3. Primera vista

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  La noche había llegado. El palacio estaba de festejo como hacía tiempo no se llevaba a cabo y era debido a la mejorada salud del Rey Henry, quién había estado en una profunda depresión y su salud no había pasado su mejor estado los últimos años.

La música y el banquete no se hacían esperar, varios pertenecientes a la corten prácticaban. La familia Carey-Stafford se hallaba allí, disfrutando de aquel gran festejo.; Excepto la joven Siri-Anne, quién se había tomado su tiempo para llegar a la fiesta. Luego de vestirse con una atuendo verde olivo, recoger su cabello de tal forma a como su vida pasada solía hacerlo. Incluso optó por ponerse su cruz de plata en su cuello y además, un detalle que de seguro no pasaría de largo para nadie: un collar corto con una letra B y pequeñas perlas blancas colgando de la letra.; Quizás sería extraño para Catherine y Charles verle con ello pero tenía aseguro el decirles que María se lo había obsequiado de pequeña como recuerdo.

La rubiesilla llegó galantemente a la corte, abriéndose paso contorneándose entre medio de los presentes, sujetaba ligeramente su vestido para caminar; Movía su cuerpo ligeramente por la música. No alcanzaba a distinguir bien donde estaba su familia. Pero ahora eso no importaba.

Un apuesto muchacho le invitó a bailar y ella gustosa acepto...

El Rey estaba sentado en su mesa, sus hijos los rodeaban y su útima esposa sentada a su lado.; Bebía, comía, intentaba disfrutar del momento, del festejo organizado por sus amados en conmemoración de su mejorada salud.

Hablaba por lo bajo con algunos de los que llegaban, pero entre sus charlas no pudo evitar dirigir su mirada hacía la pista donde todos danzaban. Un rostro particular llamó poderosamente su atención.; Parecía el reflejo de un espejo, las facciones a lo lejos podían llegar a ser indistinguibles, incluso podrían llegar a hacerle alucinar cosas.

Pero la doncella a cada paso que cambiaba se acercaba a la mesa incoscientemente, sin dejar de sonreír y bailar con su compañero de danzas. Nunca miró a la mesa directamente, solo cuando la música finalizó, la doncella dirigió su mirada hacía allí y su sonrisa se borró por completo. Y en ese instante el Rey tuvo la alucionación, el deja vú de un rostro que para él, estaba muerto por pedido suyo tantos años atrás...

Siri-Anne hizo una reverencia junto al resto, a modo de respeto hacía Su Majestad y la realeza que allí se encontraba, incluso la que había sido alguna vez su propia hija. Tan bella, tan inocente y podía notarse ese espiritú Bolena en ella.; La rubiesilla mantuvo su mirada en la jovencita de cabello cobrizo. La misma hizo un gesto de reverencia con la cabeza, sabía que era su "prima", pero no sabía quién era en verdad.

La rubia ignoró al rey luego de ello y se fué hacía la mesa donde estaba su familia, siempre manteniendo su forma de doncella, contorneando su contura y luciendo elegante ante el resto. Se sentó junto a su hermano menor Charles y le hablaba por lo bajo, reía y sonreía como bromeando con él.

A lo lejos, el Rey no perdía de vista a la nueva de su corte. Sin duda era similar a quién había sido su esposa tantos años atrás. Incluso lo había ignorado de la misma forma al principio.; Eso le llamaba la atención. Desvió un instante la mirada hacía su hija menor, la hermosa Elizabeth quién estaba hablando con su hermana mayor María.

Su Majestad quedó pensando unos segundos, no le había pasado inadvertido el gesto que la doncella había tenido, esa reverencia a la mesa, pero la mirada hacía Elizabeth por sobre todo.

Volvió la vista a su secretario, al cual le hizo una seña para que se acercase y por lo bajo le preguntó.

— ¿Quién es esa joven? Me llena de curiosidad..

Haciéndole seña hacía donde estaba la misteriosa rubiecilla.; El secretario miró hacía allí, y con suma tranquilidad y con el mismo tono respondió.

— Es Lady Siri-Anne Stafford. Hermana de Lady Catherine Knollys, recién se han mudado a la corte, Majestad.

— ¿Seguro? ¿No tienen más familia aquí en la Corte?

Repreguntó curioso. En ningún momento desvió la mirada, estaba intrigado por aquella jovencita.

— No que yo sepa, Majestad.

— Pues investiga.. Quiero saber más sobre ella.

Ordenó el Rey ansioso y serio. Le hizo una seña para que se alejase y el Secretario obedeció luego de hacer una leve reverencia.

Henry los últimos años no solía interesarse por muchas doncellas, ninguna de hecho le solía dejar una intriga como ella, pero el solo hecho de verle el rostro similar a aquella mujer que conoció le ponía los pelos de punta y al mismo tiempo le daban esa sensación extraña..Solo que no sabía descifrar si era algo bueno o algo malo....

⚜The Tudors: El renacer de una Reina⚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora