrieron todos los pisos hasta llegar al último donde estaban los desgraciados de su antiguo gremio.
Llegaron a un especie de cubo donde estaban todos sus anteriores amigos y les liberaron.
-¿Levy? ¿Juvia? ¿Lucy?-preguntó incrédulo Tora.
-Las mismas-dijeron estas con una sonrisa.
Todos se situaban detrás de Tora quién era el único que no temblaba de miedo y no tenía la cara desencajada de temor. Sus rostro solo reflejaba pena y tristeza por sus antiguas amigas.
-Habéis venido a matarnos ¿verdad?-preguntó Tora para asegurarse. Su voz no temblaba ni se quebraba. Era firme y clara.
-Sí-dijo Lucy.
Las personas allí presentes ahogaron un grito.
-Muy bien-dijo Tora con una sonrisa-matadme a mí primero si no os importa.
-Cómo tú quieras-dijo Juvia.
Tora se acercó a ellas y cerró los ojos. Por fin podría reunirse con su amada Karen.
-¡Te amo Karen!-gritó antes de que las tres le dieran el golpe definitivo.
Cuando acabaron con él el cuerpo de Tora se desplomó en el suelo. Ya no había nadie, solo quedaba la cáscara.
Las tres miraron fijamente a sus compañeros y sonrieron divertidas. Dos segundos después comenzó la matanza.
Acabaron con todos y cada uno de ellos. Sus manos, piernas, caras, pelo y ropas estaban manchados de la sangre de sus víctimas.
De repente se oyó un ruido y tres figuras aparecieron en frente suyo. Las tres sonrieron, sabían perfectamente quienes era.
-Por fin Falling Angels-dijo Juvia con una sonrisa tétrica en sus labios.
-Espero que hayais vivido una vida plena porque aquí se han acabado vuestras vidas-dijo Toshiro con seriedad.
-¡Luchemos malditos traidores!-gritó Levy llena de furia.
Las tres se lanzaron sobre Toshiro, Kenta y Maeda. Fue una batalla entretenida en la que ninguna de las partes se daba por vencida. A veces ellos las superaban claramente y otras veces estaban a la par.
Varios golpes se oyeron. Procedían de arriba.
-Parece que tenemos compañía-comentó Kenta.
-Si ellos no os matan ya nos veremos en otra ocasión-dijo Maeda sonriendo.
-Ha sido una buena batalla-comentó Toshiro.
Los tres se convirtieron en sombras y desaparecieron.
-¡Hijos de puta!-les gritaron las tres a la vez.
Cientos de guardias aparecieron.
Las tres estaban muy heridas por el combate contra Falling Angels y muy cansadas por matar a tanta gente y combatir contra Toshiro y los demás, así que decidieron huir.
Lo consiguieron al principio pero pronto las alcanzaron. No estaban en plenas facultades.
-Está claro que tendremos que pelear-dijo Lucy molesta.
-¡No vamos a poder con tantos!-se lamentó Juvia.
-¡Huid chicas!-exclamó de repente Levy dejando a sus amigas sin aliento.
-¿Qué?-gritó Juvia.
-¡Jamás!-dijo Lucy sin pensárselo.
-¡Las tres juntas no vamos a salir de aquí!-dijo Levy.
-Pero...-protestó la rubia.
-Vengaros de Fairy Tail y de Falling Angels por mí-dijo Levy.
Lucy no estaba dispuesta a moverse pero Juvia pilló en seguida el mensaje de Levy. Prefería morir aquí antes de que su venganza no se cumpliese. Era un gran sacrificio.
Juvia agarró de la mano a Lucy y huyó con ella dejando a Levy sola.
Por el camino Lucy gritaba y pegaba a Juvia para que la dejase volver a por Levy. La maga de agua lloraba por su amiga. Pero no podía hacer nada. Ella había decido morir por ellas.
Cuando estaban lo suficientemente lejos de Era soltó a Lucy que cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar.
Juvia se arrodilló en frente de ella llorando. La agarró de los hombros y la sacudió para que la mirase a la cara.
-Tenemos que dejar de llorar y cumplir el objetivo por el cual ella ha dado su vida. Se lo debemos.
Lucy asintió y aun sabiendo que era verdad abrazó a Juvia mientras lloraban.
Las dos recordaron que cinco años atrás jamás se hubieran imaginado que iban a acabar así.
