Daniel Ricciardo es el piloto de RB en su camino para volver donde empezó, Red Bull, pero el equipo tiene otros planes. Tras una temporada sin llegar a los puntos deciden reemplazarlo por un rookie de la F2 que parece que promete, esto lo lleva a en...
Salí de casa después de ajustarme los cordones de las zapatillas, quería salir a correr para despejarme un poco, para como mínimo, dejar de pensar en todo lo que había sucedido últimamente. Empecé a correr a un ritmo lento, dejando que el leve viento frío de la mañana me tocara la cara y despejara todos mis pensamientos. Las calles estaban tranquilas y en silencio, era la clase de silencio que me calmaba, pero ese día, no sabía por qué, no conseguía quedarme tranquilo. Aceleré un poco más el paso, como si intentara escaparme de alguna cosa y justo en ese momento, me di cuenta de que algo no encajaba. Vi un destello rápido de entre los arbustos y cuando me detuve para fijarme más, de él salieron 2 personas, uno con el micro y el otro con la cámara haciendo fotos.
La calma que llevaba tiempo buscando se rompió en un solo instante. Mi cuerpo se tensó inmediatamente, sabía perfectamente por qué estaban ahí. Yo no tenía nada que contarles, es más, me había escapado a Faenza justamente por esto, para evitar que me recuerden una y otra vez que había fracasado. Solo quería un poco de paz, ¿tan difícil es?
Fingí ignorarlos y aceleré aún más el paso, pero en seguida noté que me seguían mientras lanzaban preguntas que querían que contestara. Traté de despistarlos escondiéndome en un lugar y esperando a que se vayan. Esperé durante un buen rato, hasta que escuché el motor de un coche encenderse y alejarse del lugar, suspiré de la tranquilidad que parecía haber regresado y volví a mi casa totalmente agotado. Cuando entré, jadeando y sudando, cerré la puerta con fuerza tras de mí. Me apoyé en ella, dejando caer la cabeza hacia atrás mientras trataba de recuperar el aliento.
—Ya has vuelto, ¿todo bien?—preguntó Harper desde la cocina, entonces me llegó el olor a chocolate y me pregunté que estaba haciendo, pero al parecer sin haberlo dicho, contestó—Estoy haciendo brownies, leí por alguna parte que ayudan a los deprimidos.
—No estoy deprimido, solo... perdido.
—¿Y no es lo mismo?—preguntó con un tono suave y tranquilo.
Debo reconocer que su pregunta, me dejo pensativo por mucho rato, entré en la ducha para quitarme toda la pesadez de lo que había pasado y muchos pensamientos pasaron por mi cabeza. El agua caliente de la ducha golpeaba mi piel, pero no era suficiente para borrar el malestar que sentía. Cerré los ojos, dejando que el vapor llenara el espacio a mi alrededor, y las palabras de Harper resonaron como un eco en mi interior. ¿Y no es lo mismo?
Salí de la ducha después de un rato, me puse ropa limpia y cómoda, y regresé a la cocina. Harper había sacado los brownies del horno y los había cortado en cuadrados casi perfectos. Estaba colocando algunos en un plato cuando me miró, estudiando mi expresión como si pudiera ver más allá de las palabras que decía, nos sentamos en la mesa y acercó un plato hacia mí con una leve sonrisa. Cogí un pedazo, lo mordí, y el dulce sabor del chocolate inundó mi boca. Aunque era bueno, no podía disfrutarlo del todo; algo dentro de mí seguía inquieto. Nos quedamos por un buen rato conversando sobre diferentes temas, yo evitaba todo el rato hablar sobre como estaba, pero siempre Hannah encontraba la manera de hacerme hablar.
—Por cierto, ¿sabes algo de Maya?
Levanté la mirada hacia ella, pero no respondí de inmediato. Había tratado de evitar ese tema durante semanas, de bloquear la sensación de vacío cada vez que veía su nombre en mi teléfono sin respuesta.
—Llevamos días sin tener contacto, ya no contesta a los mensajes.
—Eso no tiene sentido, ¡si os la pasabais hablando!—exclamó sorprendida—¿Crees que está bien?
—No lo sé, la verdad—respondí y era la verdad, no sabía nada de ella y me dolía más de lo que podía llegar a parecer. Justo en ese momento, Hannah sacó su móvil y empezó a buscar algo en internet a lo que inmediatamente me tensé—No hace falta que...
—Solo quiero ver si hay algo sobre ella—me interrumpió, deslizando el dedo por la pantalla.
—Harper no lo hagas...—traté de suplicar, pero era tarde, sus ojos ya se habrían detenido en algo y vi como su expresión cambiaba—¿Qué pasa? ¿Qué has encontrado?
Giró lentamente la pantalla hacia mí. Era un artículo. El titular decía: "Maya Sinclair: del estrellato al escándalo." El artículo estaba acompañado por una foto de Maya saliendo de algún evento, su rostro claramente marcado por lágrimas. Su mirada estaba clavada en el suelo, mientras los flashes de las cámaras la perseguían sin piedad. Harper siguió desplazándose, y apareció otro titular. "La diseñadora acabada: Virella Yu se venga de Maya Sinclair por arruinar el evento"
—Déjame ver eso—dije, tomando el teléfono de sus manos. Había más artículos, más imágenes. Me mostraban una versión de Maya que no reconocía, una versión que estaba siendo destrozada públicamente.
Entonces apareció un video. Harper lo reprodujo antes de que pudiera detenerla. Mostraba a Maya saliendo de una ceremonia, rodeada de periodistas que le lanzaban preguntas al aire.
"¿Es cierto que querías arruinar el evento porque Teresa ganó en tu lugar?"
"¿Qué tienes que decir sobre las acusaciones de plagio?"
"¿Por qué saliste corriendo de la ceremonia?"
Maya no decía nada. Solo caminaba, con los hombros tensos y la mirada fija en el suelo. Pero lo que realmente me impactó fue cómo sus manos temblaban mientras trataba de abrir la puerta de un coche, estaba al borde del colapso.
—¿Por qué no dijiste nada de esto?—preguntó Harper, con los ojos llenos de preocupación—¿Sabías lo que estaba pasando?
—No tenía idea—admití, apenas en un susurro. Tomé mi teléfono y la llamé sin pensarlo dos veces. El tono sonó, una y otra vez, pero nadie contestó. Lo intenté de nuevo, y de nuevo, con el mismo resultado—No puedo quedarme aquí, debo ir a buscarla.
—Voy a ir contigo.
Ambos nos levantamos y nos dirigimos al garaje, ella se subió al asiento de copiloto y yo al de conductor y conduje hasta la estación de tren más cercana y tomamos el primer tren hacia Vernazza. No pude evitar pensar lo idiota que había sido, no me había dado cuenta de todo lo que le estaba pasando a Maya. Se estaba enfrentando a todo esto sola y parte de eso era culpa mía, debería haber sospechado al ver que no contestaba, pero decidí ignorarlo porque tenía otros problemas cuando sabía perfectamente que quien me preocupaba más en ese momento era ella. Nos esperaban 4 largas horas de viaje hasta Vernazza, en las cuales Hannah trató de relajarse y tranquilizar mis preocupaciones, pero era algo un tanto imposible, estaba demasiado nervioso como para mantener la calma y justo en una situación como esa.
Holaa de nuevo jsjs. Siento deciros que el reencuentro no está tan cerca como podéis llegar a pensar T T, sorry. Espero que, como siempre, os esté gustando la historia y ya me iréis diciendo que tal. Byee<33
Pd: Kimi os desea felices fiestas y yo también sjsj<33
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