Un nuevo refugio

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Rei se levantó, cerró la puerta y se sentó con calma en la cama. Dió unas palmadas a su lado indicándole a la pequeña que se sentará. Ya ambas sentadas, Rei tomó a su ahora pequeña hija de las manos y la miró a los ojos.

— Fuyumi Todoroki, ¿qué fue todo eso?

La pequeña se molestó por como la llamó su madre. En verdad ya no quería ser una Todoroki y su madre parecía que no lo entendía o simplemente no le importaba. Era obvio, después de todo, ¿quién tomaría en cuenta a una chiquilla como ella? Pero no quería estar en enemistad con su madre también, ya no le quedaba nadie más; así que evitó mostrar su enfado, y no contestó. Rei tampoco lo hizo y el silencio se hizo presente. Cuando la pequeña ya no soporto más el silencio suavizó la mirada y rompió el contacto visual.

— Lo siento mamá. No te enojes – el tono de la pequeña era como si la hubiesen regañado.

— No estoy enojada, es solo que… tú no eres así. No logró reconocerte. Sé que no tengo derecho a exigirte algo y mucho menos a pedirte que actúes de alguna forma, pero me cuesta aceptar que odies a tus hermanos cuando durante toda tu vida demostraste que eran de lo más importante para ti. Tú no eres alguien rencorosa, nunca odiaste a tu padre y…

— Pues que tonta era – interrumpió a su madre con una voz baja y amarga.

Giró el rostro, evitaba hacer contacto visual, aún así Rei notó la expresión que tenía. Más que enojo, parecía estar triste. Rei se acercó a su hija y con delicadeza acunó la cabeza de la niña en su vientre mientras la abrazaba.

— No eras tonta, solo inocente y optimista. Nunca te rendiste con nuestra familia y lograste evitar que los Todoroki se cayeran a pedazos tú sola – Fuyumi la miró expectante y Rei habló con una calma tranquilizadora –. Toda la familia te quiere mucho. Por eso, te pido que intentes llevarte bien con tus hermanos; no importa si no quieres perdonar a tu padre, ellos no tiene la culpa de los sucedido, tú misma lo has dicho muchas veces: los hijos no deberían pagar los errores de los padres. No quiero que te sientas forzada a forjar una relación con Natsu y Shoto, pero ¿podrías darles una oportunidad? A fin de cuentas, llevan la misma sangre que tú.

La pequeña pareció pensativa mientras miraba sus manos. Volvió la atención a su madre y la miró por unos segundos antes de hablar.

— ¿Me sacaron la sangre y se la pusieron? ¿O la comieron? ¡¿Son vampiros?!

Fuyumi dijo eso algo alterada, como si de verdad creyera que sus hermanos podían ser vampiros. Recordó lo sucedido esa madrugada, eso explicaría que hacian rondando por su habitación a altas horas de la noche. Pero se supone que los vampiros, fantasmas y monstruos no existen.

Por un momento Rei parecía confundida, pero su rostro pasó de confundió a divertido en un instante, había olvidado lo ingenua que podía ser Fuyumi. Rió ligeramente y procedió a aclarar las cosas.

— No cariño, me refiero a que como tú, ellos son hijos míos y de Enji.

— Oh – miró el paisaje por la ventana –. Mami.

— ¿Si?

— ¿Qué le pasó a Toya? ¿Cómo murió?

El ambiente se tenso por la pregunta,. Ambas permanecieron en silencio, una esperando la respuesta y la otra sin saber cómo hablar.

A Rei se le había formado un nudo en la garganta, que no solo le impedía hablar, sino que le dificultaba respirar. No quería revivir esos recuerdos tan sombríos y sabía que esa no era la intención de Fuyumi, aunque tampoco entendía por qué querría saber eso.

También estaba el dilema de si decirle la verdad. No quería arruinar la imagen que tenía de su hermano mayor. Ya había sufrido suficiente con lo poco que sabía y Toya era alguien muy importante para Fuyumi, tal vez incluso más que Enji o ella.

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⏰ Última actualización: Feb 11 ⏰

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