Capítulo 8. La vida de universitaria que tanto había esperado

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Primer día en la Universidad de Londres, realmente había pasado muy rápido el tiempo. Estaba muy emocionada, iba a estar en el departamento de Humanidades, finalmente uno de mis sueños se había realizado. Hablando de sueños, desde el día de la graduación, había tenido el mismo sueño una y otra vez, siempre era igual, Alexander me besaba y me decía que me amaba, luego despertaba. Todo esto empezaba a fastidiarme porque desde ese día no hablaba con él, juré que lo iba a olvidar y bueno, trataría de hacerlo. Ya me tenía harta dar todo y recibir nada. Tomé una ducha y me vestí con una falda rosa floreada, una blusa blanca y unas zapatillas blancas. Bajé a desayunar con Rose y con Jim, afortunadamente el diablillo no me había dicho nada insultante, es más, no dijo palabra alguna en todo el desayuno, terminó su comida y se fue, mientras tanto, Rose y yo seguimos platicando.

—Te ves muy linda con esa ropa, Kim, pareces toda una universitaria —me dijo, sonrió y se formaron unas cuantas arrugas al lado de sus ojos.

—Gracias, Rose —le dije regresándole la sonrisa.

—Buenos días —la voz de Alexander hizo que mi expresión cambiara.

—Alex, ¿no crees que Kim luce hermosa? —dijo Rose, me preparé para alguna estupidez de Alexander en tres, dos, uno...

—Tan hermosa como un cerdo en vestido —dijo él, cerré los ojos exasperada.

—¿¡QUÉ ES LO QUE TE OCURRE ALEXANDER!? —dijo Rose levantando la voz y frunciendo el entrecejo—. ¡Eres un grosero! ¡Discúlpate con Kim!

—Rose, ¿por qué te molestas? A mí nadie me ha ofendido —dije tomando un sorbo de mi jugo de naranja.

—Pero Alexander acaba de...

—¿Quién? —pregunté haciéndome la que no lo conocía.

—¡Kim! ¿Te has golpeado la cabeza o algo? —preguntó Rose colocando sus manos en mis mejillas.

—Tal vez sí, a lo mejor ésa es la razón de su estupidez —ese idiota habló de nuevo.

—¡Alexander!

—Sólo digo la verdad —dijo sonriendo de lado—. Bueno, me voy —escuché como la puerta se cerraba.

—¿Qué es lo que ocurre con ustedes dos? —me preguntó ella.

—Él puede responderte —le dije tomando mi bolso—. Debo irme también, nos vemos en la tarde me despedí de Rose y salí de la casa. Vi a Alexander un poco más adelante, comencé a caminar detrás de él. No podía creer que a él le diera igual ese beso, por todos los cielos, es que ese hombre no podía ser más frío y sin corazón. Esto se había vuelto realmente incómodo—. ¡Carajo! —solté después de darme un buen golpe con el poste que provocó que terminara en el suelo—. Estúpido poste de porquería, te odio —dije sobándome la frente.

—No insultes al poste, la estúpida fuiste tú —se me había olvidado que él estaba ahí. ¿Era en serio que todas las tonterías que me pasaban tenían que ser enfrente de él? ¡Por favor! Me levanté y seguí caminado.

—Imbécil —dije y él se volteó para verme, abrió la boca para decir algo pero la cerró y siguió caminando. Rodé los ojos y continué mi camino hasta llegar a la Universidad. Mis ojos se abrieron enormemente, era realmente impresionante, el campus era maravilloso. Observé cada detalle, era muy grande y parecía un castillo, las paredes de color ladrillo, puertas de caoba y torres que acababan en picos, era muy barroca, pero hermosa. Busqué el área de Humanidades, para mi suerte se encontraba justo a la entrada de la Universidad.

—Oye, ¿cuándo vas a dejar de seguirme? —la voz de Alexander me distrajo, no me había dado cuenta de que seguía tras él.

—No te estoy siguiendo —dije a la defensiva.

Beso Travieso en Londres (Adaptación Itazura Na Kiss)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora