Rogue y Levy por fin llegaron al edificio de Fairy Tail. Rogue sujetaba a Levy, ella no podía mantenerse de pie sin su ayuda, las piernas le temblaban de lo nerviosa que estaba. Había estado más veces allí, pero sienpre que iba se ponía muy nerviosa. Recordaba por todo lo que habían pasado Lucy, Juvia y ella.
-Tranquila-le susurró Rogue al oído. Como siempre, consiguió tranquilizarla.
Rogue llamó a la puerta y una amable Mira apareció tras ella abrindola.
-¡Bienvenidos!-dijo con su mejor sonrisa.
-Hola-susurró Levy nerviosa.
-Pasad-les ofreció la albina mayor.
Los dos pasaron. Gajeel corrió a besar a Levy en cuanto la vio. Hacía dos semanas que no veía a su enana.
Rogue carrraspeó incómodo y la peliazul se separó de su novio.
-No estamos aquí de visita-dijo Rogue.
Levy casi nunca hablaba allí.
-Sting ha sido secuestrado por Falling Angels y queremos que nos ayudeis a rescatarlo.
Todos esclamaron por la sorpresa.
-Yo os ayudaré-se ofreció Natsu en seguida. Quería volver a ver al bastardo que había engañado a Lucy y darle una paliza.
-Bien. ¿Alguien más?-preguntó Rogue.
-Yo-dijo Gray levantando la mano.-Esos idiotas se creen mejores que este gremio y no lo pienso permitir-añadió.
La verdad es que ese no era el verdader motivo. Él quería vengarse del tipo que le había robado a Juvia.
Rogue asintió y hunto a Levy salió del gremio. Detrás de ellos iban Gray, Natsu y Gajeel.
Mientras tanto, en la misma taberna de hace unos días en Crocus. Lucy y Juvia seguían bebiendo. Su motivación estaba por los suelos.
De repente, una persona entró por la puerta de la taberna arrancándola.
Juvia y Lucy torcieron la cabeza para mirarle. En cuanto le vieron la sangre de sus venas se heló.
-Dadme una cerveza-ordenó. Tenía el pelo y los ojos castaños, una barba fina le cubría parte de la cara, con los años sus rasgos se habían hecho más duros y tenía algunas arrugas. Pero aunque hubieran pasado cien años Juvoa y Lucy le reconocerían. Era Raidon Maeda de Falling Angels.
Maeda echó un vistazo por todo el bar. Su mirada se detuvo en las dos amigas que le miraban con odio y rencor. Tras varios segundos mirándolas fijamente apartó la mirada, no las había reconocido.
-¿Qué debemos hacer?-susurro Juvia a su amiga sin apartar la vista del recién llegado.
-Seguirle para descubrir donde están los otros-le respondió su amiga.
La peliazul asintió.
Pidieron la cuenta al camarero, pagaron y salieron del lugar. Esperarían a Raidon ocultas en la calle para seguirle y que no sospechase nada.
