18. Olimpiadas.

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La chica se encontraba nerviosa, demasiado nerviosa; su voz estaba titubeante, sus manos y piernas parecían estar hechos de gelatina y su cuerpo emanaba de todo excepto tranquilidad. Tomó uno de sus spikes torpemente posicionandolo en su pie y se lo ajustó nerviosa, el chico no dejaba de ver la escena de su novia nerviosa por su participación en las olimpiadas estatales de atletismo. El lugar en el que se encontraban es enorme, la pista está deslumbrante y hay un montón de gente caminando de aquí para allá. Ambos habían decidido ir a vestidores a meditar, en realidad, Meibelin necesitaba hacerlo, Geyman sí se encontraba un tanto nervioso pero no dejaba notarlo.

- Meibelin -habló Geyman llamando la atención de la chica- ¿Si? -titubeó ella

- No vas a ganar nada poniéndote nerviosa -aseguró él sonriendo

Meibelin tomó otro de sus spikes y se lo puso nerviosa, sabía que lo que Geyman decía era cierto pero eso no evitaba que no se pusiera de tal manera, eran las estatales y tenía terror cuando veía a aquellas chicas enormes.

- Lo sé -contestó ella

- En estos momentos lo que menos necesitas es estar así -le dijo él

El chico se acercó a ella y tomó su mano estrechandola con suma delicadeza, él comprendía los nervios de la chica, había pasado por algo similar. Le sonrió y acercó su rostro para besarla pero justo cuando la iba a tomar de la cintura, su entrenador Billy los interrumpió.

Geyman soltó un bufido y ella sonrió tímida.

- Es hora chicos -avisó Billy sonriendo

Ella trató de sonreír segura y caminó hacía la puerta para salir pero al asomar su rostro se retiró y devolvió a su lugar.

- Estás en la segunda etapa Meibelin, seguramente salen en 20 minutos y tú Geyman, en 49 minutos estarás en velocidad si mis matemáticas no me fallan -dijo el entrenador y sonrió

- De acuerdo -respondieron ambos

- Sólo disfruten lo que hacen y lo demás vendrá solo -les dijo él

Ella sonrió al escuchar esas palabras, al menos no tiene que sacar un lugar por obligación, disfrutaría su competencia y dejaría pasar todo. Segundos después el entrenador salió mostrándoles una sonrisa.

- Es hora cariño -habló Geyman acercándose a Meibelin

- Vamos -dijo ella sonriendo

Ella se sentía intimidada por todas las chicas gigantes pero también sabía que no debía de ser así, ella llegó hasta ahí y se siente orgullosa. Meibelin vio a Geyman y le sonrió ampliamente al ver su destacado cuerpo, sin duda alguna ese chico es el más apuesto. Meibelin iba a comenzar a caminar hacía la puerta si Geyman no la hubiera tomado del brazo haciendo así que ella se volteara y quedara justo a centímetros del rostro del  chico.

- ¿No hay un beso de buena suerte? -preguntó él sonriendo malicioso

Meibelin sonrió bobalicona al contemplar el rostro de su novio. Mientras que él anhelaba un buen beso de ella, desde que llegaron del viaje no han tenido un momento a solas excepto éste y viendo que Meibelin ha estado tan nerviosa él prefirió sólo dejarlo pasar, a él le encanta visualizarla cuando está nerviosa, hace las cosas torpemente y eso le causa gracia además de que le encanta verla, es tan preciosa, tímida, le gusta de todas las maneras posibles. A Geyman le parece estúpido que ella piense que no es tan linda y extrovertida como todas las chicas y es que es estúpido en verdad. Precisamente Geyman se enamoró de ella por ser introvertida y única, diferente a todo lo usual y por supuesto por su belleza. Él no se lo dice por respeto a ella pero le encanta totalmente su escultural cuerpo, incita a que Geyman se vuelva loco cuando lo ve y sobretodo su rostro, es tan único e irreal. Por fortuna Meibelin ha avanzado mucho con su inseguridad, en realidad, ha avanzado totalmente.

Contra CaraWhere stories live. Discover now