Beso Travieso en Londres (Adaptación Itazura Na Kiss)

Capítulo 22. El mejor regalo

Kim

Le conté a mis amigas acerca de la película que Tommy haría, trataba de un apuesto chico que rescataba a una chica, pasaban una serie de eventos y en su cumpleaños él le hacía el mejor regalo de todos, quería algo así para mi cumpleaños, faltaba una semana para eso, pero conociendo a Alexander, eso jamás pasaría. Por esa razón Nicki y Marina apostaron que él no haría algo como eso y Tamara, que se vio envuelta en todo eso gracias a su amabilidad, apostó a mi favor. Rose prometió que se encargaría de que Alexander me diera un regalo como el de la historia, pero yo me negué, no quería forzarlo demasiado y como es mi suegra, seguramente terminaría obligándolo a hacerlo. Durante la cena tocamos el tema de mi cumpleaños, Alexander no opinó al respecto, siguió comiendo y pareció que no escuchó ni una palabra de lo que había dicho acerca de mi celebración ideal.

—Falta un día para tu cumpleaños y no has logrado nada, ¿verdad? —me dijo Nicki, fruncí el ceño.

—No quiero parecer desesperada —dije encogiéndome de hombros.

—Kim, no quiero perder esta apuesta —me dijo Tamara—, ni siquiera estuve de acuerdo.

—Hoy hablaré con él e insinuaré lo de mi cumpleaños.

—Vamos a ganar esta apuesta —dijo Marina, Nicki y ella se rieron, yo las miré mal. Alexander entró a la sala de reunión y se acercó a mí.

—Oye, ¿estás libre mañana? —me preguntó y asentí—. Bien, debo trabajar en la mañana, pero en la tarde te veré en el hotel Royal, ¿lo conoces?

—Sí, el edificio alto de color ámbar —sonreí.

—Exacto —me dijo—, pasaría por ti, pero apenas me daría tiempo de llegar, hice una reservación en el restaurante del hotel.

—¿De verdad? —lo miré incrédula.

—Claro, mañana es tu cumpleaños, ¿no es así?

—¡Sí! —dije sonriente.

—Eso era todo, debía decírtelo ahora porque voy de salida y me quedaré a hacer guardia esta noche, probablemente no te vea hasta mañana.

—Vale, está bien —le dije, estaba demasiado emocionada—, nos vemos mañana —dije, él se inclinó para besarme y me sonrió.

—Seguro, te amo —me dijo y salió de ahí. Nicki y Marina me miraron boquiabiertas.

—Alguien va a perder la apuesta —canturreó Tamara y me abrazó—, estoy feliz por ti, Kim.

—Yo estoy más feliz —dije sin poder quitar a sonrisa de mi rostro. Al día siguiente, salí del hospital y me dirigí a casa, Rose se encargó de maquillarme, peinarme y dejarme linda para la ocasión. Había comprado un vestido amarillo que me llegaba a la rodilla, por primera vez me decidí a usar tacones altos, caminé con ellos durante un rato para acostumbrarme. Ya estaba lista, así que salí de la casa a las seis y media para estar a las siete en el restaurante del hotel. Iba caminando por la calle hacia el suburbano y escuché un estruendo, me acerqué para ver qué había sucedido, un chico había chocado con un camión y salió volando de su moto, el suelo se había llenado de sangre.

—¡Llamen a una ambulancia! —gritó un hombre—. ¡Llamen a la policía! —me abrí paso entre la gente y llegué hasta el herido.

—¿Ya llamaron a la ambulancia? —pregunté.

—Sí, pero hay tráfico y tardará en llegar.

—Du...duele —dijo el chico herido.

—¿Es familiar del chico? —negué con la cabeza.