Reaccion en cadena

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En la ciudad de Deika se estaba desarrollando un combate. De repente empezó a aparecer un ejército de hombres de traje y máscara negra, que arrasaban con sus enemigos y llenaban las calles a más no poder.

Un hombre se alejaba a toda velocidad de ese lugar con la esperanza de poder escapar. Su equipo había sido masacrado por una adolescente que se había transformado en otra persona y los hizo flotar a una gran altura para después dejarlos caer. Milagrosamente él no corrió con ese destino al usar a uno de sus camaradas como amortiguador, pero eso no lo salvo de salir herido. Se dio cuenta que esa pelea la tenía perdida y que lo mejor sería retirase.

No sabe que sucedió, pero ahora estaba huyendo de una ola de clones que, si lo encontraban, seguro lo acabarían.

Después de no dejar de correr, a pesar del sangrado en su abdomen, logro alejarse de todo aquel caos.

3 dias después...

Un policía conducía a su hogar con las compras que había hecho, silbando tranquilamente.

Mientras, en su hogar, había una sombra que corría por todos lados mientras revisaba los cajones de cada mueble que encontraba, hasta que, en uno, encontró un arma. Se quedó admirandola, hasta que escucho que alguien quería entrar. Se dirigió a la entrada y apunto a la puerta esperando que la persona entrara.

La puerta se abrió dejando ver al oficial que cargaba la bolsa de papel con los víveres.

— Manos arriba.

En cuanto el oficial vio a quien pertenecía la voz sosteniendo el arma mostró un rostro lleno de espanto y casi suelta la bolsa.

— ¡Diana!¡Baja eso!¡¿De dónde lo sacaste?!.

— Estaba en el cajón de tu cuarto. – Le responde inocentemente una niña de 6 años.

— Tendré que asegurar más este lugar, ¿Eh, princesa? – Toma alegremente a la pequeña entre sus brazos, la eleva en el aire, y luego la sienta en su hombro. La pequeña ríe y apoya su cabeza sobre la de su padre. – ¿Dónde está...? – La niña lo interrumpe.

— ¿La señora Higurashi? Tuvo que ir a ver a su nieto porque se enfermo. Dijo que mañana regresaría y que como compensación no necesitabas pagarle este día.

— Nah, no importa. Aunque creo que debió avisarme. ¿Quién quiere pizza para la cena?.

— ¡Pizza! – Grita la pequeña mientras eleva los brazos.

— Vamos a ordenarla.

— Con extra de queso, por favor.

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— Pueden tomar un descanso. Nos vemos en diez minutos.

Todos salieron de la sala, ya sea para ir al baño, comer, hacer una llamada o simplemente tomar un respiro.

Una peliblanca de lentes buscaba en su bolso algo, al no encontrarlo hizo una llamada.

— Hola. – Le contestaron.

— Papá, la reunión se está extendiendo más de lo esperado. Tal vez hoy no llegue a casa y me quedé en algún hotel. Te aviso desde ahora porque perdí mi cargador y me estoy quedando sin batería.

— No lo perdiste, lo olvidaste. Te quise avisar, pero ya te habías ido.

— Oh. – Dijo algo avergonzada por ese descuidó. – Bueno, si no llego a casa ya sabes la razón. De todos modos intentaré llamar de algún teléfono público o veré si me prestan uno en el hotel. – Cuelga.

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