𝖳𝗁𝖾 𝖯𝖾𝗇𝗍𝗁𝗈𝗎𝗌𝖾: 𝖶𝖺𝗋 𝗂𝗇 𝖫𝗂𝖿𝖾 - 𝗚𝗢𝗗𝗗𝗘𝗦𝗦 𝗟𝗘𝗩𝗘𝗟 ✔︎

Episodio 27

Y el asesino de Min Seol Ah es...

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Estaba en casa pensando en mi patética vida, ahora si ya no me quedaba una razón para vivir. Por lo único que me había quedado era por Suho y ahora el ni siquiera estaba aquí, observo el techo de mi habitación con mucha atención.

Mi ejercicio se vio interrumpido por el sonido del timbre, me levanto de la cama sin nada de animo y voy hacía la puerta encontrándome con la señora Shim quien sonríe al verme.

— Buenas tardes Señor Shim, pase por favor.

Me hago a un lado para que la señora Shim pase, ambas caminamos hacía el mueble y nos sentamos en el.

— Angel, ¿como seguiste? — pregunta poniendo mis manos sobre las mías.

— Mejor señora Shim, gracias por preguntar – sonrío — ¿que la trae por aquí?

— Hoy planeo ejecutar una parte de mi venganza contra los integrantes del Hera club y los niños, Logan lee me ayudara con esto, pero, quería pedirte a ti y a Suho que se queden con Rona y su madre.

Al escuchar el nombre de Suho siento como mis ojos se aguan, la señora Shim parece notar esto y me mira preocupada.

— ¿sucede algo? — pregunta.

— Señora Shim... Suho y yo... terminamos, bueno, el termino conmigo. Dijo que no quería verme más, que no podía ser novio de una asesina.

Mi voz se quiebra al decir las ultimas palabras, empiezo a llorar desconsoladamente mientras la señora Shim me abraza.

— Ay, lo lamento mucho Angel, no me espere eso de Suho. Pero no te preocupes, cuentas con mi apoyo para seguir adelante m, por favor, no te dejes caer.

Sigo llorando mientras soy consolada por la señora Shim, mis ojos se empiezan a cerrad y termino dormida en el mueble. Cuando despierto ya es de noche y la señora Shim ya no está ahí, me levanto de aquel lugar y quedo sorprendida al ver a Suho allí.

— ¿Que... haces aquí? — preguntó sosteniendo mis manos.

— Vine por algo que se me olvido, no creas que es otra cosa — se da la vuelta — y mi madre manda a decir que el problema de tu tutor esta solucionado, ahora legalmente es Logan Lee.

Antes de que cruzara la puerta corrí hacía el lastimando mi pie en el camino, me aferro fuerte a su torso esperando a que el haga lo mismo.

— Angel, déjame, ¿cuantas veces debo decirte que ya terminamos?

— Vuelve conmigo... por favor...

— No – dice y se va.

Otra vez, se va.